Una reina inglesa nacida en Burgos y otras historias fascinantes de la Abadía de Westminster

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Las tumbas más misteriosas

Durante siglos, la Abadía de Westminster ha sido el lugar de enterramiento de las figuras más notorias de la historia del Reino Unido. Personajes de la literatura, la ciencia, la política o la enseñanza, diecisiete antiguos reyes y más de 3.200 personas ilustres están inhumadas o recordadas en este templo. Los nombres más comunes son la Reina Isabel I, Charles Dickens, Isaac Newton, Charles Darwin, Nevil Chamberlain, William Gladstone, Rudyard Kipling, Laurence Olivier o Stephen Hawking, pero el misterio de algunas tumbas sigue sin estar esclarecido en esta emblemática abadía. Por ejemplo, en la tumba de la reina Isabel I, la gran rival de Felipe II en el siglo XVI, existe un grabado de una serpiente enroscada alrededor de una espada cuyo significado no está aclarado. Algunos especialistas piensan que simboliza a la reina derrotando a sus enemigos, pero otros no lo creen así. Otro monarca inglés, Eduardo II, fue enterrado en 1327, pero en el siglo XVII se descubrió que su cuerpo había desaparecido. Algo parecido le ocurrió a Ricardo II, fallecido en una prisión en 1400. Se le enterró en la abadía pero también en el siglo XVII se supo que la sepultura había sido abierta y que que sus restos no estaban dentro. Algunos teorías apuntan a que el cuerpo fue robado.

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Los mosaicos

El origen de la abadía se remonta al año 960, cuando en el lugar que actualmente ocupa se levantó un monasterio benedictino, pero la iglesia que vemos hoy inició su construcción en 1245 al ser elegida por el rey Enrique III como lugar sagrado de entierro. A partir de esa fecha un puñado de arquitectos y escultores han participado en el diseño del templo, como por ejemplo Nicholas Hawksnoor, quien ideó las dos torres occidentales en 1722 proporcionando a la fachada un aire gótico, o George Gilbert Scott, quien se encargó de la restauración y renovación del templo en el siglo XIX, pero lo que quizás conoce menos gente es que la abadía no está del todo terminada. Todavía hoy se siguen completando y restaurando los mosaicos del interior de la abadía. El más famoso de todos, llamado pavimento Cosmati, sobre el que se celebrará la coronación de Carlos III, podrá ser pisado por los visitantes, siempre que vayan descalzos, entre el 15 de mayo y el 19 de julio de este año. La joya medieval del siglo XIII suele estar acordonada para los visitantes.

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Una reina inglesa nacida en Burgos

Todos los monarcas desde Guillermo el Conquistador han sido coronados en la abadía, con la excepción de Eduardo V y Eduardo VIII, quienes nunca fueron proclamados en una ceremonia. Enrique III, el precursor del templo, quería trasladar al cuerpo de San Eduardo el Confesor, rey de Inglaterra entre 1042 y 1066, para instalar una gran tumba detrás del altar mayor en su nueva iglesia y este lugar sigue existiendo. A su alrededor están enterrados un grupo de reyes medievales entre los que figuran Eduardo I y Leonor de Castilla, segunda hija de Fernando III el Santo, nacida en Burgos en 1290. Este matrimonio tuvo quince hijos. Hoy el antiguo trono de la Coronación ocupa un lugar privilegiado dentro del templo. Una inspección minuciosa de la silla ceremonial, también conocida como la Silla del Rey Eduardo, reveló que estaba cubierta de dibujos realizados por los visitantes en el siglo XVIII.

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Shakespeare no está enterrado en Westminster

En el lado sur del crucero de la abadía se encuentra el llamado Rincón de los Poetas. Geoffrey Chaucer, autor de los 'Cuentos de Canterbury', fue en 1400 el primer escritor inhumado, y en ese espacio se colocó una placa conmemorativa. Después otros muchos escritores famosos fueron enterrados en esa zona del templo por lo que se pueden ver las placas dedicadas a Lord Byron, John Milton o William Shakespeare, aunque ninguno de ellos está sepultado en este rincón. Shakespeare, por ejemplo, fue inhumado en la Holy Trinity Church de Stratford-Upon-Avon. Su tumba es muy sencilla, pero en ella se puede leer una frase que supuestamente escribió el mismo Shakespeare y que invita a quienes visitan la tumba a respetar el espacio de descanso y también a maldecir a quien remueva sus huesos.

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Las efigies funerarias de cera y madera

La Abadía de Westminster guarda también una importante colección de efigies funerarias de tamaño natural de reyes, reinas y otros miembros de la nobleza hechas de cera y madera. Desde finales del siglo XIII estas efigies funerarias de los monarcas y nobles se llevaban en una procesión fúnebre. Cada efigie se aproximaba a las dimensiones físicas de la persona que representaba y lucía el atuendo completo de la coronación. Al llegar al templo, el ataúd era colocado dentro de un coche fúnebre cubierto de velas al pie de los escalones que conducen al altar mayor. Después del entierro, la efigie seguía estando exhibida en la iglesia y pasó a ser propiedad de las autoridades de la abadía. Varias de estas efigies han desaparecido a lo largo de los siglos y de algunas ahora solo queda el marco de madera. Entre los reyes representados figuran Eduardo II, Enrique VII, Isabel I y María I.

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En el cine

La Abadía de Westminster ha sido utilizada como localización en algunas películas muy populares. Desde 'El Código de Vinci' (2006) de Tom Hanks a 'Spectre' (2015), protagonizada por Daniel Craig como James Bond, pasando por una tierna comedia romántica, 'Una cuestión de tiempo' (2013), o la histórica 'La Reina Victoria' (2009), con Emily Blunt al frente del reparto, entre muchos títulos... Sin embargo, los visitantes que penetran en el templo tienen prohibido realizar fotografías o vídeos en el interior.