Un español analiza las rutas de vuelo con más turbulencias del mundo

Esta ruta cruza los Andes, una cadena montañosa que, junto con las corrientes de aire y las condiciones climáticas, genera un escenario perfecto para movimientos bruscos en el aire. Mendoza, conocida en todo el mundo por sus viñedos y bodegas, y Santiago, rodeada de montañas, son destinos turísticos muy populares en Sudamérica. Pero el viaje de un destino a otro no siempre es cómodo.

Detrás de Turbli está Ignacio Gallego Marcos, ingeniero español, especializado en mecánica de fluidos, que vive en Estocolmo (Suecia) desde hace doce años. «Vine de Erasmus, y el plan no era quedarme, pero aquí sigo, conocí a mi mujer y ahora trabajo profesionalmente en la refrigeración de aparatos electrónicos». Cada día, sin embargo, reserva al menos una hora para su pasión por la aviación y para la web que ahora es una empresa. Como aficionado a viajar, se dio cuenta de que no existía una herramienta fácil para los pasajeros (no para los pilotos) que les permita saber cómo va a ser su vuelo. En 2020 nació Turbli, que ahora tiene unos 300.000 usuarios mensuales.

Turbli es esencialmente un agregador de datos. Ignacio Gallego utiliza distintas fuentes y modelos (como los de National Oceanic and Atmospheric Administration, NOOA, en Estados Unidos, o la Met Office, en el Reino Unido) para analizar las probabilidades de turbulencias en miles de rutas y cientos de aeropuertos de todo el mundo. Los datos se presentan de una forma fácil de entender por los pasajeros, muchos de los cuales encuentran «certidumbre» en esa información. «Al principio pensaba que los usuarios serían curiosos de la aviación, pero luego descubrí que también ayuda a los que tienen miedo a volar porque suben al avión con más datos, con más conocimiento de causa. Aunque hasta cierto punto la turbulencia es predecible, hay que recordar que trabajamos con áreas de probabilidad. Y a veces las condiciones meteorológicas cambian o el piloto modifica la ruta o sube el avión», afirma este ingeniero español.

Las turbulencias en los vuelos pueden ser causadas por tormentas, montañas y fuertes corrientes de aire llamadas corrientes en chorro. Las muertes en vuelos comerciales por este motivo son muy raras, pero el aumento de las temperaturas globales -que ha convertido el pasado año en el más caluroso desde que hay registros- podría estar contribuyendo a una mayor incidencia de las llamadas turbulencias de aire claro (CAT Clear Air Turbulence), provocadas por el viento y no por tormentas. Hay más turbulencias, pero eso es una tendencia global y no un dato concreto sobre un sitio determinado, aclara Ignacio.

De este tipo de turbulencias, que no son detectadas por los radares, se habló mucho tras un incidente en el vuelo Londres-Singapur de Singapore Airlines el martes 21 de mayo de 2024 que se topó con turbulencias sobre Myanmar y fue desviado a Tailandia. El aparato cayó alrededor de 54 metros en 4,6 segundos. El británico Geoff Kitchen, de 73 años, murió al parecer por un ataque cardíaco a bordo, mientras que otros 104 pasajeros fueron trasladados al Hospital Samitivej de Bangkok.

Según la Administración Federal de Aviación (FAA), la agencia de los Estados Unidos responsable de la regulación, supervisión y certificación de todos los aspectos de la aviación civil en aquel país, 30 pasajeros y 116 miembros de la tripulación resultaron gravemente heridos debido a las turbulencias entre 2009 y 2021. 

La turbulencia se expresa en índices de disipación de remolinos (EDR), una medida que es independiente de la aeronave.

En los datos del ingeniero español Gallego Marcos destacan Argentina y Chile o Bután y Nepal. Tienen en común que son zonas montañosas sobre las que pasan corrientes de chorro, lugares donde se registran grandes diferencias de velocidad del aire o de temperatura.

En el caso de los aeropuertos Turbli maneja los datos de 550 de los aeropuertos más grandes del mundo.

En Norteamérica, las zonas más afectadas son las Montañas Rocosas y los montes Apalaches. En Europa puede haberlas en los Alpes o los Pirineos, y, en general, cuanto más al norte (países nórdicos, Rusia...), el aire suele ser más tranquilo y se generan menos turbulencias. En cualquier caso, llevar el cinturón de seguridad puesto limita las posibilidades de golpes a raíz de movimientos bruscos e inesperados.