La ciudad brasileña más famosa en el mundo. Fue capital del país de 1763 a 1960 y hoy sigue exportando tendencias y un estilo de vida inconfundible. En Río gran parte de la vida social sucede en las playas, el popular espacio donde habitantes, turistas y clases sociales se mezclan, pero la ciudad ofrece mucho más: cines, teatros, museos, parques, salas de concierto, shows, galerías, bibliotecas... A los cariocas les gusta caminar, leer, jugar con la pelota en la playa, pedalear en bicicleta, entremezclarse con los extranjeros, pero aparte de sus famosos arenales -la cita clásica- su centro histórico invita al paseo por ese Río antiguo que mezcla la fuerte influencia europea y el paisaje litoral tropical.

Dos recomendaciones finales, una famosa mundialmente y otra más local. La primera, el Pan de Azúcar, una de las postales más famosas del mundo, con sus paseos en el tradicional tranvía, escaladas en las rocas de 400 metros de altura, caminatas, vuelos de helicóptero, y todo eso para proporcionar al visitante vistas de 360 grados de una de las ciudades más bellas del planeta. La segunda, la puesta del sol en el Arpoador, uno de los puntos más queridos por los habitantes de Río, una tradición que invita a aplaudir tras contemplar diariamente ese espectáculo de la naturaleza.

No te puedes perder. Playas de Copacabana, Ipanema, Barra de Tijuca y Leblon; Pan de Azúcar, Morro del Corcovado, Cristo Redentor, Jardín Botánico, Selva de Tijuca y Piedra Bonita..

Excursiones cercanas. Paraty. Interesante centro histórico, organiza una fiesta literaria que recibe a escritores brasileños e internacionales.

Búzios. Uno de los más bellos balnearios del país. En sus alrededores hay veinte playas, aunque algunas de ellas son sólo accesible por senderos de tierra o por el propio mar.

Angra dos Reis. Ideal para bucear en esta zona del sudeste del país. Un paraíso ecológico, con buenos resorts y con posibilidades para la práctica de la pesca.

Oferta de viaje: Nueve días en Brasil (junio, julio o agosto) desde 1.340 euros (vuelos, tasas, traslados y alojamiento y desayuno).

Colores, sabores, razas, arquitectura... Un crisol cultural variado espera, en definitiva, a los visitantes de esta ciudad cuyo centro histórico está declarado Patrimonio Cultural Mundial. Dicen que Brasil empezó por Bahía pues fue la primera capital del país (hasta 1736) y después el poder político pasó a Río de Janeiro.

Salvador es en la actualidad la tercera ciudad más poblada de Brasil. Su Carnaval tiene una acreditada fama, aunque lo más destacado radica en su riquísima cultura, resultado del encuentro de la tradición africana con la europea e indígena. Tampoco se puede olvidar su apuesta gastronómica con especialidades como el vatapá y el acarajé.

La música representa también una de las grandes atracciones de Salvador por su gran riqueza de ritmos derivados de las diferentes culturales. No conviene perderse la capoeira. ¿Danza, arte marcial o deporte? Una mezcla de las tres, pero sobre todo una de las expresiones culturales brasileñas más conocidas en este país, surgida a raíz de la esclavitud negra, cuando los esclavos se rebelaron contra las condiciones humillantes de su pueblo y crearon esta singular técnica de combate. Con la liberación de los esclavos estuvo prohibida en las calles de Bahía, pero hoy es un arte mundialmente reconocido.

No te puedes perder. El Solar do Unhäo, con su jardín de esculturas y una casa de esclavos; el Fuerte de San Antonio de Barra, el Convento de Sao Francisco, una de las siete maravillas de origen portugués en el mundo, y sus bellas playas (Stela Maris, Itapuä, Jardín de Alá y Piatä).

Excursiones cercanas. Costa do Descubrimiento: 90 kilómetros de playas con una magnífica red hotelera.

Costa dos Coqueiros: Dunas, coqueros, arrecifes de coral y lagunas en un área de 200 kilómetros de playas.

