El coche con nombre de Rey
La Hispano-Suiza lanzó al mercado en 1910 el primer modelo «gran sport» de 45 CV que, previa autorización real, se llamó «Alfonso XIII»
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Nunca antes un vehículo se había bautizado con el nombre de un Rey. Porque quizá no hubo un monarca con tanta afición por el automovilismo y que apoyara tanto a una marca como hizo Alfonso XIII con la Hispano-Suiza, la legendaria firma que colocó a España en lo más alto de la industria del automóvil a principios del siglo XX.
«Alfonso XIII protegió con todas sus fuerzas, directa e indirectamente, a la Hispano-Suiza (...) porque era española», contó a este periódico hace medio siglo Pablo Wirth, que trabajó en la marca desde 1926. Había sido fundada en 1904 en Barcelona con el capital español que aportaron el industrial Damián Mateu y el empresario Francisco Seix y con el saber hacer del ingeniero ginebrino Mark Birkigt.
+ infoUbicada primero en Barcelona y a partir de 1907 en la Sagrera, la Hispano-Suiza «consiguió hacerse un hueco entre las más grandes firmas europeas, compitiendo con ellas en prestaciones, calidad y, sobre todo elegancia. Coches vendidos al sha de Persia, a los maharajas indios (que los utilizaban tanto para sus fastuosas paradas como para sus incursiones cazadoras), los Hispano estuvieron en la cresta de la ola hasta 1938, más de treinta años de historia para la mejor firma automovilística salida de la Península, solamente igualada -aunque no hay comparación posible- con los fabulosos bólidos Pegaso de los años 50», señalaba ABC.
+ infoCon Zuccarelli y Polleverdier, como intrépidos pilotos y la colaboración de Alfonso XIII, los Hispanos lograron además notables éxitos en competiciones catalanas y francesas en esos heroicos tiempos automovilísticos.
El monarca llegó a tener 19 automóviles de la Hispano-Suiza. En 1910, la firma quiso agradecer al monarca sus atenciones dedicándole uno de sus mejores modelos: el primer «gran sport» de 45 CV que, previa autorización real, se llamó «Alfonso XIII».
+ infoEl modelo se fabricó hasta 1914, aunque continuó a la venta hasta 1920. Unai Mezcua indicaba en su artículo sobre «Los coches en los que se forjó la Historia de España» que se realizaron unas 500 unidades. «Equipaba un motor delantero longitudinal de 4 cilindros en línea con 3.619 cc y 60 CV de potencia, y su carrocería más demandada era la descapotable», especificaba.
+ infoEn 1913, durante un viaje por el extranjero, R. Gay pudo comprobar el «valor inmenso» que tenía en el panorama internacional la Hispano-Suiza. El periodista escuchó «juicios claros y elogios calurosos». Por eso, en cuanto pisó suelo patrio, quiso conocer en persona si era cierto cuanto había oído sobre esta empresa que, en menos de una década, había logrado colocarse «en el primer puesto de la primera línea de las fábricas extranjeras dedicadas a la misma industria».
+ infoLa Hispano-Suiza disponía por entonces en Barcelona de 200 máquinas y 350 operarios y producía 400 chasis anuales de 15/20 y 30/40 para turismo y 15/20 y 30/40 para ómnibus y camiones. A esta producción sumaba la de su sucursal francesa de Levallois Perret, que llegaba a los 600 chasis al año. Los talleres de Barcelona ocupaban un terreno de 20.000 cuadrados, con 7.000 metros cuadrados edificados.
«Éxito, como ninguna Sociedad de automóviles puede incluir en su haber - subrayaba el reportero-, fue la introducción, en 1905, del sistema "blok-motor acorazado", el cual llegó a ser imitado por infinidad de constructores, admirados de la elegancia de su presentación, del extraordinario rendimiento de sus motores intensivos, de la solidez extremada de sus chasis construidos para vencer las dificultades enormes de las carreteras españolas».
+ infoCon estas ventajas los coches de la Hispano-Suiza obtuvieron los primeros premios en las carreras automovilísticas de Ostente, Boulogne y Mont Ventoux en 1910. Y sedujeron a clientes como el duque de Vizen, el príncipe de Sagan, el conde de Polignac..., reseñaba el artículo.
«Los automóviles de La Hispano-Suiza -escribió Gay- se encuentran por doquier. Están en la India, en Australia, en todas las Repúblicas americanas, con preferencia en aquellos países donde, como en Suiza, Francia e Inglaterra, la concurrencia de otras marcas acrecienta la lucha y dificulta el éxito. En el Japón se está gestionando la introducción de estos coches, de los cuales, dice el Sr. Armengaud, el ingeniero más prestigioso del mundo en estas materias, que son la más perfecta concepción de la ingeniería moderna».
La firma alcanzaría su mayor esplendor en los años 20 y 30, antes de vivir su declive con la Segunda República y la Guerra Civil. En la posguerra sus activos fueron adquiridos por el INI y pasaron a formar parte de ENASA, fabricante de automóviles bajo la marca Pegaso. La marca, propiedad de la familia Suqué Mateu desde hace cuatro generaciones, ha vuelto a resurgir en los últimos años con modernos automóviles de alta gama.