La geoingeniería se ha colado en el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) de Nagoya. El Grupo ETC ha presentado un informe que insta a los gobiernos a respaldar la moratoria sobre los experimentos de geoingeniería.
«Algunos de los que proponen estas tecnologías piensan que es más fácil manipular el sol que hacer que la gente utilice el transporte público», dice Pat Mooney, director de ETC.
El manejo de la radiación solar (SRM, por su siglas en inglés) se apoya en los aerosoles y en el blanqueamiento de nubes, sobre todo. La colocación de nanopartículas de sulfato o de aluminio en la estratosfera mediante aerosoles bloquea el paso de la luz y baja el termostato de la Tierra, pero no reduce los niveles de los gases de efecto invernadero. Sí, disminuye, en cambio, la rentabilidad de la generación de la energía solar, agranda el agujero de la capa de ozono o interrumpe los monzones de África y Asia, afectando a las provisiones de alimento de unos dos mil millones de personas, advierte el estudio. Rociar a la atmósfera con agua del mar para incrementar la reflectividad y condesación de las nubes devuelve al espacio la mayor parte de los rayos de sol, aunque altera los patrones de precipitación y la previsión de las rutas de las tormentas, sugiere el texto.
El organismo científico del CDB prohibió la experimentación con la fertilización oceánica en 2008. Esta técnica, que estimula con hierro y nitrógeno el fitoplancton, pertuba la red alimentaria marina, impulsa el florecimiento de algas tóxicas y empeora la acidificación del agua, según ETC.
2013 próxima fecha
«Incluso quienes quieren invertir a lo grande en este campo reconocen que no se sabe lo suficiente sobre los sistemas de la Tierra como para tomar el riesgo de experimentar con la geoingeniería en el mundo real», comenta Neth Dano, responsable del Grupo en Filipinas.
Otra de las razones que aducen desde ETC para considerar la geoingeniería «inaceptable» es que sólo los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y las poderosas corporaciones cuentan con los presupuestos necesarios para poner en marcha experimentos de este tipo. Por ello han pedido a los delegados de las naciones desplazadas a la Cumbre sobre Biodiversidad de Nagoya una legislación y una compilación de datos científicos a nivel internacional. «Los países no pueden alcanzar acuerdos que no incluyan la participación de la gente que se verá afectada de modo directo, como los pueblos indígenas y las comunidades del Sur», concluye Dano.
Las organizaciones ecologistas consideran que algunas compañías y gobiernos se valen de la geoingenería para evitar dar pasos hacia un recorte de las emisiones que calientan el planeta. Naciones Unidas realizará una investigación sobre la cuestión en su gran informe de 2013.
