Qué hacer y qué ver en una escapada de 48 horas a Valencia
Planes, rutas y lugares para comer y dormir para aprovechar los dos días en la ciudad del Turia
Imagen nocturna del Barrio del Carmen, en Valencia
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Catedral de Valencia
Primera mañana. Horchata y Santo grial
Valencia ha conocido en los últimos tiempos una espectacular renovación arquitectónica de la mano de Calatrava, Foster, Chipperfield y compañía, pero su corazón sigue siendo medieval. Por eso, lo lógico es empezar visitando el centro gótico, donde se forjó su poderío. Luego bajar por el antiguo cauce del Turia y acabar en el mar, donde a pocos pasos del flamante puerto deportivo sobrevive el viejo barrio de pescadores del Cabanyal con sus tabernas de siempre, y sigue tan bella y luminosa la playa de la Malvarrosa, la que miraba Blasco Ibáñez desde su casa y pintaba Sorolla.
Primera mañana. Horchata y Santo grial
9.00 h Un desayuno histórico
La plaza del Mercado es un buen lugar para desayunar y empezar a tomarle el pulso al corazón histórico de una ciudad que en el siglo XV marcó el ritmo del comercio, la cultura y la política del Mediterráneo. Aunque abarca seis barrios, el más carismático y palpitante, el del Carmen, ha acabado dando nombre a toda la zona.
La plaza aparece dominada por el Mercado Central. Los arquitectos Francisco Guardia y Alejandro Soler levantaron entre 1914 y 1928 esta grandiosa obra modernista.
10.00 h La Lonja de la Seda
A esta hora abre sus puertas el edificio más importante en la historia mercantil de Valencia: la Lonja de la Seda . Esta maravilla gótica fue construida por Pere Compte entre 1483 y 1498 y sufragada por la Taula de Canvis, la primera institución bancaria valenciana.
Muy cerca, en la plaza Lope de Vega, se yergue la iglesia de Santa Catalina, una de las más antiguas de Valencia, de estilo gótico y con torre hexagonal de finales del siglo XVII. Rodeando el templo por la calle Sombrerería, se pasa junto a dos de las horchaterías más veteranas de la ciudad: El Siglo, y Santa Catalina. Ambas son idóneas para tomarse una horchata con fartons, dulce de bollería alargado y con azúcar glas típico de la ciudad.
12.00 h El Santo Grial
Desde la plaza de la Reina se accede por la puerta de los Hierros a la Catedral . Aunque dentro hay varios goyas, el brazo incorrupto del patrón san Vicente y una de las mayores custodias de España, el imán de todas las miradas es el Santo Cáliz, una copa de ágata labrada en algún taller oriental entre 100 y 50 años antes de que Cristo bebiera en ella.
Detrás de la catedral está el yacimiento arqueológico de L’Almoina, donde pueden verse desde unas termas romanas del siglo II antes de Cristo hasta un pozo medieval.
Fuente: Guía Repsol
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Instituto Valenciano de Arte Moderno
Primera tarde. A comer, y de tiendas
14.00 h Restaurantes laureados
Para comer de lujo, sin alejarnos del centro, la mejor opción es La Sucursal, donde se elaboran platos contemporáneos, en consonancia con el museo dentro del cual se encuentra, el Instituto Valenciano de Arte Moderno . Otros dos establecimientos céntricos de calidad notable son el gastrobar Vuelve Carolina y el restaurante La Embajada. Ya en el Ensanche, las referencias gastronómicas son el Riff y el moderno restaurante de Ricard Camarena.
16.00 h Un café sin prisa y con mucho estilo
El café, mejor que en el restaurante, es tomarlo tranquilamente en el Café de las Horas, disfrutando de su exquisita decoración a lo Visconti. O hacerlo bajo las acacias que asombran una farmacia decimonónica en la calle Cavallers, 51, convertida en el Café Sant Jaume.
17.00 h Paseo por Caballeros y Serranos
La calle Cavallers fue el decumanus o arteria principal de la ciudad romana y hoy lo es del barrio del Carmen. En su arranque, a pocos pasos de la catedral, destaca la poderosa presencia del palau de la Generalitat, otra buena pieza del gótico civil valenciano que comenzó a levantarse en el siglo XV.
Al rodear el palacio, descubrimos la hermosa plaza de Manises, que parece sacada de alguna ciudad de la Italia renacentista, con edificios como el palacio de Jáudenes y el de los Scala. A continuación, nos dirigimos por la calle Serranos a la plaza de los Fueros. Aquí se erigen, desde finales del siglo XIV, las torres de Serranos, puerta de acceso a la ciudad medieval atribuida a Pere Balaguer, que impresiona por la magnificencia de su arquitectura y su elaborada ornamentación.
