Entre escombros y humo ha quedado la comisaría donde este lunes en la región rusa de Ingusetia, en el norte del Cáucaso, una persona sin identificar ha hecho estallar una carga de explosivos que ha acabado con la vida de dos agentes. Poco después otro atacante detonaba una bomba escondida cerca de otra estación de policía, esta vez sin víctimas. El vehículo utilizado en la primera explosión había sido robado en el este de Ucrania. Hace una semana, el doble atentado del metro de Moscú, que dejó 40 muertos, volvió a poner sobre la mesa la inestable situación política y económica en el Cáucaso, donde las autoridades han cedido el poder a los clanes y más de la mitad de la población vive en condiciones de pobreza.