La Fundación Oso Pardo (FOP) y la Federación Cántabra de Caza acordaron hace 20 años «ir de la mano en los trabajos de conservación del hábitat natural del oso pardo». En el nuevo convenio «Caza y Oso» que han firmado hoy se suman también los gobiernos de Cantabria y Asturias y la Fundación Biodiversidad, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente y que ha financiado la mayoría del presupuesto de esta iniciativa, que asciende a 180.000 euros.
El nuevo compromiso recoge la ampliación del uso de los emisores que utilizan los cazadores en las batidas de jabalí y que evitan incidentes con los osos, ya que ambos animales son muy difíciles de distinguir en el bosque. Y, también, incluye la publicación de una guía sobre cómo cazar en zonas oseras, sobre todo, destinada a los cazadores de zonas urbanas, ya que los de las áreas rurales saben cómo llevar a cabo monterías en los espacios por donde pueden pasar los osos.
Guillermo Palomero, presidente de FOP ha reconocido que la reproducción del oso pardo en la Cordillera Cantábrica se sigue manteniendo. La población oriental, que controla la fundación, está constituida por unos 30 ejemplares que se mueven entre la Montaña Palentina, Riaño (León) y Cantabria.
Ana Leiva, la directora de la Fundación Biodiversidad, ha recordado algunas prácticas puestas en marcha por su equipo en varias comunidades, entre ellas Cantabria, destinadas a eliminar el uso ilegal del veneno.
Ignacio Valle, el responsable de la Federación Cántabra de Caza, ha puesto como ejemplo que el año pasado los cazadores localizaron «unos cinco osos y no hubo problema para interrumpir la cacería o continuarla, teniendo en cuenta su presencia».