Cuatro de los castillos más espectaculares de la Ribera del Duero

En lo alto del cerro que corona el pueblo de San Esteban de Gormaz –conocida tiempo atrás como la Puerta de Castilla– están las ruinas del castillo, construido en el siglo X para defnder el paso del río Duero. Apenas queda una parte de las murallas, otros restos del muro y un aljibe de esta fortaleza de origen musulmán que fue remodelada tras la conquista cristiana por parte del El Cid, pero que resultó de gran importancia para la zona. Durante los siglos X y XI fue campo de numerosas batallas dada su importancia estratégica en la línea defensiva del Duero.

Para acceder a este castillo de entrada libre, declarado Bien de interés cultural en 1949, se llega desde el pueblo partiendo de una senda que sale de la iglesia de San Miguel y llega directamente hasta el recinto por el noroeste. Desde aquí se obtienen unas vistas panorámicas de la zona, así como de otros yacimientos como Castro Moros, Peña Magdalena o Valdisen.

Este castillo fundado en tiempos de Fernán González, allá por el siglo XI , destaca por su buen estado de conservación, aunque la mayoría de lo que vemos hoy se debe atribuir al primer conde de Miranda, por lo que hay que remontarse a mediados y finales del siglo XV. Gracias a esto consiguió el título de Monumento histórico-artístico en 1931.

De planta alargada, esta fortificación situada a 15 km de Aranda de Duero (Burgos) se adapta a la perfección al escarpado roquedo sobre el que se asienta, la famosa Peña de Aranda. El visitante puede apreciar sus torreones almenados y la Torre del Homenaje –que consta de planta baja y tres pisos–, donde está situado un centro de interpretación de los castillos fronterizos que ofrece visitas guiadas para conocer en profundidad su leyenda y un espectacular mirador con una panorámica de ensueño de Peñaranda de Duero y los alrededores. De la antigua muralla, que llegaba hasta la población, queda hoy la conocida como Puerta de las Monjas .

Declarado Monumento Nacional en 1917 , el castillo de Peñafiel comenzó a levantarse en el siglo X, aunque su aspecto actual es fruto de las intervenciones que tuvieron lugar durante los siglos XIV y XV. Desde lo alto del cerro esta fortaleza, con 210 metros de longitud, 33 metros de anchura y forma de navío, domina los valles de los ríos Duero, Duratón y Botijas y es su Torre del Homenaje, situada en el centro de la construcción, el mirador privilegiado para admirarlos.

En su patio interior está el Museo Provincial del Vino, instalado en 1999 . Este espacio, que recibe una media de 100.000 personas al año, realiza un recorrido por la historia y la cultura del vino y permite a sus visitantes conocer las técnicas de producción y elaboración de los caldos de la zona.

En Peñafiel hay muchos lugares para anotar en la agenda, desde la plaza del Coso , de origen medieval como la fortaleza, con sus balcones de madera, a los conventos de San Pablo o Santa Clara.

Ubicado en una roca sobre un cerro, a 927 metros de altura, está el Castillo de Curiel, una fortaleza documentada desde el siglo XI que fue propiedad de varios Reyes Castellano-Leoneses como Alfonso VII, Fernando III ‘El Santo’, Alfonso X ‘El Sabio’ o Pedro I ‘El Cruel’. Fue, además, prisión de nobles y reyes durante casi dos siglos y sus piedras han sido testigos de las gestas de las reconquistas al Islam del Valle del Duero y la repoblación del mismo durante los siglos IX a XI.

Actualmente, este castillo se ha convertido en un hotel restaurante con 23 habitaciones y suites , salones, comedores perfectos para realizar bodas y otros eventos, sala de música y piscina y solárium ubicados en las almenas. Todas las habitaciones, excepto una, son exteriores, por lo que ofrecen unas maravillosas vistas del valle del Duero y los páramos. Las diferentes salas fueron reconstruidas pensando en un lujoso templo del relax.

No hay que perderse tampoco el castillo de Langa de Duero, denominado como El Cubo , una fortaleza medieval del siglo XIV de la que solo queda un torreón de 20 metros de altura y muros de hasta dos metros de grosor. En la actualidad, es el Centro de Interpretación de la Ruta de las Atalayas de la provincia de Soria y cuenta con cuatro miradores que regalan unas bonitas vistas del puente renacentistas langueño, la vega del Duero y la distante sierra de Ayllón. Además, hay que hacer una parada en Haza, uno de los balcones por excelencia de la Ribera del Duero . Y, para terminar, el castillo de Castillejo de Robledo cuya construcción sobre una fortificación musulmana anterior se atribuye a la Orden del Temple, en el siglo XII.