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BAHÍA DE SAMANÁ

Las playas más bonitas del Caribe donde es fácil ver ballenas jorobadas

Las ballenas recorren entre 3.000 y 7.000 kilómetros desde el Atlántico Norte para alcanzar las cálidas aguas tropicales de Samaná (República Dominicana) con un objetivo: ocupar sus áreas de cría y reproducción

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Las ballenas jorobadas realizan prodigiosos saltos en la Bahía de Samaná J.C.

Javier Carrión

Arena blanca, sol caribeño, paisajes idílicos con miles de cocoteros... Además de todo eso, la bahía de Samaná es un refugio de las ballenas jorobadas para criar y reproducirse

Avistamiento de ballenas jorobadas. Si hay un lugar en el mundo donde resulta muy fácil ... ver de cerca ballenas en libertad, ese es la bahía de Samaná en el nordeste de la República Dominicana. Todos los años, de enero a abril, se pueden ver cientos de ballenas jorobadas en este antiguo escondite caribeño de piratas después de abandonar el Atlántico norte recorriendo entre 3.000 y 7.000 kilómetros para alcanzar las cálidas aguas tropicales de Samaná con un objetivo: ocupar sus áreas de cría y reproducción. El viaje, que dura alrededor de un mes, se inicia en el golfo de Maine, Estados Unidos, y en ocasiones desde las aguas de Islandia para concluir en los bancos de la Plata y de Navidad dentro del Santuario Nacional de Mamíferos Marinos de Samaná. En estas aguas pocos profundas las mamás ballenas dan sus primeras clases a los ballenatos que nacen con cuatro metros de longitud y podrán llegar a 15 metros en su etapa adulta con un peso entre 30 y 40 toneladas. Previamente las ballenas habrán pasado casi doce meses de gestación y comenzarán a repartir en estas aguas su leche materna, unos 190 litros diarios, que pasa a las bocas de sus crías con la fuerza de un proyectil. Las 'pequeñas' engordan 45 kilos diarios, aunque ya en el momento del alumbramiento pesan casi una tonelada, lo que no impide que el ballenato comience a nadar rápidamente ayudado por su madre que le eleva hacia la superficie para respirar. Desde 1984, este espectáculo de la naturaleza puede ser presenciado desde los barcos que operan en Santa Bárbara de Samaná, acercándose a los animales a una distancia de treinta metros y divisando los prodigiosos saltos, volteretas y coletazos de los machos que quieren impresionar a las hembras.

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