Lugo puede parecer la hermana pequeña de los impresionantes atractivos turísticos de Galicia. Ubicada en un altiplano en el Alto Miño, se trata de la vía natural de comunicación entre la costa gallega y la meseta castellana. Los romanos, 15 años antes de nuestra era, ya adivinaron la relevancia de la ubicación y fundaron Lucus Augusti.
Dos milenos de trepidante historia contemplan la excelente muralla que los legionarios levantaron en tiempo récord. El lienzo amurallado ha conseguido sobrevivir hasta nuestros días y ejerce de elemento definitorio en la concepción urbanística de la ciudad. No se puede decir que existan muchos lugares que mantengan una fisonomía romana como la de Lugo.
La perspectiva adecuada se logra caminando en lo alto de esta imponente construcción, de unos diez metros de altura. Un paseo por la muralla romana, a través de sus 2.266 metros, supone una experiencia impagable y sirve para comprobar por qué los romanos la declararon capital de provincia
A día de hoy Lugo exhibe su enorme legado histórico como si tal cosa. Es la quintaesencia del primitivismo. Las diez puertas de la muralla dan acceso a un entramado de calles peatonales salpicadas por imponentes edificios de granito. La Porta Miñá (o del Carmen) es la más transitada por los visitantes, puesto que era la que tradicionalmente atravesaban los peregrinos camino a Santiago. La de San Pedro conduce directamente a la Catedral, templo de estilo románico-gótico que comenzó a contruirse en el siglo XII. En la misma plaza no hay que dejar de admirar el Palacio Episcopal, de marcado estilo barroco. Otra maravilla.
"Y PARA COMER, LUGO"
Ya lo dice el sabio refranero, que jamás falla: "y para comer, Lugo"... Las estrechas y empedradas calles de Rúa Nova y de la Cruz suponen un monumento al tapeo. Gratis total al pedir una consumición. Es una obligación cumplir con los pequeños comercios de corte tradicional. La famosa 'calle de los vinos' es una perdición si se anda en medio de una dieta, pero qué demonios, hay que dar la cara en Lugo. Si la cartera está potente, lo suyo es una mariscada en Verruga o Casa Campos. Si no, basta con dejarse llevar.
La marcha lucense aporta y mucho. Eso sí, el personal es de salir tarde. Jazz and beer es una buena opción para arrancar, antes de acudir a la mítica Rúa Castelao. Allí, lo que surja estará bien. Confianza.