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La actual capital del país. Una metrópolis rica en arquitectura moderna, con variadas manifestaciones culturales, casas nocturnas, ofertas ecológicas y una excelente oferta gastronómica. Inaugurada el 21 de abril de 1960, la ciudad fue concebida y diseñada sobre una base en forma de avión que se dirige al sureste. Logró su primer reconocimiento al convertirse en el primer lugar construido en el siglo XX que llevaba la etiqueta de Patrimonio Cultural Mundial. Lo más llamativo de la ciudad son las obras del arquitecto Oscar Niemeyer, entre las que destaca la Plaza de los Tres Poderes y los Palacios de Planalto y de la Alvorada.

La vida nocturna de la ciudad sorprende al visitante por sus numerosas posibilidades, con infinidad de bares y restaurantes, pero también con muchas exposiciones y festivales. Para los aficionados a la naturaleza y los paseos al aire libre, el lago Paranoá (artificial, inaugurado en 1894) y el Parque de la Ciudad son dos buenas opciones.

No te puedes perder. El Parque Nacional de Brasilia y el eje monumental formado por la Esplanada dos Ministerios, el Congreso, el Tribunal Supremo Federal y el Palacio do Planalto. La catedral metropolitana de Oscar Niemeyer con cuatro grandes campanas donadas por España.

Excursiones cercanas.Pirenópolis. Una oferta excepcional de deporte de aventura y ecoturismo. Interesante su fiesta de Goiás-Festa do Divino y Cavalhada.

Chapada dos Veadeiros: Cascadas, rápidos y cañones en un magnífico paraje natural.

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Estamos ante la puerta de la Amazonia, en la entrada del Pantanal y a pocos kilómetros de la Chapada do Guimáraes. Cuiabá es la capital de Estado de Mato Grosso y la ciudad que se sitúa en el punto más central de América del Sur. Su centro histórico, fundado por el Instituto del Patrimonio Artístico Nacional, permite disfrutar de las primeras vías urbanas de la ciudad que se remontan a 1722, época del descubrimiento de oro en las márgenes de la corriente de la Prainha, e invita al paseo. Curioso es su Museo Rondón del Indio, exponente de las diversas etnias indígenas que han poblado la zona, así como el Museo de Piedras Ramis Bucair que muestra piedras preciosas y semipreciosas, rocas y restos arqueológicos. Entre sus piezas de la exposición destaca el fémur de un tiranosaurio, con más de 100 millones de años.

El punto clave del comercio de Cuiabá se centra en las artesanías locales, que reúnen objetos hechos en cerámica, madera, fibra e hilos. La cerámica típica está preparada con barro cocido, en horno propio, e incluye piezas de decoración y utensilios domésticos, como potes, ollas y platos. En tejidos destacan los trabajos de encajes y los productos indígenas, éstos últimos confeccionados a partir de fibras naturales y madera. Otra pieza muy común en la zona es la Viola de Cocho, instrumento musical de madera que acompaña los ritmos del cururú y del siriri.

No te puedes perder. La Iglesia del Rosario y Sao Benedito; el Museo de Piedras Ramis Bucair, el Museo Rondón do Indio y el Centro Geodésico de América del Sur.

Excursiones cercanas.Chapada dos Guimaräes. En medio de los paredones de arenisca de tonos rojos y naranjas, sobresalen sus gigantescas formaciones rocosas, cavernas, cañones y miradores y cientos de especies de fauna y flora. La Ciudad de Piedra, la Cascada Véu da Noiva, la Gruta da Lagoa Azul y la caverna Aroe Jari son sus principales atracciones.

Reserva de Cristalino. Uno de los mejores centros de observación de aves en América. Hay paseos en barco y rutas de senderismo.

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Ciudad moderna con una fuerte actividad económica que preserva sus tradiciones históricas y culinarias. Protegida por las montañas de la Serra do Curra, la capital de Minas fue la primera ciudad planificada del país. Vale la pena pasear por la plaza de la Libertad y los barrios de Savassi y Lourdes pero quizás al visitante le sorprenderá más su oferta de bares -se la llama popularmente la «capital dos botecos»-, unos catorce mil establecimientos que incluso compiten por ganar premio al mejor bar del año en diferentes categorías. Su comida regional es muy apreciada, sobre todo por el queso producido en la ciudad.

