méxico en la boca
Punto MX: alimentos aztecas en pleno Madrid
Las técnicas vanguardistas se unen con la modernidad creando una mezcla de sabores excelente
Muy pocas veces salimos de un restaurante recién abierto con una sensación tan satisfactoria como la que hemos tenido esta semana tras comer en Punto MX , que lleva funcionando apenas unos días y que si mantiene la excelente línea con la que ha comenzado ... puede convertirse en una de las novedades gastronómicas más importantes del año . Lo que sí está claro es que por fin tenemos en Madrid un mexicano de auténtico nivel.
Quien esto firma es un enamorado de esa cocina, y ha tenido la suerte de viajar numerosas veces al país azteca para comer tanto en establecimientos de alta cocina como para descubrir la genuina cocina popular la que se toma en la calle y en los mercados. Y lo que se encuentra en esta nueva casa es precisamente eso, la autenticidad , la frescura de los ingredientes, la intensidad de los sabores, pero actualizada. No es una casualidad que en muy pocos días los mejores conocedores de la cocina mexicana lo alaben sin reparos en las redes sociales.
La impresión no puede ser mejor cuando al solicitar un guacamole para acompañar unos buenos cócteles de aperitivo se acerca a la mesa un camarero con un molcajete (mortero de piedra) y allí mismo machaca el aguacate maduro y le va añadiendo los distintos ingredientes (cebolla, cilantro, chiles serranos, limón exprimido al momento) al gusto del cliente, e incluso luego lo da a probar por si se quiere rectificar algo. Y siguen las sorpresas agradables cuando se descubre en un rincón del comedor a una señora haciendo las tortillas de maíz. Tortillas excelentes que se pueden comer solas con un poco de sal y que no tienen nada que ver con las industriales recalentadas que se sirven habitualmente en otros mexicanos de Madrid. Incluso, aunque los españoles no lo valoremos, en la lista de bebidas aparecen las aguas frescas con las que suelen acompañar su comida los mexicanos. Prueben por ejemplo la de piña, nopal y perejil.
Por si fuera poco, el servicio de sala es numeroso y especialmente amable. La carta es larga, pero todos los platos mantienen el mismo nivel. Al lado de cada uno se indica su zona de origen. Al centro de la mesa, totopos crujientes de maíz y un par de salsas en frasquitos, con distintos puntos de picor, y aceite de aguacate. Además de ese guacamole imprescindible (4 € por persona), vamos probando unas espléndidas quesadillas de maíz morado con huitlacoche, el hongo del maíz (9); panuchos con excelente cochinita pibil (9); salpicón verde de ternera (17); tacos de chilorio de cerdo (12); tuétano a la brasa, los huesos cortados por la mitad, con tortillas para untarlo (8); impresionantes enchiladas de carnitas de pato (15); tiras de arrachera (14)…
Todo fresco. Con el picante adecuado en cada caso, que raramente es excesivo. Con esa sensación de recién hecho que se nota en la boca . También buenos postres, como el “pie” (tarta) de queso o los crepes de cajeta. Naturalmente café de puchero, cervezas mexicanas, micheladas, tequilas y mezcales, además de una breve pero inteligente carta de vinos.
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