Territorio Vetón: un viaje de 2.500 años en la provincia de Salamanca

La denominación de Territorio Vetón abarca varios yacimientos arqueológicos que se identifican popularmente como celtibéricos, prerromanos o, más recientemente, de la cultura de los castros y verracos. En realidad, la ocupación de estos lugares se remonta a la Edad de Hierro, cinco siglos antes de nuestra era y se prolongará más allá del periodo romano, hasta el siglo V en el caso de Las Merchanas y hasta el XII en Yecla la Vieja.

Situado en la localidad de Lumbrales, a tan solo una hora de Salamanca, está el Castro de las Merchanas, la puerta de entrada al Territorio Vetón y la 'Ruta de los Castros y Verracos'.

La visita debe comenzar en el pueblo de Lumbrales, en la Casa del Conde, una casa modernista de estilo colonial portugués que alberga el Centro de recepción de visitantes del Territorio Vetón y otras instalaciones relacionadas con el castro y la prehistoria de la comarca. El edificio fue construido entre 1875 y 1877 para agasajar a la infanta Isabel, hija de Alfonso XIII, con ocasión de la inauguración del ferrocarril del Duero. Su propietario era Ricardo Pinto da Costa, hombre de negocios portugués que se trasladó a Lumbrales desde Oporto con el encargo de construir la vía férrea. Tal empresa mereció la recompensa del rey Alfonso XIII que le concedió por ello el título de Conde de Lumbrales.

Visto esto y antes de llegar al castro lo mejor es acercarse a su mirador que cuenta con una estación interpretativa sobre los vetones y sobre el paisaje en el que se asentaron. Desde aquí se obtiene ya una primera panorámica del recinto.

El castro, que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1931, conserva prácticamente íntegro todo su recinto amurallado, en más de cinco hectáreas de superficie. Las murallas vetonas realizadas con mampostería en seco y levantadas para proteger a los habitantes de posibles ataques fueron reformadas bajo el dominio de Roma y abandonadas hacia el siglo V de nuestra era. Al final del recorrido por el castro se encuentra la puerta vetona, que exhibe los atributos del imperio romano: un campo de piedras hincadas presidido por un verraco amenazante y protector, símbolo de la comunidad.

De este castro proceden los verracos que adornan la fachada de la Casa del Conde y la plaza del Mercado y los restos de cerámica y mármoles conservados en Lumbrales.

Este circuito comienza en el pueblo de Yecla de Yeltes, cuyas estelas romanas reutilizadas en algunas de sus fachadas le caracterizan. Aquí hay que ver el Museo del Castro, un edificio en el que se presenta la cultura material y espiritual de los vetones a través de variados recursos audiovisuales y expositivos y que protege un conjunto de piezas halladas en el castro de Yecla la Vieja, entre las que destaca un verraco, escultura zoomorfa considerada la mejor conservada de cuantas se conocen. También se exhiben cabezas humanas esculpidas en piedra y vestigios de la posterior ocupación romana, con una importante colección de estelas funerarias.

Asentado sobre una ladera fluvial en la confluencia del arroyo Varlaña con el río Huebra está el castro de Yecla la Vieja, también conocido como 'El castillo'. Se trata de un poblado de larga ocupación, que se extiende por una superficie de unas 5 hectáreas, levantado en torno al siglo V a.C. por los vetones y ocupado por sus descendientes hispanorromanos durante casi mil años. Se cree que los conflictos provocaron durante la repoblación de Ledesma en el siglo XII el abandono del asentamiento por la nueva aldea de Yecla, aunque en época de los Reyes Católicos se levantó una ermita dentro del recinto, la de Nuestra Señora del Castillo.

El recorrido por este recinto comienza en la ermita de Santiago Apóstol, construida sobre una necrópolis tardorromana. En las recientes excavaciones se descubrieron estelas romanas reutilizadas en los muros y también varias tumbas construidas con lajas de piedra con ajuares funerarios que remiten al siglo V y VI de nuestra era. Lo siguiente que hay que admirar es la muralla, que llegó a alcanzar los 5 metros de altura y en algún punto los 14 metros de anchura. En los lugares de más fragilidad, como eran las puertas de acceso, se han localizado piedras hincadas que entorpecían cualquier posibilidad de ataque. La necrópolis romana, la puerta romana y el viejo poblado son otros elementos de interés del recorrido. Este poblado, primero vetón y luego romano, fue ocupado después por los hombres de la Edad Media quienes levantaron casas adosadas a la muralla y largos muros para encerrar el ganado. Además, se conserva un conjunto de grabados, tanto en rocas como en sillares de la muralla, que representan caballos y otros animales. Los grabados de figuras humanas son escasos, como una escena de caza en la que unos jinetes armados de lanzas acosan a unos jabalíes.

Para facilitar la comprensión de los yacimientos arqueológicos hay, esparcidas por ambos castros, estaciones interpretativas y recursos museográficos que incluyen mecanismos interactivos para ser manipulados por pequeños y mayores.