Un sencillo ramo de flores es el sutil homenaje que este domingo iluminaba el escenario del último atentado de ETA. Flores en homenaje al inspector de policía Eduardo Puelles en el mismo aparcamiento donde los terroristas le asesinaron el viernes. La vuelta a la normalidad se impone junto a tres coches calcinados y una enorme mancha negra en el suelo. Mientras continúa el desfile de declaraciones políticas. Hoy ha sido la primera del alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, tras el atentado y el destino la ha brindado durante un tradicional homenaje al soldado vasco. Un paso hacia adelante que secundaron decenas de miles de personas por la Gran Vía bilbaína. Los familiares del inspector asesinado y de otras víctimas de ETA encabezaron la marcha. Un silencio roto por aplausos espontáneos durante el recorrido y, sobre todo, por un improvisado discurso frente al ayuntamiento. Fueron tres emotivos minutos junto a una histórica unidad de partidos políticos, asociaciones y miles de rostros anónimos. Después llegaría el desfile de decenas de personas mostrando su afecto a Francisca Hernández, la viuda de Puelles. Una emoción contenida con sus dos hijos siempre escoltándola. Pero sin ningún llanto en público. Las lágrimas las escondieron para que no las vieran los asesinos.



