El segundo día de huelga general, convocada por el mayor sindicato de Chile, acabó con violentos choques entre la policía y grupos de jóvenes encapuchados. Las fuerzas de seguridad utilizaron cañones de agua y gases lacrimógenos para disolver las protestas en Santiago de Chile y otras ciudades. Hasta entonces la jornada había transcurrido de forma pacífica, marcada por movilizaciones masivas en todo el país para exigir al Gobierno de Piñera una nueva Constitución, un nuevo modelo económico y un código del trabajo. Miles de estudiantes y universitarios secundaron la huelga en reclamo de unas reformas en el sistema educativo, lo que redobló la presión sobre el Gobierno del presidente Sebastián Piñera, golpeado por un desplome de su popularidad.Según los convocantes, 600.000 personas protestaron en Chile contra el Gobierno chileno, la mayor movilización desde el retorno a la democracia.