La riqueza cultural de Minas Gerais también se ve reflejada en la diversidad de su artesanía, con trabajos en barro, madera, plata, piedra, además de bordados, piezas de crochet y tejido a mano de cuero hecho a mano. Las piezas hechas en barro también son muy populares y se basan en la tradición indígena. Las más conocidas proceden de los valles de Jequitinhonha y Sao Francisco. Su producción se centra en esculturas y objetos como potes, vasijas y macetas.

No te puedes perder. La Laguna de Pampulha, con tres obras firmadas por Oscar Niemeyer, la plaza del Papa, el Mercado Central y la Iglesia de Sao Francisco de Asis (1943), exponente de la arquitectura modernista brasileña.

Excursiones cercanas. Diamantina: Ciudad histórica colonial de fuertes raíces musicales. Ofrece paseos por grutas y parques ecológicos.

Ouro Preto: Un viaje en el tiempo con iglesias barrocas decoradas con oro y bellos palacios.

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Curitiba presume de tener uno de los mayores índices de calidad de vida del país. No en vano, sus 30 bosques y parques, vinculados en muchos casos a la inmigración europea, permiten la práctica de todo tipo de deportes. Ese amor por el medio ambiente tiene sus raíces en los primeros habitantes de Curitiba («gran cantidad de pinos») que respetaban reglas rigurosas, pues sólo cortaban árboles en áreas delimitadas y mantenían el río limpio.

En el centro histórico destaca una serie de edificaciones, las más antiguas de la ciudad, como la Casa Romário Martins (siglo XVIII), la Iglesia de la Orden Tercera de Sao Francisco (1737) y edificios de inspiración alemana (s. XIX). En este área también se encuentran el Reloj de las Flores y la Plaza de la Orden, con su tradicional feria de artesanías los domingos.

La atracción estrella de la zona es el Parque Nacional de Iguazú. Reconocido por la UNESCO como patrimonio mundial, ocupa un área de 182.000 hectáreas, con cascadas y selva preservada. Cuenta con miradores y ascensores panorámicos que posibilitan la observación de las famosas cataratas, además de una pasarela que lleva a la Garganta do Diabo, la mayor de las caídas del conjunto.

No te puedes perder. El Teatro Ópera de Arame, el Teatro Guaíra, el Museo Oscar Niemeyer (con 3.000 piezas), el Casco Histórico, el Museo Ferroviario y la Rua das Flores, abierta durante veinticuatro horas.

Excursiones cercanas. Foz do Iguaçu. Las famosas cataratas de Iguazú son una clásica postal de Brasil. Con sus 2.700 metros de ancho y 72 metros de altura componen una de las vistas panorámicas más hermosas del mundo.

Ilha do Mel. Una isla con playas vírgenes con la cercana e histórica Fortaleza de Nossa Senhora dos Prazeres.

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Se la conoce como la «Venecia brasileña» por sus puentes que atraviesan los ríos de la ciudad formando islas como la de Santo Antonio, Sao José y la de Barrio do Recife. Pero la ciudad guarda más secretos... Recife es el más grande centro cultural, de servicios, salud y ocio del país con una apuesta gastronómica que no deja indiferente y en el apartado arquitectónico cuenta con antiguas construcciones, aunque la ciudad brilla más por su apuesta por la modernidad. Famosas son también sus fiestas de Carnaval y Sao João y el original espectáculo teatral de la Pasión de Cristo durante la Semana Santa, que desde hace más de cuarenta años atrae a visitantes de todo el mundo para que se emocionen con esta representación.

Una excelente manera de conocer la ciudad es paseando en catamarán por el Río Capibaribe con la ayuda de los guías que relatan sus historias y curiosidades. Y es que el litoral recifense es la más bella postal de este municipio. Sus playas son conocidas por sus aguas tranquilas, templadas y limpias. La más popular por su belleza natural lleva el nombre de Playa de Boa Viagem. Gusta mucho a las familias.

No te puedes perder. Las playas de Boa Viagem y Pina.

