El álter ego del Capitán Planeta

El Capitán Alamilla y su equipo persiguen a los malos con batas blancas, material de vidrio y análisis incuestionables.

Mientras la estufa seca muestras y el horno hace la digestión de sólidos, el Capitán Alamilla prepara la alícuota correspondiente a un caso: «Un ciudadano, una organización ecologista, una autoridad forestal… El proceso siempre se inicia a partir de una denuncia. Alguien observa un daño sobre la naturaleza y avisa al Servicio de Protección del Medio Ambiente (Seprona)». El Seprona realiza el atestado; toma fotos y vídeos del entorno y recoge partes representativas del mismo cuando advierte que, para esclarecer el suceso, resultará imprescindible una analítica. El Laboratorio de Medio Ambiente, dentro del Servicio de Criminalística de la Dirección General de la Guardia Civil, se encarga de caracterizar las porciones promediadas de suelo, agua, aire y cebo, así como de evaluar su toxicidad de mayor a menor gravedad.

El Capitán Alamilla tiene bajo su mando a quince profesionales. Su equipo lleva a cabo un centenar de actuaciones al año. «Contamos con químicos, geoquímicos, ingenieros forestales, geólogos y farmacéuticos. Pero necesitaríamos tener una representación más amplia de carreras de Ciencias. El Medio Ambiente es muy vasto», evidencia Alamilla al tiempo que pesa una parte de tabaco fraudulento, «muy perjudicial para la salud», en la sala de balanzas. Los resultados del Laboratorio están acreditados a nivel internacional y son incuestionables desde el punto de vista técnico en los juicios donde sus dictámenes forman parte de la fase pericial.

Eliminar molestias medioambientales

«Muestras de cebos y vertidos nos llegan durante todo el año. La casuística de aire es menor. Y en verano, sobre todo, priman los incendios», comenta Alamilla. Cualquier espacio protegido cuenta con presas y aves rapaces. Los dueños de cotos de caza, que obtienen un rédito por cada perdiz abatida, en ocasiones optan por colocar trozos de carne salpimentados con pesticidas para atraer a águilas con hambre y sin cash. «Cuando sabemos qué producto se ha utilizado, porque el supuesto responsable ha sido sorprendido con él, el análisis tarda una semana. En cambio, la búsqueda entre los miles de parámetros posibles resulta muy compleja si desconocemos el corrosivo en cuestión», señala Alamilla. A veces llegan al Laboratorio «casos especiales» que no aparecen de nuevo por allí en años: «Por ejemplo, un camión que derrama el contenido de su cisterna en una carretera o éste se incendia sin motivo aparente».

El respeto y la protección de la naturaleza son básicos. Los ciudadanos cada vez están más concienciados. Así, al menos, lo cree Alamilla, quien desde 2000 intenta, entre otras diligencias, «solventar las molestias medioambientales que afectan a poblaciones grandes, como un problema de polvo o un vertido, y que a lo largo acarrean enfermedades». Cerrar con éxito actuaciones de este tipo son las que le producen una mayor satisfacción personal y profesional.

Reforma Código Penal

El Congreso ya ha remitido al Senado el texto que contempla la Reforma del Código Penal. Los nuevos delitos tipificados en materia de medio ambiente aluden al traslado ilegal de residuos, la explotación de instalaciones en las que se realice una actividad peligrosa y la destrucción de grave alteración del hábitat por la caza o la pesca de especies amenazadas. El CP hasta ahora contemplaba en sus Capítulos III y IV sanciones para las actuaciones dañinas contra la Flora, Fauna, Recursos Naturales y Animales domésticos.