Siete elefantes muertos, un tren parado.... Todo ocurrió el mismo día, durante el último dedicado a las celebraciones en honor a Ganesha, la divinidad hindú con cabeza de elefante.
La manada de paquidermos cruzaba una línea de tren situada en una densa área forestal en el norte del distrito de Jalpaiguri, en el estado de Bengala, cuando dos crías quedaron atrapadas entre las vías. Los adultos que repararon en la metedura de pata acudieron a socorrerlas de inmediato. Pero en ese mismo momento un tren que circulaba a gran velocidad -a casi el doble de la permitida- los embestía. Los pequeños y tres ejemplares más fallecieron en el acto. Al día siguiente las graves heridas segaban la vida de otros dos, explicó el guarda forestal de la zona, Atanu Raha.
El servicio de transporte quedó en suspenso toda la noche. A la mañana siguiente, los animales supervivientes seguían junto a sus compañeros, observando cómo las autoridades locales despejaban el tramo cortado.
Una televisión bengalí informó de que un grupo de personas se desplazó al lugar de los hechos para mostrar su desagrado de una «ruidosa forma». Más de 20 elefantes han muerto en circunstancias parecidas en poco más de un año, sobre todo en los estados del norte y este del país.
El elefante es un animal considerado sagrado en la India, con población de mayoría hinduista. Hace un mes, el ministro de Medio Ambiente aseguraba que el elefante era «patrimonio nacional», por lo que su protección debía equipararse a la del tigre, en peligro de extinción. En la actualidad, 25.000 elefantes viven en libertad en el país asiático. Los accidentes de tren y la pérdida de sus hábitas son dos de sus principales amenazas.