18.30 h Vino, ropa y decoración
Si nos apetece ir de tiendas, las más curiosas están en las calles Bolsería, Quart y Alta. Además, merece la pena pasarse por Envinarte, un establecimiento con toda clase de vinos, cavas y delicatessen, donde también podemos comprar ropa de estilo rockero para los niños y british para los papás. En las centenarias Bodegas Baviera encontraremos desde vermú a granel hasta las mayores y más caras exquisiteces en materia de vinos, licores y destilados.
21.00 h Tapas exóticas o autóctonas
En el barrio del Carmen tenemos dos templos del tapeo. Uno es El Molinón, pequeña y siempre abarrotada sidrería asturiana, deseada por su fabada, su lacón, sus cecinas, su revuelto de oricios y sus tapitas de queso Cabrales. El otro, el Bar Pilar, La Pilareta para los fieles, taberna fundada en 1918 que presume de ser la que más mejillones y clóchinas, pequeños mejillones que se crían en aguas valencianas, ha servido en el mundo.
22.30 h Escapada nocturna a Russafa
En el Carmen hay locales tan incombustibles como Calcatta, un palacio del siglo XVII donde la juventud acude a bailar desde hace 36 años. Últimamente, sin embargo, el barrio de moda es Russafa (o Ruzafa), el Soho valenciano. Allí encontramos el Café Mercedes Jazz, el club revivalero Calypso y otros cien lugares más, ninguno de ellos convencional.
24.00 h Dos hoteles para soñar
Después de recorrer la vieja Valencia, un buen sitio para descansar es el Hotel del Carmen. Tras la fachada neoclásica hay 25 habitaciones con decoración moderna y vistas a los jardines del Turia. Tampoco está nada mal el SH Inglés, un hotel boutique situado en una antigua residencia señorial frente al palacio del marqués de Dos Aguas, que a su vez alberga el Museo Nacional de Cerámica.
Fuente: Guía Repsol
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Palau de la Música
Segunda mañana. Un río de arte
9.00 h Pedaleando por el Turia
El 14 de octubre de 1957 se produjo la última gran riada del Turia en Valencia, que causó 81 muertos y la decisión de desviar sus aguas por el sur de la ciudad para evitar nuevas inundaciones. Desecado y ajardinado, aquel cauce acabaría convirtiéndose en el mayor parque urbano de España, con más de 11 kilómetros de longitud. Dos de los reclamos turísticos de la capital, la Ciudad de las Artes y las Ciencias y el zoo de nueva generación Bioparc se asientan sobre el antiguo lecho del Turia. Y edificios tan emblemáticos de la Valencia contemporánea como el Palau de la Música y el IVAM contemplan este río de verdor salpicado de fuentes y paseos arbolados.
10.00 h Arte moderno y eterno
A la altura del Puente de las Artes, obra de Norman Foster y parada obligada para conocer una de las principales referencias vanguardistas de Europa, nos encontramos con el Instituto Valenciano de Arte Moderno-IVAM. Ocupa un moderno edificio en la margen derecha del antiguo Turia y en su interior podemos admirar desde obras de valencianos precursores del arte moderno, como Sorolla o Pinazo, hasta creaciones más actuales.
También a orillas del antiguo Turia, pero más abajo, se halla el Museo de Bellas Artes. Es la segunda pinacoteca más importante de España, con casi 3.000 pinturas que abarcan desde el siglo XIV hasta el XX. Lo más destacable son las tablas góticas de los primitivos valencianos: Jacomart, Pere Nicolau, Damián Forment, Reixach… Hay una colección de lienzos de grandes maestros del Barroco (como Velázquez, Murillo o Zurbarán) y otra de pintura valenciana del XIX y XX, con Sorolla a la cabeza.
12.00 h Ciudad de las Artes y las Ciencias
Muchos visitantes le dedican un día entero a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, construida por Santiago Calatrava. Su puerta es el Umbracle, una pérgola futurista que protege del sol. A su vera, reflejándose en estanques, están el Hemisfèric –planetario, cine Imax y espectáculos láser– y el Museu de les Ciències Príncipe Felipe. Arriba queda el Palau de les Arts Reina Sofía, una especie de crucero estelar reservado para la difusión de las artes escénicas. Y aguas abajo, el Ágora, donde se celebran eventos como la Valencia Fashion Week y el Oceanogràfic, que es lo más cerca que vamos a estar nunca de un tiburón toro o de una ballena beluga.
Fuente: Guía Repsol
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