Valladolid, cinco DO y un territorio

La idea surgió hace cuatro años en un foro que reunió a un centenar de profesionales de diferentes ámbitos del sector turístico. Los especialistas apuntaron a que Valladolid tenía que especializarse y diferenciarse. No en vano, pocas provincias cuentan con cinco denominaciones de Origen asentadas en su territorio y cuatro rutas del Vino certificadas , que podían ofrecer una variedad de paisajes y de variedades vinícolas. Así nació «Valladolid es Vino», y la unificación de la propuesta enoturística. Aunque el Covid ha revuelto el turismo en este malogrado 2020, esta iniciativa estaba empezando a dar sus frutos. El virus pasará, la vida volverá a la normalidad, y este territorio espera como destino para los viajeros que deseen conocer nuevas sensaciones, siempre con el vino y su entorno como protagonistas.

El fin es impulsar el potencial de Valladolid , donde el vino forma parte de una cultura milenaria, en la que es parte esencial de su gastronomía, agricultura e industria. La mayor parte de sus pueblos tienen majuelos, antiguos lagares, bodegas tradicionales o barrios de bodegas subterráneas que eran, y siguen siendo, un lugar de encuentro para compartir y disfrutar.

Ejemplo de ello son las bodegas subterráneas excavadas y agrupadas a las afueras de Mucientes , recientemente reconvertidas en espacio didáctico, que le han valido a la localidad vallisoletana el reconocimiento del mejor destino enoturístico del país en la última edición de los Premios de Enoturismo «Rutas del Vino de España» de ACEVIN (Asociación Española de Ciudades del Vino).

Con 8.000 kilómetros cuadrados de viñedos, la oferta enoturística permite conocer el buen hacer a la hora de cultivar la tierra, del mimo de las uvas, del arte de la vendimia, del silencioso proceso de las bodegas... Pero el enoturismo va más allá, con la gastronomía, cultura, arquitectura e historia que reposan junto a las vides como complemento a una escapada. En este sentido, las Rutas del Vino ofrecen experiencias y vivencias para un turista cada vez más participativo.

Desde el castillo de Peñafiel, en el corazón de Ribera del Duero, vigilando con paciencia en las alturas las añadas de algunos de los caldos más prestigiosos del mundo, el Museo Provincial del Vino es un referente del enoturismo. En este singular espacio, el visitante logra asomarse a la compleja elaboración del vino, su historia, los procedimientos, los tipos de prensas utilizados, las herramientas, los útiles de medida, las botellas o la cata.