Seis de los pueblos más bonitos de Lugo para una escapada otoñal

En la vertiente más septentrional de la provincia de Lugo, en la comarca de la Mariña Occidental, está el mágico pueblo de Viveiro, una villa de origen medieval que conserva un elegante casco antiguo protegido por una muralla, la cual aún mantiene tres de sus seis puertas de acceso, la de 'da Vila', la 'do Valado' y la de Carlos V, que recibe al visitante frente al puente de la Misericordia -uno de sus imprescindibles– que cruza la ría con almenas y torrecillas de mediados del siglo XVI. Una vez en el casco histórico es momento de echar a andar para descubrir sus principales atractivos como son la Iglesia de Santa María de Viveiro, templo de estilo románico del siglo XII que destaca por una portada de cuatro arquivoltas, la Casa de los leones, fachada de un edificio tardo-renacentista del siglo XVII -hoy desaparecido- en la que se conserva un escudo de armas sostenido por dos leones, y la gruta de Lourdes, una capilla al aire libre, réplica exacta de la francesa, que fue construida en 1925. Paseando, el visitante llegará a su bonita plaza Mayor rodeada de casas con corredores, balconadas y galerías acristaladas –presentes en todo el pueblo– y presidida por la escultura de Nicomedes Pastor Díaz, escritor, poeta y político de Viveiro.

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Otros puntos de interés son el convento de San Francisco, cuyo claustro conserva dos arcos románicos del trazado primitivo, la iglesia de San Pedro, en la que destacan sus fachadas laterales de piedra con variados canecillos en los aleros, y el mirador de San Roque, desde el que se obtienen las mejores vistas del casco urbano y la playa. Para una excursión es el Souto da Retorta, un paisaje de ensueño repleto de eucaliptos centenarios, los más antiguos de Galicia, entre los que llama la atención el 'Avo', un ejemplar plantado hacia 1880 con 67 metros de altura.

Situado en la desembocadura del río Masma, dentro de la comarca de la Mariña Central, está Foz, una villa costera, tiempo atrás puerto ballenero, cuyos paisajes naturales enamoran desde el minuto cero. Entre sus atractivos están los más de 20 kilómetros de playas de finísima y blanca arena y aguas transparentes –entre las que destaca la de A Rapadoira–, así como los llamados Castelos de Foz, una de las zonas costeras más emblemáticas del municipio que presenta tres grandes formaciones rocosas que parecen castillos. Recorrer su paseo marítimo y admirar sus dos puertos, deportivo y comercial, completan la jornada.

Situado junto a uno de los extremos de la playa de Arealonga está el castro de Fazouro, uno de los castros costeros más excavados de toda Galicia y el único visitable. Las distintas estructuras que se conservan en sus 700 metros cuadrados permiten intuir cómo era la vida en un asentamiento a orillas del Cantábrico entre los siglos I y III.

Por último, los amantes del senderismo no deben dejar pasar la oportunidad de subir al pico da Frouxeira (427 metros) en cuya cima se están los restos del Castelo da Frouxeira, fortaleza que perteneció al Mariscal Pardo de Cela. Además, a unos 5 kilómetros del pueblo se puede visitar la catedral más antigua de las conservadas en España, San Martiño de Mondoñedo, del siglo VI y transformada entre los siglos X y XIII.

Situado en la Ribera Sacra, en pleno Camino Francés de Santiago, el viejo pueblo de Portomarín, que había sido declarado conjunto histórico-artístico, quedó sumergido por las aguas del embalse de Belesar en la década de los 60. Cuando las aguas del embalse son los suficientemente bajas se pueden ver los restos de la antigua villa. Este trágico suceso obligó a dar vida a un 'nuevo Portomarín' al que se trasladaría piedra a piedra los monumentos emblemáticos que sobrevivieron al desastre, como son la iglesia de San Pedro, cuya construcción original es del siglo X, la casa del Conde de la Maza, que funciona como sede del Ayuntamiento, y el pazo de los Berbeteros, del siglo XVII.

Además, está la iglesia de San Nicolás, que situada en la plaza Conde de Fenosa y construida en el siglo XIII es una de las muestras más importantes del románico en Galicia. Este templo que responde al prototipo de iglesia-fortaleza fue propiedad de la encomienda de San Juan de Jerusalén.

La capilla de la Virgen de las Nieves, que estaba en el antiguo paso obligado de Portomarín viejo, y los restos del puente romano del siglo II, su construcción más antigua, son otros de los puntos a visitar.

