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Palma de Mallorca, la ciudad abierta

Todo invita a perderse por su casco antiguo, por sus callejas medievales, sus patios renacentistas y barrocos, sus enormes palacios y sus acogedoras plazas

Palma de Mallorca, la ciudad abierta

xavier Pericay

En el resto de la isla todavía hay quien la llama «Ciutat». Se trata de una reminiscencia y, en tanto que reminiscencia, de algo significativo. El término remite a la Ciutat de Mallorques de los tiempos de Jaime I y de sus sucesores. Pero, más ... allá de la historia, refleja a las mil maravillas la contraposición entre ciudad y campo, entre la capital y la llamada «part forana», entre Palma y lo que la envuelve y la complementa, incluso en su denominación oficial. Porque Palma de Mallorca es mucha Palma. El municipio concentra casi la mitad de la población de la isla -407.000 habitantes sobre un total de 876.000-, y lo que queda fuera de él alcanza raramente la condición de importante núcleo urbano. De ahí que, para el mallorquín de la parte foránea, Palma sea, a un tiempo, motivo de atracción y de repudio, de orgullo y de desprecio, de amor y de odio. Como todo lo que destaca y merece en verdad la pena.

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