Caos de las mascarillas en los aviones: de la rara obligación en España al descontrol real

Domingo, 27 de noviembre. En la vuelta, de Ammán a Madrid, tanto en el mostrador de facturación como en el último control del billete recuerdan al pasajero la obligación de llevar mascarilla, aunque en la práctica, una vez que el avión despega de la capital jordana, la gran mayoría de los pasajeros se la quita y ya no se la vuelve a poner.

El 14 de noviembre, Juan Cierco, director corporativo de Iberia, se quejó ante siete ministros del Gobierno de que el nuestro es el único país (salvo China y algún otro) que «obliga a las compañías que operan desde, para y en España a ponernos la mascarilla». Y afirmaba que esa obligación ya está afectando al turismo. «Muchos pasajeros internacionales dicen que prefieren volar con otras aerolíneas», señaló.

Lo cierto es que a diferentes fuentes del sector consultadas por ABC Viajar les resulta difícil explicar la teoría (la misma norma que en el resto del transporte en España, según la cual se exige el uso de la mascarilla) y su funcionamiento real. Según esa legislación, los pasajeros de un avión con bandera española están obligados a llevar mascarilla en todo el trayecto, cuando sale desde España y, a veces, también en otros itinerarios (un avión de Iberia que salga desde Londres a cualquier otra ciudad europea, por ejemplo).

En cuanto a las compañías internacionales, tendrían que seguir ese protocolo en territorio español («si el país de salida o el de llegada siguen exigiendo su uso en el transporte público»), aunque en la práctica la obligatoriedad se ha convertido en algo relativo. Cuando el avión vuela hacia algún destino internacional no se suele advertir de la necesidad de ponérsela. Cuando el avión tiene como destino un aeropuerto español se pide a los pasajeros que la utilicen, aunque a menudo no se controla su uso. El vuelo a Ammán de Ryanair, empresa irlandesa, sirve como ejemplo.

Las aerolíneas, además, según fuentes empresariales, se están enfrentando a una cierta 'rebelión pacífica' de muchos pasajeros, que ya no llevan la mascarilla en el metro (una estampa convertida en habitual) y que no ven la necesidad de utilizarla en un vuelo… Y en la relajación de las tripulaciones para reconducir esa situación.

Las redes sociales están llenas de ejemplos de ese uso laxo de las mascarillas. Algún viajero alude a Wizz Air. Muchos otros se centran en Ryanair: «Acabo de volver de Sicilia con Ryanair. Y ha sido tal y como lo he explicado. Así nos lo hizo saber el personal de cabina. Madrid-Palermo sin mascarilla; Catania-Madrid con mascarilla». Otro usuario de los aeropuertos añade: «Vamos, como en todas las compañías menos Iberia». Más casos comentados en las redes sociales: «Vuelo de Amsterdam a Barcelona con Transavia sin mascarilla». Otro: «Vuelos Barcelona-Londres, con Vueling, mascarilla obligatoria. Vuelo Londres-Barcelona, con Easyjet, sin mascarilla, no obligatoria».

Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), aseguró recientemente que era un «sinsentido» la obligación de las mascarillas en los aviones. «Es el último país de la UE y uno de los pocos del mundo donde es obligatorio», dijo. Y, como Juan Cierco, también aludió a una «distorsión competitiva» según la nacionalidad. A las compañías aéreas españolas se las requiere en todo el vuelo, mientras que a las internacionales solo cuando sobrevuelen el espacio aéreo español.