La inquietante alerta por viruela del mono en 2003: «EE.UU. teme un ataque bioterrorista con el virus»

Exhaustos todavía por la pandemia del Covid, nos hemos visto sorprendidos ahora por la viruela del mono. España busca a su paciente «cero», el primer contagiado de esta otra enfermedad contagiosa que hasta el momento suma 131 casos confirmados por la OMS. Nuestro país es el más golpeado, con 51 casos confirmados. Le siguen Portugal (23 confirmados y 11 sospechosos) y Reino Unido (20 confirmados). En Estados Unidos se han confirmado por ahora dos.

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La Comunidad de Madrid, la más afectada de España con más de un treintena de casos, sospecha que el virus ya circulaba desde finales de abril, coincidiendo con las fechas en las que un ciudadano británico viajó a Nigeria, se infectó y provocó en su país el que ya es el mayor brote de esta rara infección que despierta nuestras peores pesadillas tras el coronavirus.

Lo que no ha confirmado la investigación epidemiológica es si a España lo trajo un español que se infectó en Gran Bretaña o si fue un ciudadano británico que voló hasta aquí. trajo a España la infección.

Lo que sí han identificado son los eventos que provocaron el estallido en España: la celebración multitudinaria de Maspalomas Pride en Gran Canarias, entre el 5 y el 15 de mayo; la sauna Paraíso de Madrid, un conocido local de encuentros sexuales entre hombres, y varias fiestas privadas en la capital con sesiones de 'chemsex', con drogas y sexo de riesgo. Pero aunque ahora nos pille de sorpresa, ABC ya advirtió sobre la viruela del mono hace veinte años, concretamente en 2003.

‘Alerta en Estados Unidos por una enfermedad vírica similar a la viruela’, rezaba el titular del 10 de junio de aquel año. En la imagen que ilustraba la noticia se podía ver a un perrito de la pradera, que decían que era el portador de la viruela del mono. «La alarma ha saltado a partir de una treintena de contagios humanos concentrados en Wisconsin, Illinois e Indiana, que inicialmente han alimentado los miedos a otra edición ‘corregida y aumentada’ del 11-S en forma de una apocalíptica ofensiva de bio-terrorismo», informaba el corresponsal en Washington, Pedro Rodríguez.

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ABC contaba también que, en África, la mortalidad entre humanos por esta viruela del mono oscilaba podía llegar al 10%, en comparación con el 30% de víctimas fatales asociado con la viruela tradicional antes de su completa erradicación a través de las vacunas. En los días siguientes, la preocupación aumentó con los detalles que nos llegaban de Estados Unidos. ‘Se detectan los primeros contagios entre humanos en Estados Unidos’, ‘Los casos se elevan a 37’ y ‘Los contagios se multiplican en Estados Unidos’, decían los titulares de los siguientes días.

En esta última noticia, publicada el 12 de junio de 2003, se explicaba que los primeros síntomas de la viruela del mono incluían fiebre, dolores de cabeza, ganglios hinchados, tos, escalofríos y sudores. Después, se desarrollaban erupciones en la piel con ampollas que se llenan de pus y se rompen produciendo una costra, las cuales hemos visto estos días, en numerosas ocasiones, en los medios de comunicación con los casos actuales. Estás, añadía, se concentraban en la cabeza, el tronco y las extremidades, que aparecían entre 4 y 12 días después de entrar en contacto con las mascotas contagiadas, aunque el plazo de incubación podía llegar a tres semanas.

Este diario, sin embargo, recogía un dato más inquietante que ya habían apuntado las autoridades estadounidenses en los días jornadas anteriores: «La Administración de George W. Bush ha advertido que Irak y grupos terroristas pueden haber obtenido dosis de este virus tras el caótico final de la Unión Soviética. Hasta el punto de que antes de la intervención contra el régimen de Sadam Husein, la Casa Blanca se ha pronunciado a favor de vacunar a los profesionales sanitarios norteamericanos».

La última noticia la publicó ABC el 17 de junio, en la que informaba de que Estados Unidos había prohibido la importación de perros de las praderas, roedores de especies no domésticas y ardillas del África subsahariana, con el objetivo de evitar que la viruela del mono llegue a los países de la Unión Europea. El esfuerzo de contener el brote surtió efecto y en aquel momento nos libramos. Hoy, dos décadas después, en España nos esforzamos para que no cunda el miedo, cuando ya son nueve las comunidades autónomas que estudian 60 posibles casos.