Vacaciones en Andorra: direcciones para acertar a la hora de comer
restaurantes
Un recorrido con mucho sabor por la nueva oferta gastronómica de Andorra en la que los cocineros españoles juegan un gran papel

En los últimos años, Andorra ha dado un gran paso adelante en lo que a gastronomía se refiere con nuevos restaurantes, asesorados muchos de ellos por importantes cocineros españoles o que ejercen en España como Francis Paniego, Nandu Jubany, Oriol Rovira o Hideki Matsuhisa ... , que aportan innovación a la cocina tradicional andorrana, que no difiere mucho de la que podemos encontrar en otros lugares de los Pirineos. Platos sencillos ceñidos a lo que se encuentra en cada estación del año, elaboraciones de mera subsistencia, de aprovechamiento del entorno por parte de una población que tenía limitados recursos. Entre ellos, sopa de ortigas, trinxat de col, patata y torreznos, caracoles a la andorrana, escudella de congrio, trucha de río con jamón, gran variedad de embutidos de cerdo, quesos, carnes de caza…
Esa cocina popular se ha refugiado en las bordas, casas de piedra donde los payeses guardaban el grano y el ganado en invierno, muchas de las cuales se han reconvertido en restaurantes. Las bordas están en peligro por la asfixiante especulación urbanística. Algunas de las más destacadas son L'Era d'en Jaume, en Llorts (Avenida de Angonella, 300), del cocinero Pep Ramos, o La Borda de l'Avi, (Avenida del Ravell, 38), en La Massana. Mención especial para otra borda, esta con una visión más actual de la cocina tradicional y que cuenta con agricultura y ganadería propias: Les Pardines 1819 (Carretera dels Cortals d'Encamp, km. 3. Encamp). Como asesor está el catalán Oriol Rovira, que tiene estrella en Els Casals. Para el día a día ejerce Óscar Villalba. Entre sus platos, buena sobrasada con miel, surtido de tomates de su huerta, sabroso arroz de mar y montaña con embutido y calamar, y un sobresaliente guiso de pollo al horno de leña con verduras a la brasa.
En Andorra la Vieja encontramos restaurantes más actuales como Can Manel (Plaza Princep Benlloch, 5) y El Celler d'en Toni (Virgen del Pilar, 4), que aúnan tradición y modernidad. En el segundo, por ejemplo, lo mismo sirven un canelón clásico que una vieira con salsa de carne. Otra opción en la capital es Minim's (Antic Carrer Major, 5) con platos como la crema de calabaza, coliflor confitada y níscalos botón al vinagre de manzana o un meloso de ternera andorrana. También en la ciudad está Diamant (Avenida Meritxell, 31), el espacio gastronómico de ese gran cocinero que es Nandu Jubany. Está en los bajos de una gran joyería céntrica, dividido en zonas, cada una con su especialidad.

Buena parte de la oferta gastronómica de Andorra se concentra en Soldeu, al pie de las pistas de esquí de Grandvalira. En el lujoso hotel Hermitage hay dos notables restaurantes: Ibaya (Hotel Hermitage. Carretera de Soldeu, s/n) y Koy Hermitage. El primero, asesorado por el riojano Francis Paniego (El Portal de Echaurren), con Jordi Grau al frente de la cocina, cuenta con una estrella Michelin, la primera que logró Andorra. El segundo es un japonés que supervisa el gran Hideki Matsuhisa, bien conocido por sus restaurantes de cocina nipona en Barcelona. En Ibaya, las célebres croquetas del Echaurren, tapas y platos vinculados a la tradición andorrana como las ortigas con mantequilla de oveja y hierbas, el trinxat, trucha a la andorrana o tartar de potro con aliño de nueces y tabaco. En Koy, los siempre notables niguiris de Hideki y platos como el wagyu Miyazaki.

En otro hotel de Soldeu, el Serras, está Bruna (Hotel Serras. Carretera General 2), asesorado por otro notable cocinero español, Marc Gascons (Els Tinars), con Juan Jiménez como jefe de cocina. Gascons lleva a esta casa su estupenda cocina de mar y montaña: tomate asado con hierbas, flores y emulsión de bacalao, los canelones de foie y trufa, arroz negro con sepia, rape y alioli de anchoa o el rodaballo a la brasa con pilpil ligero de almejas.
La segunda ciudad de Andorra es Las Escaldas-Engordany, muy vinculada a las aguas termales. Allí encontramos dos restaurantes con interés. Uno es Beç (Coprincep François Miterrand, 2), con el cocinero Rodrigo Martínez y platos como el taco de yuca con bringuera (un embutido típico del Pirineo) y aceitunas, o la trucha de río a la andorrana. El otro, Hincha, recién abierto, pertenece también a Nandu Jubany y está en el hotel Mim (Avenida Carlemany, 107. Escaldes-Engordany). Una carta sencilla (tiraditos, tartares, carpaccios, pasta) en la que destacan unas pizzas de gran calidad elaboradas con masa madre en horno de leña. Especialmente buenas la de carbonara, la de calsots y la de steak tartar.
Por último, si quieren comprar embutidos, quizá el producto más destacado de Andorra, pueden pasar por Cal Jordi, en Rasol, donde siguen elaborándolos como en tiempos de sus abuelos.
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