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ABC MADRID 12-03-2004 página 4
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ABC MADRID 12-03-2004 página 4

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4 Opinión VIERNES 12 3 2004 ABC Director Adjunto: Eduardo San Martín Subdirectores: Santiago Castelo, Rodrigo Gutiérrez, Carlos Maribona, Fernando R. Lafuente, Juan María Gastaca Jefes de área: Jaime González (Opinión) Alberto Pérez (Nacional) Miguel Salvatierra (Internacional) Mayte Alcaraz (Sociedad- Cultura) Ángel Laso (Economía) Pablo Planas (Reportajes- corresponsal político) Jesús Aycart (Arte) Adjunto al director: Ramón Pérez- Maura GUILLERMO LUCA DE TENA PRESIDENTA- EDITORA: CATALINA LUCA DE TENA CONSEJERO DELEGADO: SANTIAGO ALONSO PANIAGUA PRESIDENTE DE HONOR: DIRECTOR: Redactores jefes: V. A. Pérez, S. Guijarro (Continuidad) A. Collado (Nacional) F. Cortés (Economía) A. Puerta (Regiones) J. Fernández- Cuesta (Sociedad) A. Garrido (Madrid) J. G. Calero (Cultura) E. Ortego (Deportes) F. Álvarez (TV- Comunicación) L. del Álamo (Diseño) J. Romeu (Fotografía) F. Rubio (Ilustración) Director General: Héctor Casado Económico- financiero: José María Cea Comercial: Laura Múgica Producción y sistemas: Ignacio Sanz JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS CON ESPAÑA, CON LA CONSTITUCIÓN, CON LAS VÍCTIMAS STA vez no se pudo evitar. Durante muchosmeses, lasFuerzas de Seguridad del Estado han salvado a Madrid del acecho de ETA. Cientos de kilos de explosivos y decenas de terroristas fueron detenidos a las puertas de la capital cuando pretendían convertir esta ciudad, otra vez, en el expositor de su crueldad. Pero lo que ayer sucedió en Santa Eugenia, El Pozo del Tío Raimundo y Atocha desborda la capacidad de previsión más pesimista. Esta vez no se pudo evitar y ETA, -que no ha desmentido su autoría y es destinataria de los principales indicios analizados por las Fuerzas de Seguridad, tambiénatentas a otras vías de investigación- -sin avisar, buscando la masacre, el puro genocidio, ha asesinado a casi dos centenares de ciudadanos. Los expertos apuntan incluso la posibilidad de que los atentados fueran obra de un sector de la banda dispuesto a imponer su línea dura. Sin duda, las proporciones de esta cadena de atentados, la más grave cometida en Europa, no desmienten el estado terminal de ETA ni la extraordinaria eficacia que han demostrado las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Precisamente por esto mismo, porque, como ayer recordó el presidente del Gobierno, José María Aznar, el Estado ha decidido y puesto en práctica que con elterrorismo no hay empate ni negociación, que a los terroristas sólo hay que darles la expectativa de la cárcel, ETA ha querido devolver en un solo golpe todas las derrotas sufridas. Población civil, trabajadores inmigrantes y españoles, estudiantes. Ninguno tuvo la suerte de recibir alguna de esas treguas que dosifica ETA entre nacionalistas y territorios. Nada de asesinatos selectivos entre las fuerzas de ocupación ni objetivos discriminados entre colaboracionistas del Estado esos que tanto han calmado la conciencia de quienes los anotaban como bajas inevitables del conflicto secular entre España y el País Vasco. Los han matado por ser españoles dijo Aznar. Otra vez, es necesario reaccionar con serenidad, buscando nuevamente la unidad de los partidos y de los ciudadanos. Otro sacrificio más para la sociedad española, siempre emplazada a responder al terrorismo con dignidad y templanza. Así ha de ser para una na- E ción fuerte y decidida, que apura este nuevo cáliz de dolor que ETA obliga atodos los españoles a beber. España, sus instituciones, sus ciudadanos debenvindicarse frente asus verdugos. Su Majestad el Rey lo resumió en su excepcional mensaje a la nación, apelando a la unidad, firmeza y serenidad de los españoles. Pero la dignidad, sin embargo, no obliga a la impostura. La unidad no impone el silencio. El Estadode Derecho nodebe hacernos cándidos. El dolor no lleva a la resignación. Bastante impostura, silencio, candidez y resignación ha habido ya. La sociedad española tiene derecho a contar con gobernantes y políticos capaces de exigir responsabilidades y compromisos claros e inequívocos frente a ETA. Capaces de castigar no sólo las autorías criminales de los atentados con la aplicación