Excursiones cercanas. -Porto de Galinhas. Una de las playas más populares de Brasil con sus piscinas naturales y sus paseos en barcos de vela. Es el balneario más concurrido del país.

Fernando de Noronha. Playas de aguas cristalinas en un bellísimo archipiélago. Ideal para los aficionados al buceo.

Olinda. Famosa por su carnaval y sus muñecos gigantes que danzan el «frevo» y el «maracatu».

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El Amazonas más puro. Manaos es la capital del Estado de Amazonas, el mayor de Brasil, y un importante centro financiero de la Región Norte del País. Su selva tropical se extiende a lo largo de un millón y medio de kilómetros cuadrados, un área que, para entendernos, equivaldría a los territorios sumados de España, Francia, Suecia y Grecia.

Manaos, situada en la confluencia de los ríos Negro y Solimöes, es un destino perfecto para los amantes del ecoturismo, pues cuenta con importantes parques y reservas ecológicas. En ellos se pueden avistar especies animales de esta región, como el «peixe boi da amazonia», y la rica vegetación de la selva, compuesta por árboles muy altos, cuyas copas parecen formar una tela de araña, en un entorno inundado por el río Amazonas y sus afluentes. Se dice en Brasil que la mitad de las especies vivas del país viven en este área y tres mil de ellas serían solo de peces. Espectacular es el Encuentro de las Aguas que se produce cuando las aguas impregnadas de barro del río Solimöes se mezclan con las oscuras del río Negro. Incluso se ven delfines en este prodigioso espacio natural.

No te puedes perder. El encuentro de las aguas de los ríos Negro y Solimöes; el Teatro Amazonas, de estilo ecléctico con influencias grecorromanas y neoclásicas; el Puerto de Manaus, inaugurado en 1902 y diseñado por inmigrantes ingleses; y el Mercado Municipal, repleto de exóticos manjares.

Excursiones cercanas. Novo Airäo: Un paraíso de cascadas y planicies inundables en el entorno del Parque Nacional de Jaú.

Tefé: Una reserva que reúne un millón de hectáreas de lagos, matas e igapós. Con el Parque Nacional de Jaú y la Reserva de Amanä constituye la superficie más grande de bosques inundados protegidos del mundo.

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La ciudad debe su nombre a un hecho histórico ocurrido el 25 de diciembre de 1597, cuando el Almirante Antonio da Costa Valente y sus hombres la fundaron en la desembocadura del río Potengi, después de varios intentos frustrados. Ya en el siglo XX, durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió como una base aérea a los Estados Unidos por su privilegiada situación geográfica. Hoy la capital de Río Grande do Norte, conocida también como la «ciudad de las dunas» o «la ciudad del sol», sigue siendo una tierra que despierta pasión por la hospitalidad de sus habitantes y su bello litoral. Sus gigantescas dunas constituyen un grandioso espectáculo que se puede disfrutar especialmente en Genipabu, muy famosa en Brasil por sus hermosas dunas a las que se accede en paseos de calesa, dromedario o burro. La mayor parte de ellas está enclavada en el Parque Turístico Ecológico Dunas de Genipabu, en el municipio de Extremoz, a 16 kilómetros de distancia de la capital potiguar.

No te puedes perder. Morro do Careca en la playa de Ponta Negra y playas de Forte y de Artistas.

Excursiones cercanas. Extremoz: Una bella laguna entre las dunas del Parque de Praia de Genipabu.

Playa da Pipa: Miradores y acantilados en una playa de aguas claras y templadas. Sus olas son famosas para los aficionados al surf.

Baía Formosa: Otro paraíso para los surfistas.

