Experiencias
Un año y medio sola, en autostop, por África: el viaje más difícil y hermoso de Laura
Laura Lazzarino, argentina, lleva treces años viajando por todo el mundo, «indefinidamente, como forma de vida»
Andrea del Valle
Laura Lazzarino , de 36 años, vive la vida de una forma peculiar: en un constante viaje. La argentina ha pasado un año y medio viajando en autostop por África, desde Egipto a Sudáfrica, un trayecto que le cambió la vida, y ha visitado ... más de setenta países , entre los que se encuentran Etiopía, Tailandia o Turquía. Conocer todo tipo de culturas y verse envuelta en situaciones de lo más dispares le ha hecho replantearse su forma de ver la vida y de comprender las culturas.
¿Cómo era su vida antes de comenzar a viajar?
Soy licenciada en turismo y trabajaba como agente de viajes en una agencia muy pequeña con turistas extranjeros que venían de visita. Empecé a viajar en 2008. Al principio lo hacía por un tiempo limitado y volvía a Buenos Aires -que era donde estaba viviendo en ese momento- para seguir trabajando, reunir dinero y volver a irme. A partir de 2010 empecé a hacerlo de forma indefinida, como modo de vida.
¿Desde donde partió la primera vez que empezó a viajar de manera indefinida?
Mis primeros viajes fueron desde Buenos Aires hasta Bolivia y Perú. Después hice un viaje por Centroamérica en autobús y finalmente visité la India, donde me di cuenta de que quería vivir viajando.
¿Qué experiencia le ha marcado más en todas estas aventuras?
La experiencia que más me ha marcado ha sido la visita a África . Para mí es un viaje que establece un antes y un después en mi vida viajera. Estuve un año y medio haciendo autostop desde Egipto hasta Sudáfrica. Fue el viaje más difícil que he hecho y a la vez el más hermoso. De todos modos creo que en cada lugar se aprende algo nuevo.
Dice que África fue el viaje que más le marcó, ¿cuáles son las razones?
Fue un un viaje que me obligó a cuestionar mis fronteras en todos los sentidos, desde lo que yo consideraba normal hasta lo que yo pensaba de mí misma. El choque cultural fue grandísimo y fue muy interesante poder contrastar esas ideas preconcebidas de Occidente sobre África. Es curioso porque hablamos del continente como si fuera un país, cuando en realidad son más de cincuenta países. Yo sabía que no estaba preparada , pero también sabía que no había mucho que yo podía hacer para prepararme, entonces fui a ver con qué me encontraba. Fue un viaje muy duro, pero también fue muy hermoso darme cuenta de que tenía muchas cosas que aprender.
¿Por qué fue un viaje duro?
África es un viaje muy físico, no es como viajar por Europa o por el sudeste asiático, que está preparado para el turismo. En África, más allá de los safaris y de los complejos de cinco estrellas para el viajero de a pie, no todos los países tienen muchas comodidades . Comencé a darme cuenta de que hay cosas que tenemos normalizadas que no en están en todos los sitios, como abrir un grifo y que salga agua o que haya un horario marcado para coger el autobús.
¿Tuvo algún problema o se sintió limitada al viajar sola por ser mujer?
Ser mujer muchas veces era limitante, y tuve que darle la vuelta para que dejara de serlo. A veces parecía un florero, todo se hacía a través de mi acompañante y no tenía acceso a todo lo que tenían los hombres. Todo esto me removió mucho y me hizo preguntarme y cuestionarmelo todo. A parte de eso, no tuve ningún problema serio. Sí viví alguna situación de acoso , pero nada distinto a lo que pueda vivir en Argentina. No lo considero más peligroso por el hecho de ser mujer, sino que creo que pasa más por el choque cultural.
¿Qué fue lo que más le llamó la atención de este choque cultural?
En el día a día yo tenía acceso a cosas como mujer extranjera que las mujeres locales no tenían, por ejemplo, salir a pasear. Tan solo me encontraba con hombres en los espacios públicos. También creo que es importante no caer en el pensamiento occidental de lamentarse por estas mujeres. Ellas tienen sus propios espacios de recreación y sus propias alternativas . No debemos caer en el perjuicio o en la simplicidad, sino simplemente entender que manejan otras reglas.
¿Qué fue lo que le hizo cambiar de vida y dedicarse a viajar?
No lo decidí en un momento puntual. Lo cierto es que yo siempre quise viajar , por eso estudié turismo en la universidad e idiomas desde muy pequeña. Vengo de una ciudad que aunque no es pequeña, lo es de mentalidad. No tiene ningún atractivo particular y no había mucho contacto con otros viajeros, y supongo que el hecho de no tener eso hizo que lo echara en falta. Al principio no se me presentaba la oportunidad por problemas económicos, pero poco a poco pude solucionarlo.
¿Cómo se sobrepuso a esos problemas económicos?
Al principio viajaba con ahorros , no porque tuviese una cuenta muy abultada, sino porque trataba de ahorrar lo más que pudiera haciendo una vida muy austera . Después, cuando empecé a viajar sin un tiempo definido, se produjo el 'boom' de las redes sociales y los blogs, así que aproveché mis estudios de comunicación social y ofrecí mi viaje a casi cien revistas y periódicos de todo el mundo. Uno de ellos me respondió y comencé a trabajar a distancia, y lo completaba vendiendo postales en playas, plazas y restaurantes. Además, viajaba en autostop e intentaba ahorrar gastos, que casi se reducían a la comida. A medida que pasó el tiempo fui escribiendo para más medios y el blog comenzó a darme ingresos .
¿Cuál es el mayor aprendizaje que ha sacado de estos trece años de viaje?
Viajar hace que te lo cuestiones todo. Lo 'normal' me parece una palabra muy tramposa porque viene condicionada por nuestro propio entorno. Lo que nosotros creemos normal, en otro país no lo es, incluso puede ser una ofensa o algo gracioso. Recuerdo una anécdota en mi viaje de tres meses por Etiopía , un país donde la alimentación es muy diferente a lo que estamos acostumbrados. Ellos no consumen lácteos, sin embargo tenían cabras, y un día le pregunté a un hombre por qué no las ordeñaban para obtener leche y poder hacer queso. El hombre se rió a carcajadas y me preguntó: '¿usted ordeñaría a su gato?' (risas). Para mí era algo totalmente normal pero para él era algo ridículo.
¿Qué le aconsejaría a alguien que quiere comenzar a vivir viajando pero tiene miedos?
Esta no es una vida para todo el mundo y no está mal. Las redes sociales lo venden como si fuera un mundo ideal y no es así, pero si de verdad quieren hacerlo y lo que les frena son los miedos yo les aconsejo que no intenten tener todas las respuestas de antemano. Es imposible tener respuestas para todo, y cuando uno comienza a ahogarse en preguntas es más sencillo decir que no. Simplemente les aconsejaría que traten de organizar lo que esté en su mano y confiar en que todo se resolverá de un modo u otro.
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