Vivian Wilson, la hija modelo de Elon Musk desafía –y acusa–  a su padre

Pisando fuerte

Vivian Wilson, la hija modelo de Elon Musk desafía –y acusa– a su padre

Es la hija mayor del magnate, pero no se habla con él desde que hace cinco años decidió cambiar de sexo. Ahora triunfa como modelo y no se corta a la hora de criticar al dueño de Tesla.

Martes, 14 de Octubre 2025, 15:55h

Tiempo de lectura: 3 min

Tiene 21 años y se define como modelo y creadora digital. Lo cual queda avalado por su presencia en portadas de prestigiosas de revistas de moda y sus miles de seguidores en redes sociales. Pero Vivian Jenna Wilson es, sobre todo y a su pesar, la hija mayor de Elon Musk, aunque no se hablan desde hace cinco años, cuando Vivian decidió cambiar de sexo.

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Pisando fuerte. Vivian debutó el mes pasado en la Semana de la Moda de Nueva York y ha protagonizado varias portadas de revistas.

Hace un año Vivian dio su primera entrevista, ya muy crítica con su padre, pero ahora que ocupa portadas es aun más radical y no duda en tacharlo de «narcisista» y «dado a los ataques de ira», además de explicar como sus hijos, incluida ella misma y su gemelo, son concebidos con ingeniería genética. Algo que sin duda se ha hecho patente en los últimos años en los que, en su afán por procrear y poblar la tierra, en sus propias palabras, se reproduce con mujeres con las que no tiene relaciones sentimentales (y es de suponer que tampoco sexuales).

Vivian dice que las transfobia y el discurso fascista de Elon Musk no tienen nada que ver con su cambio de sexo. «Lo conozco bien. Nunca fue progresista, era un timo de marketing»

La relación del dueño de Tesla y Justine Wilson  –una novelista canadiense–, los padres del Vivian, fue tormentosa desde el inicio, aunque, con todo, ha sido la más 'tradicional' que Musk ha tenido. Se conocieron en la Queen’s University de Ontario (Canadá), donde ambos estudiaban antes de que el magnate se trasladara a Pensilvania para terminar su carrera. Se reencontraron a mediados de los años 90, cuando Justine se mudó a Silicon Valley y fue a vivir con Musk en un piso compartido. Él empezaba a ganar ya millones con sus innovadoras start-ups. Cuando se casaron en 2002 ya se habían trasladado a Los Ángeles, donde él fundó SpaceX. Su relación estuvo trágicamente marcada por la pérdida de su primer hijo a las diez semanas de nacer. Luego Musk y Justine tuvieron a Vivian y a su gemelo, Griffin, y más tarde, trillizos. Desde que se divorciaron, Musk ha tenido otros nueve hijos.

Musk pidió el divorcio a finales de la primavera de 2008, sólo unos meses antes de convertirse en consejero delegado de Tesla, y ahí empezaron las trifulcas. Justine –su ya esposa y madre de Vivian— reclamó acciones de Tesla y de Space X, pero acabó perdiendo el juicio –que duró dos años– porque había firmado un acuerdo prenupcial muy desfavorecedor para ella. Se llevó unos 20 millones de dólares, una minucia en comparación con el valor de las empresas del padre de sus cinco hijos, que se quedaron con ella.

En cualquier caso, matiza Vivian, su mala relación con su padre no tiene nada que ver con el complicado divorcio ni con tener hermanos de cuya existencia se entera por la prensa. Aclara que tampoco el odio de Musk a las personas trans, ni su discurso fascista (saludo nazi incluido) tiene que ver con que ella haya cambiado de sexo; él, dice, ya era así.

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En familia. Vivian (a la izda., cuando se llamaba Xavier), con su hermano gemelo y sus padres.

«Lo conozco bien. Nunca fue progresista, era un timo de marketing». Curiosamente, Musk autorizó la transición de género de Vivian cuando aún era menor de edad. El millonario dijo  después que lo «engañaron» para firmar y que su hija —hijo, para él— «está muerto, víctima del virus woke».

Las medidas del actual Gobierno de Donald Trump, a quien Elon Musk tanto ayudó en su carrera para volver a la Casa Blanca, le parecen «terroríficas» a Vivian, pero dice no tener miedo de su padre ni de su poder: «Es un niñato patético. ¿Por qué debería asustarme, porque es rico...? Nah, me importa una mierda».

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