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Entrada de las primeras parejas portuguesas de Azores que llegaron a la región de Porto Alegre en 1752, el Lago Guaíba y sus márgenes constituyen el bello escenario donde surge Porto Alegre. Cosmopolita, vital, animada, la ciudad es un destino enfocado hacia el turismo de placer, eventos y negocios. Porto Alegre, que cuenta con casi un millón y medio de habitantes, se divide en tres subregiones: la planicie es la zona más urbana con ofertas de teatro, música, literatura, cine y artes plásticas, pues existen 13 centros culturales, 50 museos, más de 30 espacios teatrales y 64 salas de cine. Ya en la costa del Lago Guaíba, los visitantes y los vecinos se funden paras disfrutar de una afamada puesta del sol. Desde allí, también es posible apreciar la obra vanguardista del arquitecto portugués Álvaro Siza, en el museo de la Fundación Iberê Camargo, centro de arte moderno y contemporáneo. Finalmente, la cadena de morros proporciona vistas privilegiadas de las aguas tranquilas del Guaíba, que se pueden combinar con paseos por la zona más rural de Porto Alegre. Por último, en el aspecto gastronómico, son muy típicas en esta región las parrilladas de carne asada y el mate, una bebida tradicional que se puede tomar tanto en el invierno como en el verano en una calabaza.

No te puedes perder. El Parque Farroupilha, el Mercado Público, el Jardín Botánico, el Museo de Arte de Río Grande do Sur.

Excursiones cercanas. Gramado: El destino perfecto para degustar el chocolate en un bello conjunto arquitectónico.

Canela: Ideal para practicar deportes de aventura en el río Paranhana. No perderse el Parque do Caracol, con un espectacular salto de agua de 130 metros.

La metrópolis más grande del país con una enorme actividad financiera, cultural, artística y gastronómica. Sao Paulo tiene todo lo que el visitante espera y a cualquier hora del día. Toda esa efervescencia puede explicarse por las casi 70 nacionalidades que viven en esta ciudad que cuenta, por ejemplo con la mayor comunidad italiana o japonesa fuera de Italia y Japón.

Sao Paulo presume también de su animada noche. No en vano su oferta de ocio es casi imbatible: 260 salas de cine, 181 locales de espectáculos, 79 shopping center, 75 parques y áreas, bares, salas de fiestas.... Y gran parte de esas opciones se concentra en la Avenida Paulista, el corazón financiero de la ciudad, con sus 2,8 km de extensión y su propuesta de atracciones obligatorias. La Avenida Paulista refleja fielmente Sao Paulo: no para nunca. La vía reserva para el turista parques, como el Trianon y Mário Covas, un museo elegante y siempre abierto, para una nueva exposición, el Masp, además de otros espacios dedicados a exposiciones. Los fines de semana, la avenida cambia de imagen y recibe al que le encanta fotografiar y pasear por la feria de antigüedades .

No te puedes perder. La Avenida Paulista, la Pinacoteca, el Parque Ibiripuera, el Mercado Público, el Museo del Fútbol y el Viaducto Chá.

Excursiones cercanas. Brotas: Para practicar rapel, rafting y canyoning

Ilha Bela: La isla más concurrida del litoral paulista. Un archipiélago con más de 70 kilómetros de riscos e innumerables playas y cascadas. Escenario habitual de competiciones de vela y otros deportes náuticos.

El nombre de Fortaleza hace referencia a un fuerte construido por los holandeses que ocuparon la zona a mediados del siglo XVII. En 1726, año de su fundación, el pueblo pasó a ser considerado una villa por el rey de Portugal. Hoy Fortaleza, con sus casi dos millones y medio de habitantes, es la segunda capital más poblada de la región tras Salvador. El término municipal cuenta con 15 playas entre las que destaca Iracema. De ahí que pasear en un todo-terreno por las dunas cearenses sea una de las atracciones favoritas que se pueden disfrutar en la ciudad.

Fortaleza destaca también por su artesanía cearense, heredada de la colonización portuguesas. Hamacas, tejidos, bordados o botellitas con paisajes cuidadosamente construidos en arena de colores son buenos ejemplos de este arte cearense, internacionalmente reconocido por sus esculturas, jarros, fruteras y fuentes moldeadas en barro.

No te puedes perder. La Fortaleza de Nossa Senhora da Assunçao, el Palacio de la Luz, el Teatro José de Alencar, la avenida Beira-Mar y el Puente dos Ingleses

Excursiones cercanas. Aracati: Puesta de sol inigualable y bellas dunas en el entorno de la playa de Canoa Quebrada.

Jericoacoara: Un paraíso repleto de arrecifes de colores, coqueros, acantilados, lagunas y arena blanca.