de las leyes penales, sino despreciar y marginar a quienes todavía rondan el terrorismo como yacimiento de beneficios políticos indirectos, cuando no totalmente directos. La unidad frente al terrorismo es irrenunciable, pero a ella deben acudir sólo quienes realmente crean que en una democracia la violencia terrorista no tiene ninguna razón política ni histórica; quienes están dispuestos a perder poder y votos a cambio de dignificarse con una hostilidad radical frente a ETA y a sus interlocutores. A la unidad de los demócratas sólo deben ser convocados los que tengan las manos limpias y no todos las tienen. HÍ tiene la sociedad española ese gran Acuerdo por las Libertades y Contra el Terrorismo, un pacto de dignidad y principios que ahora más que nunca hay que reivindicar, pero que exige más que estarcontra ETA. También exige condenar al ostracismo político a los que dan carta de interlocución política a los terroristas y los tratan como agentes del diálogo Éste es el momento de señalar y aislar a quienes lo han hecho y siguen haciéndolo. Éste es el momento de romper las últimas ficciones que engañan y confunden. Con serenidad y calma, conscientes de la superioridad moral absoluta de la sociedad española sobre los terroristas y sus comparsas, llegó el momento de decirle a los nacionalismos que se han acabado los tributos al te- La sociedad tiene derecho a contar con políticos capaces de exigir responsabilidades y compromisos inequívocos frente al terror etarra Es la hora de la lealtad constitucional, sin reservas, sin más apelaciones a la mentira histórica ni al manoseo de la Constitución grafía terrorista. Esto es lo que deben entender los nacionalismos y lo que se les debe hacer entender de manera clara y definitiva. Es, por desgracia, lo que aún no ha entendido el lendakari Ibarretxe, quien desperdició su declaración institucional con una sucesión de lamentos ya oídos muchas veces, balsámicos para la torpe reciente trayectoria del nacionalismo vasco. Pero no hubo un solo compromiso político, una aportación real a la derrota del terrorismo. Y puede y debe hacerlas, con tan sólo ejecutar las resoluciones del Tribunal Supremo que disolverían el último vestigio parlamentario de ETA, el comando Socialistas Abertzales; y con renunciar a su propuesta de libre asociación de Euskadi con España, oportunista y ventajista, que el próximo lunes iba a ser discutida en el Parlamento de Vitoria, como prolongación de aquellos pactos que en 1998 permitieron a Ibarretxe ser lendakari con el voto de Josu Ternera. TAsí condiciona la agenda de este país y el discurso de sus políticos. Debe hacerlo porque hay más de cien muertos en Madrid y porque ninguna sociedad democrática tiene derecho a no reaccionar como merece una tragedia de esta brutalidad. Sí hay que condicionar todo lo que haga falta para acabar con ETA: los mítines de campaña, la apelación al voto ciudadano, incluso los pactos de gobierno con partidos, como EsquerraRepublicana de Cataluña, que andan circulando por los arrabales del terrorismo, por esa querencia de algunos nacionalistas a agregarse cuando suena la campana de la autodeterminación y del antiespañolismo, aunque sea a costa de cerrar los ojosante elhistorial criminal delcontertulio. Hay que ser definitiva y radicalmente coherentes. ElGobierno hallamado a la movilización ciudadana, para hoy, en toda España, con un lema innegociable y clarificador: Con las víctimas. Con la Constitución. Por la derrota del terrorismo Éstas son las únicas señas de identidad de la unidad entre los partidosque interesa a los españoles para acabar con este permanente golpe de Estado que perpetran los terroristas. Fuera de ellas, sólo chapotean los ambiguos, los cómplices y los rentistas del terrorismo. E A No hay sitio para más planes de autodeterminación en los que ETA se reconforta, ni más reuniones para clases de geografía terrorista rrorismo. Que las balas y las bombas matan, sí, pero las palabras, los discursos y los planes también aprovisionan a los terroristas. Que es la hora de la lealtad constitucional, sin reservas ni condiciones, sin más apelaciones ala mentira históricani al manoseo de la Constitución. Que no hay sitiopara másplanes de autodeterminación en los que ETA se reconforta, ni más reuniones para clases de geo-

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