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Tigre, Pantera y Leopardo: los felinos acorazados que arrasan en los campos de batalla desde la IIGM

El carro de combate que Europa enviará a Ucrania es el último de una larga lista de vehículos con nombres de animales; cada uno más letal que el anterior

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Europa y Estados Unidos enviarán material pesado –‘heavy metal’, que dicen los americanos– a Ucrania. Los Leopard 2 y los M1 Abrams han sido desempolvados y van de camino hacia el corazón del conflicto. Pueden ustedes afirmarlo sin remilgos: la era de los carros de combate ha regresado. O tal vez nunca se marchó desde que se convirtieran en el elemento diferenciador de la Segunda Guerra Mundial. Porque sí, a pesar de las diferencias ineludibles, existen similitudes entre aquella época y esta. Entre ellas, que el Leopard (leopardo) es heredero de una tradición de nombres de felinos iniciada por el Tercer Reich; desde el Puma, hasta el Pantera.

Puma, rápido y eficiente

Rápido, muy maniobrable y resistente hasta el extremo a los terrenos más inhóspitos.

El SdKfz 234/2, más conocido por su apodo, Puma, se hizo pronto un hueco entre los soldados de la ‘Wehrmacht’ destinados en el norte de África. Aunque su cometido no era el combate directo contra unidades acorazadas Aliadas, sino hacer descubiertas, desvelar las posiciones del enemigo y llevar a cabo labores de observación. Era, en definitiva, un vehículo de reconocimiento ligero de ocho ruedas equiparable –con salvedades– al M8 Greyhound norteamericano o a los Daimler británicos. Su diseño, eso sí, mejoraba a otros tantos similares.

Este blindado empezó a cristalizarse en la primavera de 1942 y era más pesado que su antecesor, el Sd.Kfz.231. Entre sus características más llamativas destaca que contaba con guardabarros que iban de costado a costado y cuatro compartimentos de almacenamiento en el interior. El Puma, la segunda versión del 234, montaba un cañón de 50 milímetros que resultaba irrisorio contra carros de combate en aquellos años, pero era eficiente frente a vehículos ligeros. Además, portaba descargadores de humo para huir del enemigo y un blindaje contra armas cortas de entre 5 y 30 milímetros. Los historiadores coinciden en que fue el mejor de su serie, aunque también ayudó que fuera entregado a tripulaciones veteranas. Ese factor hizo que su número de bajas fuese mucho menos que el de sus colegas.

El trigre más letal

El Tiger I era una auténtica bestia de acero, un monstruo nazi de 57 toneladas que causaba terror entre los soldados del ejército aliado. Durante la Segunda Guerra Mundial apenas tuvo rival. Ni los americanos ni los británicos plantearon a este gigantesco carro de combate un problema serio. Tan solo los soviéticos lograron ponerle en aprietos con algunos modelos como el IS2, en servicio desde la tardía fecha de 1944. Sin embargo, el grueso de las divisiones de tanques del Ejército Rojo, formadas por los versátiles T-34, apenas podían enfrentarse a su grueso blindaje.

Por si fuera poco, el Panzerkampfwagen VI Ausf E o Panzer VI (nombre técnico que recibía este coloso) contaba con un cañón más que letal: el KwK 36 L/56 de 88 mm. Un arma que, tal y como explica el ‘Tank museum’ del Reino Unido en su dossier ‘Tiger I’, podía dañar a cualquiera de sus enemigos contemporáneos a «una distancia de 2.000 metros». Todas estas características convirtieron al mencionado blindado en el terror de los Aliados. Así lo dejó claro un tripulante ruso llamado Nikolai Dubrovin: «Se sentían escalofríos cuando veías uno. No solo por lo poderoso que era, sino porque imponía».

La estructura del Panzer VI estaba defendida por planchas de 100 milímetros en el frontal, y de 60 milímetros en los laterales. Grosor que hacía casi imposible que pudiese ser dañado por la mayoría de los tanques medios de los aliados o sus cañones de infantería. «El blindaje de protección de los costados y de la parte trasera era suficiente para eliminar toda amenaza seria de los cañones contra carro de 75 mm. norteamericanos o de 76 mm. soviéticos, a las distancias normales de combate», explican los autores de ‘El temible Tiger I’.

