Notre-Dame du Mont
El barrio más 'cool' del mundo y una asturiana que presume de su tierra
Notre-Dame du Mont, en Marsella, encabeza este año la lista de barrios de moda de la revista 'Time Out'. Allí abrió hace un año un restaurante pensado para difundir la gastronomía asturiana
El diario 'The Telegraph' destaca estas dos ciudades de España para viajar en otoño como alternativa a Barcelona, Madrid y Sevilla
Terraza de La Nena, un restaurante español (asturiano) en Notre-Dame du Mont
Cada año, Time Out, una revista global dedicada al ocio, publica su listado de los barrios más 'cool' del mundo. El año pasado, Carabanchel, un clásico barrio obrero de Madrid, ocupó la tercera posición. Este año no hay ninguna referencia española entre los treinta ... y ocho elegidos por el equipo de global de periodistas y colaboradores de la publicación.
En la primera posición este año esta el barrio de Notre-Dame du Mont, en Marsella, que debe su nombre a la iglesia de Notre Dame Du Mont. Su historia se remonta al siglo XVI, aunque a principios del XIX fue demolida para construir una más grande, la que se conserva hoy en día. Frédéric Chopin tocó allí el órgano durante el funeral de uno de sus amigos, el tenor Adolphe Nourrit, en 1839
La antigua capilla de esta iglesia era el lugar de peregrinación de los marineros antes de que se construyera Notre-Dame de la Garde.
El barrio 'cool'
Para quien quiera visitar Notre-Dame du Mont, Time Out recomienda tomar un brioche en Pain Pan, echar una ojeada a las pinturas de la Galerie Charivari, en la Rue Fontange, comer algo rápido y tomar un café en Razzia, o bien optar por un kebab de pulpo en Caterine, pasar por la librería Histoire de l'Œil y ver una película en el bistró convertido en cine La Baleine, seguida de una bebida en la terraza del imprescindible Café la Muse. Para cenar, Livingston, y, para dormir, Mama Shelter.
En Notre-Dame du Mont (en la Calle Julien) está también 'La Nena', un restaurante con una clara influencia asturiana dirgido por Ángela Rey, nacida en Gijón hace de 31 años. Ángela vivió antes en Lyon, pero tras el Covid planeó un nuevo proyecto de vida. «El ambiente español pegaba más con Marsella que con Lyon», afirma. «La gente no conoce Asturias ni la gastronomía que tenemos. Abrimos hace año y medio para mostrar la cultura de pueblitos poco conocidos. Charcutería, quesos, conservas de alta calidad, gourmet. Lo completamos con productos frescos locales». Ángela dice que «lo que hace a Notre-Dame du Mont un sitio 'cool' es que tiene mucha variedad de nacionalidades y de culturas, muchos tipos de restaurantes, panaderías, un teatro, y muchos grafitis artísticos. El arte callejero en Cours Julien, una galería de arte al aire libre, es muy famoso. Además, está el ambiente de tarraceo, la luminosidad, los edificios color arena bañados siempre por el sol».
Barcos y aviones: ofrendas en el interior de Notre-Dame de la Garde, en Marsella
La historia de los marineros
Quien quiera conocer algo más de Marsella y de la historia de la ciudad y los marineros deberá acudir a la basílica de Notre-Dame de la Garde, construida en lo alto de una colina, visible desde cualquier lugar, a media hora andando del centro del barrio elegido por Time Our. La primera referencia de este templo nos lleva a 1214, cuando el padre Pierre lo hizo construir. En 1477 se amplió, aunque entonces seguía siendo un espacio muy pequeño, con capacidad para cincuenta o sesenta personas. El nuevo santuario, el que hoy vemos, se remonta a 1853-1897.
En primer lugar, una aclaración: Notre-Dame de la Garde son dos templos. En la parte inferior hay una cripta o pequeña capilla, terminada unos años antes que la basílica, que no fue consagrada hasta el 4 de junio de 1864. Segundo aspecto llamativo: la enorme estatua de la Virgen -once metros- que corona el campanario, visible desde cualquier punto de Marsella. Y el tercer detalle, por supuesto, el interior de la basílica, único. ¿Por qué cuelgan estos barcos y aviones del techo?, pregunta un turista al entrar.
Notre-Dame de la Garde es hoy un museo original lleno de cientos de exvotos, ofrendas donadas para agradecer la ayuda de la Virgen. Las hay de todo tipo, por ejemplo placas colocadas en casi cualquier hueco de las paredes. Y cuadros, como puede verse en una de las fotografías que acompañan estas líneas. Muchos de esas ofrendas son reproducciones de barcos en las que alguien se salvó de un accidente que podía haber sido fatal. Esta práctica es anterior a la construcción de la actual basílica. La primera noticia la encontramos en un documento de 1425. Jean Aymar pagó cinco florines por unas imágenes de cera ofrecidas a la Virgen.
Lo que empezó como una curiosidad se convirtió con el tiempo en categoría. Notre-Dame de la Garde, de estilo románico-bizantino con mucho mármol y pórfido, es una basílica única por la enorme cantidad de objetos/ofrendas alojados entre sus muros. Cada uno tiene una historia.
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