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Operación salvar a Hitler: la misión de la aviadora más alocada del Reich para llevar al 'Führer' a España

EE.UU. acusó a la piloto de pruebas de escoltar al ‘Führer’ y a su esposa hasta Magdeburgo entre abril y mayo de 1945

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El 28 de abril de 1945, Hanna Reitsch hizo honor a las Cruces de Hierro que el Tercer Reich le había entregado a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. Aquella jornada, la piloto de pruebas más famosa de la ‘Luftwaffe’ acometió una gesta imposible. Después de que las baterías antiaéreas hirieran al piloto del Fieseler Fi 156 en el que viajaba rumbo al Berlín sitiado por los rusos, se hizo con los mandos casi por arte de magia. Después, en una muestra de habilidad envidiable, esquivó los edificios casi a ras del suelo y aterrizó en las afueras de la Cancillería.

Gracias a esta valiente treinteañera de pelo negro y nariz abultada, Robert Von Greim pudo presentarse ante Adolf Hitler

para recibir su cargo: jefe de una fuerza aérea alemana ya inexistente. «Los cuarenta cazas que les acompañaban fueron abatidos uno tras otro. El avión tomó tierra en la Ost-West-Achse y planeó con el tren de aterrizaje destrozado. El caballero Von Greim tenía un tiro en el pie», explicó el general germano Otto Skorzeny en un artículo, algo exagerado, publicado en ABC allá por los años cincuenta. Reitsch, intrépida, repitió aquella hazaña al despegar poco después y escapar de la trampa mortal que suponía la artillería soviética.

Persecución

Aquella gesta persiguió a Reitsch hasta el final de sus días. No por la destreza que demostró a los mandos del aparato, sino porque las malas lenguas extendieron que, cuando despegó de Berlín, llevaba consigo al señor y a la señora Hitler. Que los soviéticos admitieran poco después la posibilidad de que el ‘Führer’ hubiera escapado por aire o mar azuzó todavía más la situación internacional. Diantre; si hasta el FBI y la CIA barajaron que la aviadora les había transportado hasta Magdeburgo, en Alemania, desde donde habrían partido, a su vez, hasta Dinamarca. Una probabilidad de la que existen decenas de informes y que ABC publicó en 2015.

Reitsch negó una y mil veces la máxima en sus memorias, harta ya de la insistencia. «Sobre mis últimos vuelos se construyeron leyendas. ¿Acaso no sería posible que llevara a Hitler a un escondite?». Confirmó que los Aliados la torturaron a base de culatazos para que desvelara el paradero del ‘Führer’, pero que no pudo decirles nada. «No tenía secreto que contar», añadió. La piloto de pruebas pasó quince meses en una cárcel norteamericana como ‘prisionera de alta prioridad’; normal, pues su fama le había granjeado mil y una portadas en los diarios locales e internacionales. Al final, fue liberada y pudo continuar con su vida.

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En los años siguientes, fue posible seguir las hazañas aeronáuticas de Reitsch a través de las noticias de los periódicos. En 1962, cuando atesoraba ya medio siglo de vida a sus espaldas, ABC desveló que «la piloto de pruebas que ayudó a los técnicos nazis a probar sus aviones a reacción y sus aparatos de bombardeo» había establecido un nuevo récord femenino para planeadores. «Hanna voló siguiendo una ruta triangular de 330 kilómetros de longitud en seis horas y 28 minutos», añadía el diario.

Solo abandonó los cielos cuando falleció en 1979. Un año en el que, por cierto, había batido una nueva marca al recorrer 805 kilómetros en un aeroplano sin motor.

La teoría, según los informes

La teoría de que esta aviadora salvó al dictador fue analizada en 2015 por el investigador Eric Fratinni en ‘¿Murió Hitler en el búnker?’. Su origen se halla en abril de 1945, cuando Hitler, acabado y sin un ápice de la gloria militar que le acompañaba desde la invasión de Polonia, se agazapaba en el interior del búnker. Sin embargo, y a pesar del inexorable avance aliado, ni él ni Eva Braun estaban, según dice la versión oficial, dispuestos a abandonar Berlín. De hecho, el ‘Führer’ y su novia se hallaban resueltos a morir junto a sus combatientes y no huir dejando atrás a aquellos valientes que morían por ellos en las calles.

En esas andaba Hitler cuando, tal y como afirmaba Frattini en su obra, Alemania hizo un llamamiento desesperado a sus mejores pilotos para que volaran hasta Berlín. Entre los aviadores que recibieron dicho mensaje se encontraba Reitsch. La alemana pisó los alrededores de la Puerta de Brandemburgo tras realizar un vuelo de riesgo. Una vez en los restos de Berlín, mantuvo una reunión con el mismísimo Hitler cuyo tema de conversación fue un misterio. A la postre, la versión oficial dice que salió a escape de Berlín.

Soldados sovieticos posan ante la pila de tierra donde se suicidó Adolf Hitler+ info
Soldados sovieticos posan ante la pila de tierra donde se suicidó Adolf Hitler - ABC

Sin embargo, Frattini publicó en su libro un documento elaborado por la inteligencia soviética en el que, tras llevar a cabo un interrogatorio a la aviadora, los agentes de Stalin sugieren la idea de que el líder nazi pudo marcharse junto a Reitsch en un avión de pasajeros. Y es que, aunque la piloto señaló en varias partes de la entrevista que el ‘Führer’ había fallecido («¡Hitler está muerto! El hombre al que vi en el búnker no podía vivir», según dijo) también hizo una declaración en los años posteriores que desconcertó a los servicios secretos de todo el mundo:

«¿Acaso no sería posible que llevara a Hitler a un lejano escondite? Aún hoy muchos siguen haciéndome esa misma preguntas, pero yo prefiero mantener la boca cerrada».

Adolf Hitler y su edecán Julius Schaub, contemplas las ruinas de la Cancillería+ info
Adolf Hitler y su edecán Julius Schaub, contemplas las ruinas de la Cancillería - ABC

El informe barajaba que la pareja subió a otro aeroplano junto a un experimentado miembro de la ‘Luftwaffe’ que les podría haber llevado hasta nuestro país. «Es normal que se hable de España como punto de huida. Hay que tener en cuenta que las grandes rutas de evasión de los nazis tras la guerra fueron dos. La primera fue la del ‘pasillo Vaticano’ y, la segunda, la llamada ‘ruta de la araña’ a través de España. De hecho, muchos alemanes se quedaron aquí tras la contienda», destacaba por entonces el escritor y periodista. Incluso se señaló que Hitler logró llegar hasta el norte de nuestro país y modificar su aspecto físico para después huir de forma más segura.

Adolf Hitler y Schaub contemplan las ruinas de la Cancillería
Adolf Hitler y Schaub contemplan las ruinas de la Cancillería - ABC

«En los años 60, J. Edgar Hoover , el director del FBI, ordenó a la inteligencia militar investigar una extraña historia que afirmaba que un médico en España había tenido a Hitler como paciente y le había hecho una operación de cirugía estética. La hipótesis está documentada porque hay informes de ello, pero no está probada posteriormente», completaba Frattini en 2015.

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