Las estadísticas son letales para los estadounidenses. El historiador Bryan Perrett confirma en su libro ‘Tank Warfare’ que los Tiger I podían destruir a los Sherman norteamericanos a una distancia de hasta 3.000 metros; aunque con algo de suerte, eso sí. A su vez, explica que la mayoría de los carros de combate Aliados no podían atravesar su grueso blindaje frontal, por lo que solían acercarse mucho a ellos para tratar de rodearles y dispararles por su retaguardia. Sin embargo, los combates no eran como los vemos a día de hoy en las películas, sino que los vehículos se avistaban a unas distancias de, como mínimo, un kilómetro y medio antes siquiera de poder reaccionar. Y eso daba una ventaja clara a los nazis.

Pantera, la revolución

Pero todo evoluciona y, poco después, la revolución llegó al ejército alemán de manos del Panther. Aunque su historia comenzó el 20 de noviembre de 1941, a las puertas de unas navidades sangrientas. Fue entonces cuando el Tercer Reich capturó su primer carro de combate T-34, un revolucionario ingenio soviético por su blindaje inclinado. Hasta entonces este vehículo, equipado con un cañón de 76,2 mm y un blindaje de 45 mm, había superado sin problemas a sus equivalentes aliados y germanos. El diseño fue copiado y nació el que, para muchos, fue el mejor carro de combate teutón.

En la práctica, el Panther se convirtió en la pesadilla de los carros de combate Aliados. Aquel dúo mortífero se hizo famoso hasta en España, en donde coparon las crónicas. Su destrucción, además, representaba todo un hito. Normal, pues su blindaje inclinado y su cañón de tubo largo hacían de él un enemigo temible. «Un fortísimo ataque de los tanques alemanes ha sido rechazado en Villers Bocage, con elevadas pérdidas para el adversario. Fueron destruidos nueve tanques Tigre y ocho tanques Pantera», escribió ABC el 16 de junio de 1944, apenas una semana y media después del Desembarco de Normandía.

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ABC, de hecho, publicó un artículo titulado 'Excelencias del nuevo tanque alemán Pantera' en el que resumía, para los lectores de la época, las bondades del nuevo ingenio. En palabras del redactor, la prensa alemana había declarado una y mil veces que era «el mejor carro de combate producido por la industria bélica germana», que su eficacia había «sido revelada sin dudas en el Frente del Este» y que su «potencia de tiro» era mejor incluso que la del Tigre y que «la de cualquier carro nacional o extranjero». No daba datos técnicos. Según expresaba, porque el ministro Albert Speer había declarado que eran máximo secreto.

El Panther medía 8,66 metros de largo por 2,85 metros de alto. Su peso, de 45.000 kilogramos –similar al del KV1 ruso y considerablemente mayor que el del Sherman norteamericano– no le restaban velocidad. De hecho, era considerado muy rápido y maniobrable para ser un tanque medio-pesado. A favor tenía también un blindaje frontal de hasta 110 mm –casi el doble que sus equivalentes estadounidenses– y un cañón de 75 mm con mayor velocidad que el del Tiger. Aunque también tenía que lamentar dos problemas: su escaso blindaje lateral –equivalente al del Panzer IV– y un motor algo anémico para las toneladas que debía mover.

Leopardo

Y de la Segunda Guerra Mundial, a la actualidad. El Leopard es un tanque de batalla principal desarrollado por la empresa Krauss-Maffei en la década de los setenta para el Ejército de Alemania Occidental. Aunque los sucesivos paquetes de mejoras y evoluciones han permitido que se mantenga todavía como uno de los carros de combate más eficientes del mundo. Fue concebido para enfrentarse en batalla campal a las fuerzas del pacto de Varsovia en un escenario centroeuropeo. Por tanto, desde el principio quiso llegar a un equilibrio entre las tres características básicas de todo blindado: protección, potencia de fuego y movilidad.

Tanque Leopard 2+ info
Tanque Leopard 2 - ABC

Sus diferentes versiones han servido en doce países europeos –entre ellos España, donde se ha alumbrado el Leopardo-2E sobre su diseño inicial– y en varias naciones fuera del viejo continente como Canadá, China, Indonesia, Chile, Singapur y Turquía. Su internacionalidad recuerda a la de los viejos Sherman norteamericanos. Aunque es cierto que otros de sus hermanos como los Merkava israelíes y los M1 Abrams norteamericanos cuentan con un larguísimo historial de batallas a sus espaldas, se suele obviar que este vehículo ha participado también en algunos conflictos internacionales como Kosovo, Siria y Afganistán. En este último teatro de operaciones, de la mano de las contribuciones a la Fuerza Internacional de Asistencia de Seguridad. En ellas, su principal enemigo ha sido el Daesh.

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