
La aterosclerosis: el enemigo invisible que nos acecha a todos
La enfermedad cardiovascular ateroesclerótica (ECVA) es la principal causa de infartos y accidentes cerebrovasculares, provoca el 85% de las muertes relacionadas con enfermedades cardiovasculares en todo el mundo.

La primera causa de muerte en España no es la que imaginas. Lo dice, y bien claro, la Organización Mundial de la Salud. Afortunadamente, los expertos nos ayudan a identificar la aterosclerosis, y prevenirla.
En primer lugar, aclaremos los términos sobre la aterosclerosis. La enfermedad cardiovascular ateroesclerótica, que no hay que confundir con la arteriosclerosis, es la acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias en el recubrimiento de las paredes de las arterias. Esta acumulación se llama placa. Y sí, suele ser la forma más común de la arteriosclerosis –endurecimiento y pérdida de elasticidad de las arterias–, pero no la única.
El 'colesterol malo'
El colesterol no es la única causa –aunque sí la principal– de la aterosclerosis. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los factores que contribuyen a la ECVA son muchos, entre ellos, los antecedentes familiares (genética), el tabaquismo, la obesidad, la actividad física, la alimentación, los niveles elevados de colesterol, la hipertensión arterial y la diabetes. Las cifras son muy claras: el 70 por ciento de los pacientes de alto y muy alto riesgo cardiovascular no tienen controlado el colesterol, según la última encuesta europea EUROASPIRE V.
En España, según un estudio realizado por la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) en pacientes con hipercolesterolemia familiar, 'alto riesgo' (seguidos en las Unidades de Lípidos), solo el 29 por ciento alcanzaba el objetivo de colesterol-LDL tras un año de seguimiento. Es más, durante los dos últimos años, 2020 y 2021, como nos confirma la doctora Mª Rosa Fernández Olmo, presidenta electa de la Asociación de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardíaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), a causa de los confinamientos y la menor movilidad, “se calcula que un 40% de la población que padecían problemas de colesterol no han tenido un control adecuado”. A ello se une el escaso seguimiento del tratamiento hipolipemiante por parte de los pacientes, dado que la aterosclerosis es una enfermedad que no produce síntomas visibles. Lo puso de manifiesto recientemente el doctor Carlos Lahoz, de la Unidad de Lípidos y Riesgo Vascular del Hospital Carlos III de Madrid, en el simposio organizado por la SEA Paciente On Target: Nuevos desafíos en el tratamiento Hipolipemiante. En este mismo simposio se puso de manifiesto que, incluso tras haber sufrido un episodio isquémico, casi la mitad de los pacientes han abandonado el tratamiento al cabo de dos años como media.
Un problema que afecta a toda la sociedad
Hay abundancia de datos oficiales que indican la gravedad de esta enfermedad. La Fundación Española del Corazón, indica que las enfermedades cardiovasculares son la quinta causa de baja laboral, representando el 17 por ciento de las bajas por enfermedad en España, solo por detrás de la lumbalgia, la depresión y los trastornos músculo-esqueléticos. Además, las enfermedades cardiovasculares suponen un coste anual de –aproximadamente– 9.000 millones de euros en España, una cantidad que se eleva hasta los 192.000 millones en el conjunto de la Unión Europea. El tratamiento de estas patologías representa el 7,1 por ciento sobre el gasto total sanitario nacional, lo que pone de manifiesto que las enfermedades cardiovasculares son la mayor carga económica tanto en nuestro país como en la UE. Pese a la evidencia de los números, la aterosclerosis o ECVA sigue siendo un desafío de salud oculto a simple vista.
¿Qué podemos hacer?
En realidad, hay muchas cosas que ayudan. Analíticas, cambio de hábitos, mejorar el acceso a la salud y adoptar tratamientos farmacológicos innovadores, son algunas de las soluciones y estrategias de prevención que debemos considerar.
En primer lugar, y dado que la acumulación de colesterol 'malo' no produce síntomas, la doctora Fernández Olmo recomienda realizar análisis de sangre específicos: “Al menos uno en hombres a partir de los 40 años y en mujeres con más de 50 o en situación de posmenopausia. Si existen factores de riesgo asociados, se debe de hacer un análisis de colesterol antes. Posteriormente se debe controlar cada 6 / 12 meses, salvo cambios o ajuste de tratamiento. En caso concretos, como tras eventos coronarios agudos, se debe realizar un control entre el primer y segundo mes”.
En segundo lugar, hay que alentar a la población en general a mejorar sus hábitos de vida. Comer mejor, siguiendo una dieta cardiosaludable, hacer ejercicio, dejar de fumar y no probar el alcohol son cuatro normas irrenunciables. En palabras del doctor Albert Ariza, presidente de la Asociación de Cardiopatía Isquémica y Cuidados Agudos Cardiovasculares de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) “un hábito importantísimo y sencillo que yo recomiendo a mis pacientes adoptar cuanto antes es andar todos los días: una hora por la mañana y otra por la tarde”.
En tercer lugar, mejorar el acceso a la salud. En la actualidad, la velocidad de adopción de tratamientos innovadores se ve obstaculizada por cuellos de botella en los sistemas de salud. La pandemia provocada por la COVID-19 ha ejercido una presión considerable sobre los recursos de los sistemas sanitarios y ha mostrado la necesidad de renovar urgentemente el modelo de atención médica actual, por ejemplo, al reducir o prevenir las hospitalizaciones para liberar la capacidad del sistema.
Por último, ofrecer un acceso más rápido y más amplio a los tratamientos reductores de LDL para las personas con eventos o accidentes cardiovasculares, con un enfoque basado en la prevención. Esto redundará en el fortalecimiento del sistema sanitario de cada país y generará ahorro a largo plazo. De esta manera, permitiendo un acceso más rápido y más amplio a la innovación para las personas con eventos o accidentes cardiovasculares, estaremos más cerca del objetivo común: frenar las muertes prematuras causadas por las enfermedades cardiovasculares, como la aterosclerosis o ECVA, permitiendo que los pacientes y sus familiares ganen un tiempo muy valioso para seguir compartiendo años de vida.
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