Poco tardó el rey en hablar de corrupción. Y aunque fue contundente en sus palabras "hay que cortar la corrupción de raíz y sin contemplaciones" no mencionó a su hermana, la infanta Cristina. Sí habló de indignación, de desencanto, de conductas irregulares y se mostró preocupado por mejorar la imagen que ofrece España.