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Los primeros pasos de Félix Rodríguez de la Fuente

«Tú, director, fuiste el primero que creíste en mí», recordó el «amigo de los animales» poco antes de su muerte, agradecido con la oportunidad que le brindó Guillermo Luca de Tena en «Blanco y Negro»

Félix Rodríguez de la Fuente (primero a la derecha) secundado por otros dos aficionados en 1955, portan los halcones a los puestos desde donde la caza ha de desarrollarse+ info
Félix Rodríguez de la Fuente (primero a la derecha) secundado por otros dos aficionados en 1955, portan los halcones a los puestos desde donde la caza ha de desarrollarse - Fede
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Todo el que tenía un puñado de años en 1980 lloró la repentina muerte de Félix Rodríguez de la Fuente aquel 14 de marzo. Quien más, quien menos se había sentado muchos días frente al televisor al escuchar la inconfundible sintonía de «El hombre y la tierra» para contemplar maravillado cómo un águila alzaba por los aires a una cabra montesa, cómo los lobos comían de la mano del «amigo de los animales» o aquel tenso episodio en el que una colosal anaconda a punto estuvo de costarle un grave disgusto.

Félix Rodríguez de la Fuente+ info
Félix Rodríguez de la Fuente

Aún hoy, a muchos les viene a la cabeza aquella canción de «Amigo Félix» que Enrique y Ana dedicaron a uno de los pocos hombres apreciados y queridos de forma unánime en toda España, tanto por los niños como por los jóvenes y mayores.

Tal vez, como apuntaba «Blanco y Negro», porque solo hablaba de vida.

En esta revista y en ABC, el hueco que fue aún mayor porque fue en sus páginas donde Rodríguez de la Fuente se dio a conocer y donde logró el primer éxito de su vida, con sus dos primeras series de fauna animal. Él mismo lo recordó con cariño unos días antes de partir hacia Alaska, donde lamentablemente perdería la vida al estrellarse su avioneta el día en que cumplía 52 años.

«Mis primeros pasos fueron con vosotros», dijo durante el almuerzo ofrecido por este periódico a los famosos que se habían disfrazado para las páginas del Dominical. Félix había aceptado la invitación de esta casa y se había vestido para la ocasión de cetrero, con un traje que le retrotraía a sus inicios. A esos años en los que este burgalés nacido en Pozo de la Sal resucitó el arte de la cetrería en Briviesca.

El halconero Félix Rodríguez preparando a uno de sus pájaros para lanzarlo al vuelo, después de mostrarle el "señuelo" en 1955+ info
El halconero Félix Rodríguez preparando a uno de sus pájaros para lanzarlo al vuelo, después de mostrarle el "señuelo" en 1955 - Fede

Ya en 1955, Rodrigo de Burgos describió en ABC a este «joven licenciado en Medicina» como todo un «maestro» cetrero. «Parecerá sorprendente, y hasta quizá lo sea, el que este médico, recién salido de las aulas universitarias, haya sentido la atracción de deporte tan ignorado», apuntaba el redactor antes de congratularse de que esa práctica tan noble y antigua tuviera en España un continuador.

«Si el arte de cetrería vuelve a su antiguo esplendor, si los halcones vuelven a ser héroes de juegos caballerescos, habrá reaparecido uno de los espectáculos más bellos y emocionantes. Si a ello puedo contribuir con mi esfuerzo, me consideraré satisfecho», decía entonces el joven Rodríguez de la Fuente.

Cuatro aficionados con sus correspondientes pájaros oyen las instrucciones de Rodríguez de la Fuente (izda) en 1957+ info
Cuatro aficionados con sus correspondientes pájaros oyen las instrucciones de Rodríguez de la Fuente (izda) en 1957 - Delapeña

Dos años después, logró fundar en Madrid una Asociación Nacional de Halconeros y un Club de Cetrería, que presidía Jaime de Foxá. Con tal motivo, Juan Antonio Cabezas le entrevistó en mayo de 1957:

-«¿Cómo y cuándo empezó su afición a la cetrería?

-Cuando sí puedo decirlo y dónde. El cómo es difícil, porque me parece que nací con la afición. Desde niño sabía dónde anidaban los halcones y empecé a domesticar algunas crías. Cuando después de terminar el bachillerato pasé a estudiar Medicina en Valladolid, ya había leído varios libros de cetrería. Empecé como pude el adiestramiento de algunos halcones. Después de varios ensayos, cuando logré cazar algunas perdices con un halcón adiestrado por mí, comprendí que había reinventado la noble práctica de la cetrería.

