Los campamentos infantiles y las piscinas son los lugares donde más picaduras se producen. Las de avispas son las más frecuentes, normalmente se trata de una reacción leve, pero en un pequeño porcentaje de niños, se produce una reacción alérgica que puede ser mortal. En ese caso hay que actuar de inmediata, aplicando una inyección de adrenalina para neutralizar los efectos del veneno.