España necesitaría contar con, al menos, «23 reservas adicionales» para «representar a los vertebrados terrestres y a las plantas vasculares» que alberga en su territorio, según el último informe sobre diversidad biológica del Observatorio de la Sostenibilidad (OSE).

Podrían requerirse, además de esas 23, entre 9 y 69 reservas más si se desea proteger a las especies de invertebrados que se encuentran en peligro de extinción, añade el documento, presentado este verano.

La creación de nuevas zonas protegidas, el buen uso de las existentes y, sobre todo, una adecuada planificación territorial, basadas, también, en la opinión de la comunidad científica y las organizaciones ecologistas, son posibles soluciones que ponen sobre la mesa los distintos expertos que han colaborado en el estudio.

España necesita más espacios protegidos para representar toda su biodiversidad
Flamencos en las marismas de Doñana |ABC

Según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, contamos con 1.720 Espacios Naturales Protegidos: una superficie de 6,4 millones de hectáreas terrestres y 266.000 hectáreas marinas.

Reptiles y anfibios

A pesar de que los resultados del trabajo demuestran que entre el 73% y el 98% de las especies que habitan España están incluidas en áreas con carácter de protección, uno de los científicos del CSIC que ha participado en la redacción del mismo, Jorge Lobo, asegura que la referencia no es real.

«La pregunta es si esos espacios naturales que se han elegido como tal, son capaces de representar a otros, y la respuesta es que no», afirma Lobo.

La situación es, en especial preocupante, además, si hablamos de reptiles y anfibios, ya que la representatividad de tales especies en zonas protegidas no es mayor que en cualquier otra área escogida al azar.

«Las especies que se definen como amenazadas son todas vertebrados o plantas; sin embargo, éstas sólo constituyen el 20% de la biodiversidad que conocemos en España», sentencia el biólogo. Por suerte, «la diversidad de anfibios en España ha crecido mucho en los últimos quince años gracias al reconocimiento de nuevas poblaciones genéticas que tienen o deberían tener pronto el estatus de especie», afirma Lobo.

El investigador del CSIC apuesta por crear pequeñas microrreservas o pequeños parajes en cada localidad que pudieran mantener la naturalidad y las poblaciones de muchos seres vivos sin necesidad de grandes inversiones.