Al norte de la provincia de Lugo, encuadrado dentro de la comarca de la Mariña Central, está Mondoñedo, municipio que fue una de las siete capitales históricas de Galicia y que cuenta con un gran patrimonio histórico y cultural, una gran riqueza natural y una gastronomía de primer nivel. La catedral basílica de la Asunción, declarada Monumento Nacional en 1902, es su construcción más importante, pero no la única. Hay que visitar también el Seminario de Santa Catalina, con su fachada de estilo neoclásico y una biblioteca con más de 25.000 libros antiguos, la plaza de Concello presidida por un antiguo palacio del siglo XVIII que alberga actualmente el Ayuntamiento y por la iglesia de Santiago de estilo neogótico, el cementerio viejo, donde descansan los personajes más ilustres del pueblo como Álvaro Cunqueiro, y el convento de la Concepción.

Además, hay que admirar los restos de la muralla medieval y la fuente vieja, que construida en el siglo XVI conserva su estado original y está coronada por el escudo Imperial de Carlos I y los dos del obispo que ordenó las obras, recorrer el barrio de Os Muiños, famoso por sus talleres de artesanías, y visitar la cueva del rey Cintolo, que con tres pisos de galerías y más de seis kilómetros de longitud es la más grande de Galicia. Está situada a unos cinco kilómetros de aquí.

Ubicado en la zona noroeste de la provincia, en el límite entre Galicia y Asturias, está Ribadeo, uno de los pueblos más bonitos de Lugo. Su casco histórico, el cual ofrece un agradable paseo, concentra una mezcla de conjuntos arquitectónicos entre los que se encuentran casas populares de artesanos y marineros, así como residencias burguesas de influencia indiana que datan de finales del siglo XIX y principios del XX. Alrededor de la plaza de España, centro neurálgico de la villa, se alzan algunos de sus monumentos más destacados como son el pazo neoclásico de Ibáñez, actual sede del Ayuntamiento, la Torre de los Moreno, uno de los edificios más admirados por sus tres fachadas de cuidada ornamentación y diferentes estilos y su torre coronada por una cúpula recubierta de cerámica vidriada, el convento de Santa Clara, del que destaca su claustro del siglo XVIII, y la iglesia parroquial de Santa María del Campo, cuyo origen se remonta a un antiguo convento franciscano del siglo XIII y en cuyo interior llaman la atención los arcos románicos que dan acceso a la sala capitular antigua desde el claustro y dos retablos barrocos del siglo XVIII.

A esta lista de imprescindibles se suman el castillo de San Damián, del siglo XVII y reconstruido en el XVIII en el que destaca su gran patio amurallado, O Cargadoiro, parque etnográfico en el que se conservan los restos de un antiguo cargadero de mercancías, y los restos de su antigua muralla medieval. Subir a su ascensor panorámico, premiado por su original diseño, el cual conecta el muelle con el centro de la villa salvando un desnivel de 21 metros es una de esas experiencias singulares para completar la escapada.

Esta localidad es conocida, también, por albergar uno de los parajes más espectaculares de Galicia, la playa de las Catedrales.

Capital de la comarca Terra de Lemos y de la Ribeira Sacra, Monforte de Lemos es una de las villas más importantes de la Galicia interior. Su entramado está marcado por el río Cabe, el cual atraviesa el núcleo urbano, y su casco antiguo está declarado Bien de Interés Cultural.

Este histórico destino, que cuenta con el título de ciudad desde 1885 cuando Alfonso XII se lo otorgó en reconocimiento al trabajo desarrollado para la construcción de la línea férrea, cuenta con un patrimonio de lo más rico. Su principal atractivo es el conjunto monumental de San Vicente do Pino, que incluye la Torre del Homenaje, el edificio más importante del castillo construido entre los siglos XIII y XV con 30 metros de altura desde cuyas almenas se obtiene excelentes vistas de todo el valle de Lemos, el Palacio Condal, residencia señorial de los Condes de Lemos construido en el siglo XVI y reconstruido en el XVII tras sufrir un incendio que actualmente acoge parte de las dependencias del Parador, y el monasterio benedictino, del que impresionan su fachada y el claustro del edificio conventual de estilo neoclásico y que guarda bajo sus muros las imágenes de Santa Ana con la Virgen y el Niño y un bajo relieve de origen románico. Parte del edificio monacal alberga el Parador de Turismo.

Además, merecen especial atención el Puente Viejo, del que la tradición dice que es de origen romano, pero fue reedificado a finales del siglo XVI por el maestro Pedro Rodríguez Remberde, el Museo de Arte Sacro de las Clarisas, el Pazo Molinos de Antero, la iglesia de Baamorto, de origen románico y el colegio de Nuestra Señora de la Antigua que, conocido popularmente como El Escorial de Galicia, es un edificio de estilo herreriano de los siglos XVI-XVII cuya construcción se inició por el cardenal Rodrigo de Castro. Actualmente alberga una singular pinacoteca que incluye obras de El Greco.