Alice Kellen La reina de las novelas de amor: «Nunca he ligado por Internet, no me va consultar un catálogo»

Su ejército de fans aguanta horas en colas kilométricas para que les firme libros. Enloquecen con sus historias de amor y han convertido a esta treintañera de Valencia camuflada bajo seudónimo en la autora más vendida el año pasado. Su fórmula para el éxito es universal. Nos la cuenta.

Viernes, 13 de Octubre 2023

Tiempo de lectura: 8 min

Eligió llamarse Alice por la Alicia de Lewis Carroll y Kellen por la novelista irlandesa Marian Keyes. Hace una década escribió una historia de amor y la subió a Amazon. Se convirtió en un fenómeno. Imparable. Las ventas de sus libros son un grifo abierto: no cesan. Sus seguidoras devoran las historias de amor ideadas por esta valenciana de 34 años, madre de dos niños, que emula a Corín Tellado. Su última novela, Donde todo brilla (Planeta), también va como un tiro.


XLSemanal. ¿Por qué escribe sobre amor?

Alice Kellen. La literatura romántica la descubrí por una de estas colecciones que se venden en los quioscos, unos libros con unas cubiertas de colores. Y no era exactamente romántica, era del género chick lit (mujeres urbanas, sus amores y problemas). Me enganché, me compraba uno a la semana. Y decidí plasmar en papel todo lo que tenía en la cabeza; yo soñaba muchísimo despierta. Lo hice porque me divertía. Volvía del instituto y escribía.

XL. Es un tema inagotable.

A.K. Seguimos profundizando alrededor del amor porque no lo dominamos. No hemos dado con una fórmula en la que digamos «haz esto y funciona», así que seguiremos dándole vueltas.

XL. ¿Por qué el amor interesa más a las chicas que a los chicos?

A.K. A los chicos también les interesa: todos nos enamoramos. No sé si es una cuestión educativa, pero sí es verdad que los chicos no buscan tanto el revivir el amor a través de otros estímulos. Hay más prejuicios y, si les apetece leer sobre amor, les cuesta reconocerlo abiertamente.

XL. ¿Qué le comentan sus lectores varones?

A.K. Muchos me empezaron a leer porque me leían sus parejas. Algún chico ha venido a decirme: «Te empecé a leer por mi exnovia y te he seguido leyendo». También vienen muchas parejas que me leen los dos, y eso me gusta. Igual que cuando vienen la madre, la hija y la abuela y las tres han leído mis libros.

«Seguimos dándole vueltas al amor porque no conocemos la fórmula para que funcione»

XL. ¿Por qué gustan sus libros?

A.K. Las lectoras quieren un espejo en el que mirarse. Me dicen: «Me he sentido muy identificada con la protagonista». Buscan validar sus propias emociones. Intento que los personajes sean reales, que tengan sus defectos y que los libros sean muy cotidianos. Me gusta que los lectores se sientan identificados. No hay explosiones en la página 300 ni nada que te saque de tu vida. Muchos de mis libros tratan de la búsqueda de ti misma.

XL. ¿Hay autores varones de novela romántica?

A.K. Hay, pero menos. Tienen que sortear los prejuicios.

XL. ¿Escriben de una manera diferente?

A.K. No sé si eso está mal decirlo, pero normalmente cuando leo un libro puedo distinguir si está escrito por un hombre o una mujer. Me cuesta explicar por qué, pero lo noto.

XL. ¿Por qué eligió un nombre anglosajón? ¿Por qué en la literatura romántica predominan los nombres y escenarios extranjeros?

A.K. El nombre es porque apenas había autoras nacionales. En romántica eran todo traducciones. Se puso de moda ponerte un seudónimo que sonase extranjero porque te abría las puertas para que te leyesen. Ahora ya no es así. Y, respecto a ambientar las historias en el extranjero, las más íntimas las sitúo en Valencia, mi ciudad, y suelen ser también más cortitas y más adultas. Y para las demás me gusta imaginar.

XL. Desde Victoria Holt, Barbara Cartland o Corín Tellado han cambiado mucho las cosas.

A.K. Hay muchas autoras como las que nombras y muchas otras a las que ahora censuran. Se consideran machistas, se dice que no enfocaban bien el amor. Y yo siempre digo que todo tiene su contexto, que no podemos valorar algo que se escribió hace treinta años desde nuestra perspectiva. Tenemos que ser un poco justos, igual dentro de treinta años lo que hacemos ahora parecerá raro. Pero es verdad que la novela romántica ha cambiado mucho.

XL. Ahora hay personajes homosexuales.

A.K. Claro. De hecho, yo creo que la novela romántica ha sido el género con más inclusión. Y me parece bien que sirva para visibilizar y que se normalice. Tienes que mostrar cómo es ahora la sociedad.

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XL. ¿Qué opina de que se quieran corregir algunos textos para adaptarlos a las realidades de ahora?

A.K. Tiene más sentido que no lo publiques si no encaja con tu catálogo o tus valores. O se podría poner una nota del editor al principio del libro que lo contextualice.

XL. ¿No cambiaría nada a Victoria Holt, Corín Tellado y otras autoras antiguas?

A.K. No es lo que a mí me interesaría publicar y ni siquiera creo que la gente joven comprendiera esas historias de amor porque hablan un idioma de hace años que ahora no se entiende. Algunas que ahora incluso se han quedado como machistas tenían un punto moderno en su momento.

XL. ¿Por ejemplo?

A.K. Bridget Jones. Ahora lo lees y hay mil cosas que cambiarías. Recuerdo leer esa novela y pensar: «¡Ostras, qué pasada!». Y ahora, en cambio, está anticuada.

