Esta pequeña basílica, en el corazón de Belén, es uno de los lugares centrales para el peregrinaje cristiano. Aunque es una estructura modesta por fuera, el interior está suntuosamente decorado con grandes candelabros y mosaicos antiguos. La parte más importante de la basílica se encuentra bajo el altar principal, en una pequeña cueva, en la que una estrella en el suelo señala el lugar donde la tradición dice que nació Jesús. La basílica está regida por la Iglesia católica, la greco ortodoxa y la armenia, lo que ha dado lugar en ocasiones a verdaderas batallas campales entre los encargados de este sitio histórico. Frente a la basílica se encuentra la plaza de Manger, donde el peregrino puede también degustar la cocina local como el hummus o el falafel.

Ha sido llamado uno de los descubrimientos arqueológicos recientes y relacionados con la Biblia más importantes, cuando hace veinte años se descubrieron una serie de iglesias y pilas bautismales que datan del siglo III d. C. Uno de los hallazgos más importantes es la cueva de Juan Bautista, en la que se supone que vivió el apóstol y desde donde predicó y bautizó a miles de cristianos. El área total de la zona se extiende a través de más de cuatro kilómetros y es uno de los principales destinos turísticos de Jordania, sobre de peregrinos cristianos que acuden a visitar el complejo.

Incrustado entre el resto de edificios de la superpoblada Ciudad Vieja de Jerusalén, el Santo Sepulcro es un edificio monumental de altos techos y suntuosa decoración. El viajero o peregrino que se adentre en la iglesia se sentirá empequeñecido ante la amplitud del edificio, que alberga la supuesta tumba de Jesús. La tumba se encuentra en la rotonda principal de la iglesia y durante Semana Santa se convierte en el foco principal para los peregrinos. El Santo Sepulcro acoge también el Gólgota, el monte donde Jesús fue crucificado. La iglesia también es un edificio muy abarrotado, religiosamente hablando, ya que varias denominaciones cristianas, incluyendo la católica, tienen una parcela donde realizan las misas.

Esta explanada es famosa por ser uno de los lugares más disputados del mundo en lo que a religión se refiere. Son quince hectáreas en las que se encuentran la mezquita de Al aqsa, la mayor de Jerusalén y la Cúpula de la Roca, muy reconocible y visible por su cúpula dorada. Ambas construcciones datan del siglo VII d. C. y según el Islam, en el segundo edificio se encuentra la roca sobre la que Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo y desde donde Mahoma ascendió a los cielos. Para el judaísmo, esta explanada es el lugar más sagrado, ya que se supone que las ruinas del primer y segundo Templo se encuentran debajo.

Cada viernes, cuando cae el sol y hasta la caída del sol del sábado, miles de judíos devotos acuden a rezar frente a este muro inmenso, justo debajo de la Explanada de las Mezquitas. El muro es lo único visible que queda del segundo Templo judío después de que los romanos lo destruyeran en el 70 d. C. y los fieles acuden a rezar frente a él durante el Shabat. Es tradición también dejar mensajes con peticiones y oraciones entre los resquicios del muro, como si fuera una especie de línea directa con Dios. Cada varios años, se recogen estos mensajes para limpiar los muros y se entierran en el cementerio judío del Monte de los Olivos, ya que no se pueden tirar por ser mensajes dirigidos a Dios.

Conocido también por su nombre en Hebreo, Yad Vashem, es un museo, como su nombre indica, dedicado a la memoria de los seis millones de judíos que perecieron durante el Holocausto. Para quien quiera ver de cerca y entender más esta tragedia, el museo ofrece guías en varios idiomas. Pero eso sí, aviso para navegantes, entrar en este enorme museo supone que será imposible salir de él con los ojos secos. El museo tiene varias salas dedicadas a diferentes temas sobre el Holocausto y sus víctimas, pero sin duda, la más difícil de olvidar es la Sala de los Niños.

Esta basílica también es conocida como Basílica de las Naciones y la tradición cristiana señala que ahí se encuentra la roca en la que Jesús rezó la noche en la que fue arrestado, tras celebrar la última cena. Es una basílica de estilo bizantino, con frescos adornando las paredes, pero es el jardín adyacente el que quizá atrae más visitas que la propia basílica. El jardín, muy pequeño, tiene varios olivos enormes y es donde supuestamente Jesús acudió a rezar sobre esa roca ante la llegada inminente del calvario. El lugar ofrece reposo al visitante en medio de la tranquilidad del Monte de los Olivos y una vista espectacular de la Ciudad Vieja de Jerusalén.

El cenáculo se refiere a la habitación en la que Jesús cenó por última vez en su vida con los apóstoles y es una amplia sala abovedada con pilares en el corazón de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Cristianos y judíos comparten el edificio, ya que para la tradición judía, la Tumba de David se encuentra en la sala de abajo. El edificio, como tantos otros en Jerusalén, también ha sido testigo de disputas religiosas enconadas, ya que las dos religiones tienen que convivir en un espacio muy pequeño.