El gobierno de Australia anunció ayer que denunciará a las autoridades de Japón ante la Corte Penal Internacional de La Haya para que cese la caza de ballenas en la Antártida.

El ministro australiano de Medio Ambiente, Peter Garret, indicó a las televisiones locales que presentarán el recurso a comienzos de la próxima semana. «Nuestra intención es frenar la caza de ballenas en nombre de la ciencia en la Antártida», subrayó Garret. La decisión del ejecutivo australiano se produce después de que fracasaran las negociaciones bilaterales con las autoridades de Japón y en el marco de la Comisión Ballenera Internacional.

En un comunicado, el ministro australiano de Asuntos Exteriores, Stephen Smith, y el fiscal Robert McClelland manifestaron que, a pesar de la disputa legal, continúan considerando a Japón un socio primordial en materia económica y de seguridad en la región.

El gobierno japonés asegura que su caza la ballenas en la Antártida se realiza con fines científicos bajo el permiso de la Comisión Ballenera Internacional, mientras que las autoridades de Australia y Nueva Zelanda consideran que el motivo es exclusivamente comercial.

Japón abandonó la caza de ballenas en 1986 por la moratoria impuesta a nivel internacional, pero la retomó en 1987 alegando motivos científicos que los ecologistas consideran una tapadera y califican como «investigación letal».

Las autoridades niponas no niegan la evidencia de que la carne de ballena recogida por los arponeros, que tienen grabados en grandes letras la palabra «Research» (Investigación) en sus cascos, se vende a precios bastante asequibles en los restaurantes de Japón. Esta semana, comenzó en Tokio el juicio contra un ecologista neozelandés, Peter Bethune, acusado de abordar un barco de la flota ballenera japonesa en la Antártida.