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TALLIN

La preciosa ciudad medieval donde hay robots que llevan la comida a casa

En la capital de Estonia conviven uno de los cascos históricos más bonitos del norte de Europa con barrios industriales recuperados como centros de vanguardia

Una de las esquinas de la Plaza del Ayuntamiento de Tallin JFA
J. F. Alonso

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Las piedras que pisan los turistas en el casco histórico de Tallin nos trasladan miles de años atrás, a un glaciar inmenso, a la morrena que dejó. Tienen diferentes tonos, del negro al rosa, más vivos bajo la lluvia, y al salir del hotel ... esas piedras ya hablan de una ciudad de ochocientos años que conserva sus casas, sus torres, la muralla (su aspecto actual se remonta a 1530)... y los adoquines. Casi todo es como fue. Dice Gersom Arbelo, un guía canario que lleva diez años aquí, que uno de sus compañeros, con mucha experiencia, cuenta una vieja leyenda que explica cómo ni la guerra pudo con estos muros. «La leyenda dice que cuando pasaron los aviones que venían de San Petersburgo, el 9 de marzo de 1944, los pilotos vieron desde el cielo una ciudad tan hermosa que esperaron treinta segundos a soltar las bombas. Solo cayó un edificio importante, la iglesia de San Nicolás, aunque el fuego posterior que viajó por los tejados también destruyó la torre del Ayuntamiento y muchas casas».

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