El misterio de los fantasmas del Windsor: ¿Reflejos, bomberos o enviados del excomisario Villarejo?
Las sombras grabadas por la cámara de un videoaficionado en el edificio envuelto en llamas desataron todo tipo de especulaciones
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El Windsor ardía ya por los cuatro costados en la madrugada del 12 al 13 de febrero de 2005 cuando un videoaficionado grabó desde un edificio próximo unas inquietantes imágenes. A esa hora, a las 3,31 de la madrugada, el fuego se había adueñado del rascacielos y ya no quedaba nadie en su interior. Hacía tiempo que el edificio se había dado por perdido y había sido oficialmente desalojado. Sin embargo, en aquel vídeo que difundieron días después las televisiones se distinguían a través de las ventanas dos sombras que con ayuda de una potente linterna se movían de un lado a otro en la planta 12 de la torre en llamas.
«Dos personas al menos. Dos personas estaban en mitad de la parrilla cuando más fuego despedía aquel asador vertical.
¿Quiénes eran? ¿Qué hacían allí? ¿Qué ha sido de ellos? ¿Pudieron salir de aquel laberinto de fuego y gases letales?», se preguntaba J. Félix Machuca en ABC.
+ infoEl vídeo lo había grabado desde un edificio de la calle Orense el abogado Carlos Just, residente en Reus, durante el viaje que había realizado a Madrid con su esposa el fin de semana del incendio. Según la versión de esta pareja, al ver que el inmueble no estaba vacío llamaron a Emergencias 112. Eran las 3,45 horas. Al otro lado del teléfono les tranquilizaron, diciéndoles que eran bomberos. El matrimonio afirmaba que el trasiego de las sombras se prolongó hasta las cinco de la madrugada.
Cuando regresaron a Reus, entregaron la cinta a un cuñado, dueño de una productora de televisión en Murcia. «Entonces se dieron cuenta de que en sus manos tenían un documento revelador, que apuntaba presencia humana cuando ni un solo bombero debería estar en el interior de la torre», contó la crónica de este periódico.
Tras la difusión de sus imágenes por los medios de comunicación, otros vecinos de la zona aseguraron haber visto también figuras humanas en el interior del rascacielos en llamas. ABC habló con uno de estos testigos. «Yo también vi a las dos personas con linternas que permanecían en el interior del edificio del Windsor mientras el rascacielos ardía. Puedo asegurar que las imágenes grabadas por unos aficionados no son ningún montaje. Yo vi las linternas de esos dos individuos desde mi casa, un ático del paseo de la Castellana situado en frente de la torre Picasso. Eran entre las tres y las cuatro de la madrugada», relató Leticia A.M., que pensó que eran bomberos.
El Ayuntamiento aseguró en un comunicado que las siluetas no se correspondían con ningún bombero «ya que éstos salieron del rascacielos alrededor de la una de la madrugada». Tampoco parecía posible que hubiera alguien en el interior de la torre en llamas. Según dijeron los vigilantes de seguridad a los bomberos cuando éstos llegaron a intentar apagar el fuego, el edificio estaba completamente desalojado. Y desde luego, si alguien logró entrar sorteando la vigilancia del edificio durante el incendio, también logró salir sin ser visto. No se encontraron cadáveres en su interior ni se notificó ninguna desaparición.
+ infoNadie encontraba una explicación convincente a los «fantasmas» del Windsor. La Policía Científica analizó la grabación «fotograma a fotograma» y concluyó que ésta no había sido manipulada y que efectivamente había dos personas dentro del edificio siniestrado, pero los bomberos aseguraron que dichas figuras eran meros reflejos ópticos. En su informe, defendieron que estaban en el edificio de Seguros La Estrella, situado a escasos metros frente a la torre, y que la fachada de vidrio y aluminio de la torre hizo de espejo.
+ infoCinco años después, fuentes del cuerpo de Bomberos que estuvieron trabajando aquel 12 de enero de 2005 contaron a ABC que «aquello no eran reflejos, sino bomberos que se saltaron las órdenes del desalojo y volvieron a entrar en el Windsor». «Había gente nueva y volverían, no para hacer nada extraño, sino para inspeccionar algo de aquella planta», sostenían. Sin embargo, el jefe de Bomberos de Madrid, Eugenio Amores, seguía pensando que fueron bomberos que se reflejaban del edificio de la Estrella. «Hubo un recuento constante de efectivos. La fachada del edificio tenía la superficie acristalada. La luminosidad era importante. Nunca estuvimos a oscuras. Había personal en la planta baja y también en la planta 7. Hubiera sido muy complicado que nadie hubiera visto nada», argumentaba.
El juez archivó en 2006 la investigación del incendio al no hallar indicios de que fuera provocado y sobre los famosos fantasmas concluyó que «aunque se pudiera admitir la posibilidad de la presencia de personas en el interior del edificio Windsor en el momento a que se ha hecho mención, no existe evidencia alguna de que ello pudiera haber tenido alguna incidencia en la causación o propagación del incendio».
+ infoDos años después, la Audiencia Provincial de Madrid zanjó la causa penal, sin autores ni foco. No había dudas de que el fuego había empezado en la planta 21, pero no se pudo saber en qué punto exacto ni qué lo causó, pues quedó totalmente destruida. La hipótesis más difundida (aunque cuestionada por muchos) apuntaba a que el incendio fue causado por un cigarrillo mal apagado de una empleada de la consultora Deloitte, pero no se pudo concluir en que éste fuera el origen.
El asunto parecía haber llegado a su fin y, sin embargo, las misteriosas sombras del Windsor volvieron a resucitar en 2019 con la publicación de unos documentos por parte del digital Moncloa.com que supuestamente vinculaban al excomisario José Villarejo con el incendio. Según se desprendía de estos papeles, que fueron reclamados por el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón, habría sido un encargo al excomisario para destruir pruebas comprometedoras para el expresidente del BBVA Francisco González sobre FG Valores. Villarejo negó tajantemente tener nada que ver con el incendio del Windsor. Aseguró que era «rotundamente falso» que se le hiciera «algún tipo de encargo, de entidad alguna o de persona alguna, para sustraer o destruir físicamente documentos albergados en el edificio».
«Es simplemente una falsificación: nunca fue realizado ni por mí personalmente ni por una persona bajo mi encargo o conocimiento. Se trata, en esencia, de una fábula», denunció en un comunicado.
Las dudas, como aquellas intrigantes sombras, aún deambulan.