Diez playas tranquilas y solitarias
Los bañistas cubren cada centímetro de las costas españolas, pero aún quedan paisajes escondidos libres de aglomeraciones
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12345678910Es Talaier (Menorca)
montannito/flickr Los bañistas cubren cada centímetro de las playas de España, pero aún quedan paisajes escondidos y tranquilos libres de aglomeraciones. Estos son diez ejemplos, uno por cada región española con costa.
Las costas de las Islas Baleares son conocidas por sus numerosas calas cristalinas, aisladas unas de otras, a cada cual más bella. Sin embargo, la afluencia de veraneantes hace cada vez más difícil encontrar la soledad que ese paisaje merece. Una poco concurrida es Es Talaier, al sur de Ciutadella, con agua turquesa y brillante.
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Cala Pedrosa (Palafrugell, Gerona)
Costa Brava mantiene la esencia de su nombre gracias a playas todavía indómitas como la cala de Pedrosa. Natural, salvaje, protegida con abruptos acantilados y con un fondo rocoso. Un paisaje tranquilo y solitario.
Cala Baladrar (Benisa, Alicante)
f. prieto/fprieto.es En las playas de la costa levantina es complicado encontrar sosiego en verano. Sin embargo, todavía hay pedazos de costa tranquilos para los parámetros de la zona. Es el caso de Cala Baladrar, un terreno de rocas y grava protegido por pinos que casi alcanzan el mar, con aguas claras, poco profundas y llenas de vida marina.
Cala Blanca (Lorca, Murcia)
abc Los espacios naturales protegidos salvan a entornos privilegiados como la Cala Blanca, aislada, con un suave oleaje y defendido de invasiones con bañador gracias a un muro calizo.
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Playa de Maro (Maro, Málaga)
por los caminos de málaga El paso hombre sin hacer ruido se reconoce en el aire salvaje de las calas de Maro, defendidas con las paredes de piedra de su costa acantilada. La arena oscura, sin atestar gracias a un acceso difícil, está mojada por un suave oleaje.
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Cala de Pipín (Cangas, Pontevedra)
ayuntamiento de cangas Las Islas Cíes, cada vez más visitadas, no son el único paraje perdido en las costas gallegas. En la ría de Aldán hay calas aisladas y solitarias, como la de Pipín, con una playa de arena blanca y fina que hace que las tranquilas aguas sean aún más cristalinas.
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Playa de Kanala (Arteaga, Vizcaya)
Una imagen de la Playa de Kanala - abc El entorno y la afición a los deportes acuáticos hace de la costa vizcaína un lugar propicio para practicar windsurf o piragüismo. La playa de Kanala no es una excepción, pero sí su menor ocupación y su agradable tranquilidad para poder sentirse solo junto al mar.
Playa de Aguillón (Asturias)
Los cantos y la arena de la playa de Aguillón están reservados para el sosiego. La riqueza natural del entorno de Taramundi, con sus sierra planas, protegen el valor de la soledad de su ambiente.
Playa Bajo el Risco (Lanzarote)
Risco de la Famara, Lanzarote - flickr (néstor) La costa de Lanzarote está salpicada de playas rústicas y tranquilas. Una de las más salvajes y agrestes es la playa Bajo el Risco, guardada bajo el Risco de Famara, con un agua llena de colores. El paisaje asocial envuelve el pedazo de orilla reservado para el veraneante esforzado por buscar sosiego junto al mar.
Playa de Langre (Ribamontán al Mar, Cantabria)
El acceso complicado ha evitado que el ladrillo cubra la playa de Langre, un paisaje solitario de la costa cantábrica con un extenso arenal bañado por las frías aguas a salvo de aglomeraciones.
