Castilla y León, vinos de la corriente del río Duero

Ribera del Duero es la DO más popular en Castilla y León. Ocupa más de 22.000 hectáreas repartidas por Burgos, Segovia, Soria y Valladolid . La mayoría, plantadas en los años 80. Esta zona vitícola es el mejor exponente de la Tempranillo, que también convive con Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec, Garnacha y Albillo. Ribera elabora vinos tintos con las categorías tradicionales (joven, crianza, reserva y gran reserva) y vinos rosados. La DO ampara también vinos blancos de la variedad Albillo Mayor.

Vino blanco es sinónimo de DO Rueda, cuyo foco principal se sitúa en las localidades vallisoletanas de Rueda, La Seca y Serrada. La uva blanca que le ha dado la fama, la Verdejo, llegó a la región en el siglo XI, durante el reinado de Alfonso VI . Desde entonces, Rueda se ha convertido en cuna del blanco, clasificados según su crianza y su composición. La DO estrena esta añada su Gran Vino de Rueda, con uvas de viñas de más de 65 años; Rueda Pálido, de crianza biológica; e incorpora la figura de «Vino de Pueblo».

El vino tinto tiene de nuevo su protagonismo en la DO Toro , donde se comercializa desde el siglo XII. La principal característica de la zona, los valores extremos de calor y fríos bajo cero, con heladas seguras entre octubre y mayo y muchas horas de sol. La uva que lleva el nombre de Toro por el mundo es la Tinta de Toro, autóctona y única. En la DO Bierzo, sus bodegas elaboran tintos, blancos y rosados con predominio de la Mencía , la variedad reina de la comarca, y grandes blancos de Godello. Situada al noroeste de la provincia de León, sus viñas están próximas a los ríos, con altitudes entre los 400 y 1.000 metros y cuyos suelos se diferencian por su localización en la montaña o la hoya.

La DOP Cigales se reparte a ambas márgenes del río Pisuerga, afluente del Duero. Si en Rueda tiene todo el protagonismo su blanco, aquí lo posee el rosado , junto con excelentes tintos. Para lograr estos famosos claretes, acompaña su materia prima principal, la Tempranillo, con Garnacha y con las blancas Albillo, Viura y Verdejo. Por último, con un hueco entre las DO con mayor volumen de producción, se encuentra la DO León, con 40 bodegas inscritas. Es el imperio de la Prieto Picudo, su tinta autóctona, que ocupa el 69% de la superficie plantada, junto con la blanca autóctona Albarín.

En Castilla y León hay hasta 13 zonas denominacion es de origen a la que se suma la IGP Vino de la Tierra de Castilla y León. La DO Arlanza, con 23 bodegas inscritas, se encuentra en el centro de la provincia de Burgos, donde producen vino desde el siglo VII. La DO Arribes, entre Zamora y Salamanca, presume de la tinta Juan García, su variedad autóctona, y de la recuperada Bruñal, todo en un enclave de belleza natural único. En Ávila, 35 pueblos forman parte de la DOP Cebreros, la más joven de la Comunidad, con Garnachas increíbles. En los bancales de la Sierra de Francia asienta sus viñas la DOP Sierra de Salamanca, con predominio de su variedad líder, la Rufete, en versión tinta y a partir de ahora también blanca. Diez bodegas componen la DO Tierra del Vino de Zamora, que trabajan con la tinta Tempranillo y las blancas Malvasía, Moscatel y Verdejo. Hace 10 años nació la DOP Valles de Benavente y desde entonces sus cuatro bodegas tratan de hacerse con un hueco a través de blancos, rosados y tintos. En Segovia reluce poco a poco Valtiendas, la Denominación de Origen Protegida (DOP) más pequeña de España y la que goza de mayor altitud (920 metros) para trabajar con Tempranillo, Syrah, Garnacha, Cabernet Sauvignon y Merlot.