XL. La novela romántica no tiene, en general, prestigio literario. ¿Le afectan las críticas?

A.K. Si me han dedicado alguna crítica, yo no me he enterado. Pero yo creo que no me la han hecho. Es como otra liga, ¿sabes?

XL. ¿Y qué opina de eso?

A.K. Voy por mi camino. El problema no es mío, tengo poco que opinar. Creo que el problema son los prejuicios.

XL. ¿Cree que hay prejuicios con la novela romántica que no los hay con otros géneros?

A.K. Hay prejuicios con la novela comercial en general. Hay otra mirada. Pues vale.

XL. No le molesta.

A.K. No me quita el sueño. Son muchos años ya. Llega un momento en que te deja de parecer extraño. El lector es soberano y el lector elige. Cada uno tiene que encontrar qué le gusta leer, decidirlo, llegar a su casa, abrir el libro, disfrutar y que sea un acto placentero.

XL. Respecto al amor, ahora con las plataformas se liga de otra manera.

A.K. Yo nunca he estado en una de estas plataformas. No me van. Creo que, aunque volviera a estar soltera, me costaría muchísimo. Tengo amigos que han conocido allí a su pareja. Es como las redes sociales, todo tiene su lado bueno. Pero a mí no me va eso de consultar un catálogo. Soy una persona muy sensorial, me interesan los gestos, la forma de mirarte, la manera de reírse, el timbre de la voz... Soy supervieja [se ríe], como puedes ver. Tengo 34 años. En fin, no sé.

XL. ¿Teme que la inteligencia artificial escriba novelas románticas estupendas y le robe lectores?

A.K. Lo que me da miedo es que en una sociedad en la que todo es rápido y todo es puntuable se pierda sensibilidad, estamos perdiendo el alma. Es una cosa muy cursi esto que estoy diciendo, pero yo creo que se tiene que notar cuando algo se hace con alma. Acabo de ver una exposición de Monet. Y te gusta imaginar a esa persona en su jardín pintando. Te gusta también lo que hay detrás, que haya capas. Yo no creo que la inteligencia artificial pueda crear algo con alma y con capas, con esa fuerza.

XL. Ha dicho 'cursi', que a menudo se aplica a lo romántico.

A.K. No tiene por qué. Todos nos enamoramos. A todos nos gusta sentirnos queridos.

«Mi marido lee mis novelas antes de publicarlas. Y, si me pide que cambie algo, lo hago»

XL. Pero a veces es cursi.

A.K. Sí. Hay gente cursi y le gusta serlo. Y otros, como yo, somos superintensos. A veces te lo dicen en tono negativo, pero a mí me gusta ser intensa. Cuando algo me gusta, me gusta intensamente y me gusta vivir las cosas así. En cierto modo es un poco como lo viven los niños. De ellos me gusta mucho su emoción y su asombro.

XL. Ha dicho en una entrevista: «Yo lloro y facturo».

A.K. Acababa de salir la canción de Shakira y me preguntaron qué opinaba Y dije: «Pues, mira, yo hago las dos cosas».

XL. El despecho es muy de novela romántica.

A.K. El amor engloba todas las emociones, también las negativas. El amor no es siempre luminoso, tiene muchas caras.

XL. Pero una novela romántica debe tener un final feliz.

A.K. Se supone que así debe ser. Pero hay novelas mías que no tienen un final exactamente satisfactorio. En lugar de decir 'novela romántica', yo digo que son 'novelas de amor'. Dentro del género hay un poco de guerra entre los términos.

XL. ¿Es imprescindible que en una novela de amor haya obstáculos?

A.K. El amor tiene muchas aristas. No siempre es burbujeante, efervescente y maravilloso. Por eso seguimos dándole vueltas al tema y nos sigue atrayendo. Y también me gusta muchísimo el desamor. Es como una moneda y me encantan las dos caras.

XL. Explique eso de que le gusta el desamor.

A.K. He leído muchos libros que me encantan sobre cómo acaba una relación de amor, cómo va cayendo todo; no es esa torre tan deslumbrante y maravillosa. Eso me atrae mucho.

XL. ¿Su marido lee sus libros?

A.K. Sí, llevamos juntos 14 años y opina. Y, si me pide que cambie algo, lo hago. En el 90 por ciento de los casos en los que lectoras cero [profesionales que revisan manuscritos] o él me piden cambios, los hago tras pensarlo un poco. Primero necesito un tiempo de rumiar. Pero sí, hago bastante caso... si son cosas lógicas, claro.

XL. ¿Le gustó Cincuenta sombras de Grey? Dio un vuelco a las escenas de sexo en la novela romántica.

A.K. Solo he leído el principio del primer libro. Y es una novela romántica: debe tener sexo. Antiguamente no lo tenían: la pareja entraba en el dormitorio, había un fundido en negro y la siguiente página arrancaba al amanecer. Me llama la atención que a la gente le dé pudor hablar de sexo –que es algo que hacemos todos, igual que lavarnos los dientes– y que, sin embargo, no les dé pudor hablar de emociones o de sentimientos superíntimos. A mí me cuesta mucho más desnudarme de una forma emocional cuando escribo que narrar una escena de sexo, que tampoco tiene ningún misterio.

XL. Ahora, los jóvenes consumen mucho porno, y cada vez antes.

A.K. Esto me preocupa muchísimo. Te obliga a adelantarte tú y hablar antes a tus hijos de cosas de las que te gustaría hablar más adelante. Pero es que, si no las hablas tú, se las cuenta el entorno.

XL. Tiene lectores muy jóvenes.

A.K. Me alucina. Me leen chicas de 11 años, libros que no son para esa edad. También me ha dicho la madre de una amiga mía, de 70 años: «Me he sentido identificada con la protagonista. Porque yo también he tenido 23 años».


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