Barcelona ha estrenado un nuevo sistema para intentar combatir los atascos. Se trata de la velocidad variable. En función del volumen de vehículos se fija el límite de velocidad. Un método que no convence a los conductores y que en la primera jornada no ha evitado las aglomeraciones.Ahora no sólo hay que estar pendiente de la carretera y del contador de velocidad, también de los paneles luminosos. Los conductores miran el reloj y piensan que esta medida no les va a ahorrar tiempo porque si disminuyen la velocidad también tardaran más. Tampoco les convence el argumento de que reducirá la contaminación.Y lo que más indigna a los conductores es que esta flexibilidad no sea también por encima de los 80. No entienden porque en horas de poco tráfico como las nocturnas no pueden ir mas rápido.De momento la medida se ha estrenado con pocos atascos, poca variabilidad y con algún que otro panel que todavía no funciona.