-¿Qué hizo después, amigo De la Fuente?

-Primero, seguir adiestrando pájaros. Terminé la carrera, viajé, establecí correspondencia con algunos clubs de cetrería de Europa, especialmente alemanes, donde este sistema de caza no se interrumpió nunca. Más tarde conocí a don Jaime de Foxá, que me aconsejó fundar un Club de Aficionados a la Cetrería en Madrid. Empezaron a inscribirse aficionados de toda España. Pero chocábamos con una dificultad: el adiestramiento de los pájaros. Y su manejo sin malearlos por falta de práctica. Ahora la Asociación funciona y todo ha sido superado».

Frente a las halconeras de la Casa de Campo, los cetreros, señores Pérez Tabernero, Aza y Rodríguez de la Fuente conversan en 1958. Las aves, entre tanto, permanecen impasibles sobre las alcándaras.+ info
Frente a las halconeras de la Casa de Campo, los cetreros, señores Pérez Tabernero, Aza y Rodríguez de la Fuente conversan en 1958. Las aves, entre tanto, permanecen impasibles sobre las alcándaras. - Basabe

Rodríguez de la Fuente volvería a mostrar sus habilidades de cetrero apenas unos meses después en un reportaje en «Blanco y Negro» que firmó José Benito Sierra en 1958 en la Casa de Campo de Madrid.

Azores en mano, Rodríguez de la Fuente, Pérez Tabernero y Aza marcha, monte a través, ejercitando el noble deporte de la cetrería+ info
Azores en mano, Rodríguez de la Fuente, Pérez Tabernero y Aza marcha, monte a través, ejercitando el noble deporte de la cetrería - Basabe

Y hasta ocupó la portada de este periódico en 1964, lanzando a su halcón «Durandal» en las Jornadas Internacionales de Cetrería celebradas en la Alcarria.

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A Luis de Armiñán, que le acompañó un día de caza junto al doctor Vital Aza y Vicente Lladó, le explicó que «todo hubo que comenzarlo por el prólogo», con una caperuza para el halcón «copia de los libros de cetrería, hecha por un artesano inteligente que supo copiarla», de igual forma que los modos, los gritos...

Por aquel entonces ya se había estrenado en televisión y había comenzado el rodaje del documental «Alas y garras, el maravilloso mundo de los pájaros», con fotografía de Alfonso Nieva, que tardó dos años en filmarse y fue multipremiado en el Festival Internacional de Gijón.

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En 1967, este reconocido «profesional» de la «animalia» dio un paso decisivo en su carrera al aceptar el encargo de Guillermo Luca de Tena de escribir una serie sobre «La fauna ibérica» en la revista «Blanco y Negro».

Rodríguez de la Fuente realizó quince reportajes en color en los que acercó el mundo animal a los lectores con tanto éxito que la revista proyectó un reto aún mayor: una serie de «La fauna africana».

Acompañado por el fotógrafo Jaime Pato, llevó al público hasta las reservas naturales de Nairobi, Tanzania y Kenia, acercándole como nadie lo había hecho hasta entonces al guepardo, al león, al elefante o la gacela. Y volvió a ser todo un éxito.

El naturalista Rodríguez de la Fuente y el fotógrafo de ABC Jaime Pato, con el chófer nativo y el ránger en plena reserva masai+ info
El naturalista Rodríguez de la Fuente y el fotógrafo de ABC Jaime Pato, con el chófer nativo y el ránger en plena reserva masai

De ahí las palabras de agradecimiento que le brindó a Luca de Tena durante aquel almuerzo de 1980: «Tú, director, fuiste el primero que creíste en mí».

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Su inesperada muerte en Alaska días después dejó otros proyectos con esta casa que nunca se llegaron a realizar, como la entrevista sobre toros que quedó para siempre pendiente con el crítico taurino Vicente Zabala.

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El sentido adiós a este hombre tan querido ocupó decenas de páginas en este periódico. En «Blanco Negro» se le quiso ofrecer un homenaje especial, con una entrañable e histórica selección de sus reportajes precedida de una cariñosa dedicatoria: «A ti, Félix, que luchaste por un mundo más coherente, más armonioso, más natural. A ti, Félix, que fuiste popular y respetado. A ti, Félix, que enterneciste a millones de españoles con tu trabajo. A ti, Félix... A ti».

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