TURISMO
Pasión y fe en la Semana Santa de Málaga
La ciudad se enfunda la fe para vivir una de las representaciones más peculiares de la muerte de Cristo
GUÍA REPSOL
Dentro de una fiesta tan arraigada como la Semana Santa , destacan con brillo propio las celebraciones y marchas en suelo andaluz. Sobre todo por la alegría que irradia, se distingue Málaga, inundada por pasos procesionales de ancestrales hermandades.
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Una de las primeras manifestaciones locales ... de la fiesta en ganar la etiqueta de Interés Turístico Internacional, supone un vistoso y emotivo homenaje al sacrificio de Jesucristo y alcanza su máxima expresión en unos pasos en que devoción, arte, música y color se entremezclan. Los cofrades se ponen los ropajes ceremoniales y recorren las calles portando las imágenes religiosas al son grave de los tambores creando mareas de fe y admiración a su paso.
Domingo de Ramos, Lunes, Martes y Miércoles Santo
Hay que empezar madrugando para no perderse nada, pues sobre las ocho de la mañana sale de la parroquia de San Juan la imagen de la Virgen de Lágrimas y Favores. El espectáculo continúa en la zona de la catedral con la cofradía de la Pollinita, de las más festivas, con niños portando palmas y anunciando la entrada de Jesús en Jerusalén. En la mágica noche se contemplan los tronos de la cofradía del Huerto en la Tribuna de los Pobres y el encierro de los cofrades del Prendimiento en las inmediaciones del Conservatorio de Superior de Música.
El Lunes Santo es una jornada encabezada por el esperado traslado a sus tronos procesionales del Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad tras la misa del alba frente a la iglesia de San Pablo. Las imágenes llegarán al Hospital Civil a encontrarse con los enfermos. Son también vistosos en la parroquia de los Mártires los tronos de la cofradía de la Pasión, que a mediodía comienzan a prender sus cruces de cera. Por la tarde hace su salida el Señor de la Columna y la Virgen de la O, santos del pueblo gitano que añaden color con sus rezos y bailes castizos.
El tercer día tiene como principal enclave el barrio de la Victoria, que acoge tres de las seis hermandades. De aquí salen las cofradías del Rocío y la del Rescate, que destaca por su trono de virgen, el único en estilo gótico. Por la Plaza de la Merced, en un hermoso marco arquitectónico, desfila la hermandad de la Sentencia. Por la noche hacen su aparición la cofradía de Nueva Esperanza ante la catedral, la de las Penas en la calle San Agustín y la de la Humillación en la Alameda, que ostenta el trono más antiguo.
El Miércoles Santo supone un esplendoroso ecuador con actos como el traslado del Cristo de Animas de Ciegos a su trono procesional a hombros de caballeros paracaidistas. También se programa el desfile de la Congregación de Mena y el cortejo de las Cofradías Fusionadas en la Plaza de Félix Sáenz. Por la noche, la cofradía de la Paloma aparece soltando aves a su paso y se produce el emocionante encuentro de los tronos de la Sangre en la Tribuna de los Pobres, así como el desfile a medianoche de la cofradía de la Expiración.
Destaca el monumental paso de Jesús el Rico, con más de doscientos costaleros. Más tarde se produce el acto de amnistía, uno de los momentos más curiosos de la fiesta. La tradición se remonta al reinado de Carlos III, cuando los presos en protesta por haberse suspendido las procesiones debido a epidemia, se fugaron para sacar a hombros a Jesús Nazareno. Tras ello, devolvieron la imagen a la iglesia y regresaron a sus celdas. El monarca, al conocer los hechos, concedió a la imagen el privilegio de liberar a un preso todos los años. Hoy día en la ceremonia se lee el edicto de libertad al recluso, que recibe la bendición de la figura y después acompaña a la procesión durante su recorrido.
Jueves Santo, primera de las fiestas grandes
La primera de las fiestas grandes recibe al público en grandes masas. La ciudad se abarrota de visitantes de diversa procedencia para vivir esta sobrecogedora experiencia, con o sin fe. Los cuerpos de la legión no faltan a su cita en el traslado del Cristo de la Buena Muerte a su trono procesional. A partir del mediodía es impresindible visitar la Casa Museo de la Esperanza para admirar de cerca los tronos del Nazareno del Paso y la Virgen de Málaga.
Por la tarde salen los tronos de la Sagrada Cena y el de la Virgen de la Paz, así como el paso de la Congregación de Mena acompañada de nuevo por la Legión y la Armada. Tras oscurecer, es recomendable acudir a la Tribuna de los Pobres para contemplar dos muestras del sentir malagueño: los piropos a la Virgen de la Amargura y la bendición del Nazareno del Paso.
Viernes Santo
Es sin duda el día en que el luto toma forma en las procesiones más solemnes y silenciosas. Una fatigosa tarde espera, en la que habrá que seguir de cerca los pasos de la cofradía del Descendimiento o el Vía del Santísimo Cristo Mutilado en la catedral. Estos actos se complementan con otros más estáticos pero de igual profundidad. Un buen ejemplo se da en la Plaza de Arriola con los cánticos que las Hermanas de la Cruz dedican a la Hermandad de los Dolores de San Juan.
La noche del viernes también está tan repleta de actividades que es imposible no dejarse nada. Hermandades como las de la Virgen de la Piedad, del Monte Calvario o la del Cristo del Amor y la Virgen de la Caridad, sacan a sus figuras en vistosas y enlutadas procesiones. En la madrugada tiene lugar el cortejo del Santo Sepulcro y horas más tarde sumida en la oscuridad la muchedumbre acompañará a la Virgen de Servitas, que iluminada por los cirios y entre rezos de la Corona Dolorosa entrará en San Felipe Neri.
Domingo de Resurrección
El tono de pesadumbre se levanta con la procesión del Resucitado, que cuenta con la participación de nazarenos de todas las hermandades, dando lugar a un interminable cortejo de color que es mejor admirar sentado, si bien coger un buen sitio no es tarea fácil. Este paso entra en la Alameda Principal y culmina en la Iglesia de San Julián.
Un punto final a una semana plagada de actividades ceremoniales que siempre se puede completar con visitas a los templos o acercándose a los locales de tapas entre procesión y procesión, y visitando el tesoro monumental de la ciudad que va desde su teatro romano a las fortalezas árabes, su parque botánico abierto o el Castillo de Gibralfaro.
Más información en la Guía Repsol
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