Así es la capilla más visitada y enigmática de la Escocia medieval

Existen innumerables teorías, leyendas y mitos asociadas a la Capilla de Rosslyn, una de las iglesias más bellas e históricas de la Escocia medieval. Situada a menos de media hora en coche o autobús, el número 37, desde Princess Street en Edimburgo, la Colegiata de San Mateo –ese es su auténtico nombre- fue fundada en 1445 por Sir William St. Clair, aunque el templo se demoró hasta 1484 cuando el noble de origen normando ya había fallecido. Esta muerte fue quizás clave en que el edificio no resultara una réplica del Templo de Salomón en Jerusalén y acabara siendo una capilla de reducidas dimensiones donde no hay un solo centímetro sin tallar. ¿Pero por qué la construyeron? No está del todo claro pero existen dos teorías básicamente. La primera incide en que debía constituir una prueba del gran poder de la familia St. Clair, en tanto que la segunda, más extendida, apunta a que su objetivo era ocultar algo más importante que la propia capilla. Quizás el Santo Grial…

Durante siglos Rosslyn Chapel siguió milagrosamente de pie muy cerca del castillo del mismo nombre, escenario de la batalla en la que los escoceses derrotaron a los ingleses en 1303. La capilla atravesó momentos muy difíciles en el siglo XVI con los reformistas protestantes y en 1592 los altares quedaron destruidos. Habría que esperar a los siglos XVIII y XIX para que se iniciaran los trabajos de recuperación del edificio. En 1862, tras un paréntesis de 200 años, la capilla volvió a ser utilizada como iglesia, ya con unas vidrieras que fueron colocadas gracias al impulso de la Reina Victoria, quien visitó el templo en 1840 ordenando su restauración. Por último, a mitad del siglo XX, se realizó una limpieza más estricta que, si embargo, dañó un gran número de detalles del templo en sus zonas más bajas.

La capilla, única por su impresionante simbología, guarda en su enigmático interior escenas bíblicas que narran la Historia Sagrada, como la expulsión del Jardín del Edén, la crucifixión o Moisés con la tabla de los Diez Mandamientos, que se dan la mano con esculturas paganas, como los «hombres verdes», y masónicas, representadas por Lucífer, cajas musicales (hasta 213), el propio Caballero St. Clair o referencias a Robert the Bruce, el primer rey escocés. También resulta muy llamativa la existencia de elementos procedentes del 'otro mundo', como el cactus americano o el maíz, cuando este no había sido oficialmente descubierto. Algunos estudiosos sugieren que la presencia de esos signos podría ser consecuencia del viaje que realizó Henry St. Clair «El Santo», antecesor del fundador de la capilla, al Nuevo Mundo en 1398.

Conviene tomar con mucho sosiego la visita porque hay mucho más que ver y analizar en este 'paraíso de los símbolos' donde brillan el Pilar del Aprendiz, bellísimo junto al altar, que representa el Árbol de la Vida, y el fascinante techo tallado del templo. La única recomendación es no tener prisa. También el subsuelo de la cámara funeraria constituye otro gran enigma pues los descendientes de William St. Clair, no han permitido investigar bajo las tripas del templo, aunque algunas excavaciones realizadas a finales del siglo XX de manera ilegal (el guía nos conduce a la zona que fue abierta para introducir incluso una cámara) han confirmado la existencia tumbas superpuestas que corresponderían a unos 30 caballeros. Esas elucubraciones y otras teorías han alimentado el misterio de la capilla y sus secretos como queda confirmado con las buenas cifras de sus visitantes. Antes de la aparición de 'El Código da Vinci' y el posterior rodaje de Tom Hanks y Audrey Tautou durante cuatro días en el otoño de 2005 sólo 30.000 personas visitaban anualmente la capilla y antes de la pandemia del COVID19 la cifra alcanzaba ya los 200.000. Se había multiplicado por más de seis.

Las opiniones sobre los secretos que encierra Rosslyn Chapel continúan dando pie a todo tipo de gustos y teorías. La mayoría vincula el templo con los Templarios, la existencia del Santo Grial o el descubrimiento de América; algunos aseguran que bajo el Pilar del Aprendiz se oculta la cabeza momificada de Cristo y otros, una minoría, creen que la tumba de Merlín está escondida bajo estos muros o dicen haber visto ovnis sobre el lugar donde fue levantada. Pero en lo que todos coinciden es que este tesoro ideado y ejecutado por maestros canteros -hay algún estudio moderno que apunta que cada artista fue recompensado por lo que serían unas 250.000 libras actuales- es una obra maestra en cada detalle, cada columna, cada leyenda... Una 'catedral de los enigmas en miniatura' que no deja indiferente a nadie. Y se puede comprobar en las reacciones de sus visitantes. Siempre en silencio, con asombro y fascinación, impregnados del mismo sentimiento que embaucó a escritores, pintores y artistas cuando la descubrieron. Y si no lean la oda que le dedicó Sir Walter Scott, uno de los grandes héroes de la literatura escocesa, en 1805: 'The Lay of the Last Minstrel' ('La balada del último juglar').

Antes de abandonar Rosslyn conviene deleitarse también con el exterior del edificio, que ha sido restaurado en los últimos tiempos. Magníficos sus arbotantes y sus pináculos góticos y muy detallados los escudos que confirman el año de la fundación de la capilla.

Apertura: Tras la pandemia del COVID-19 la visita se organiza en 5 pases diarios de lunes a sábado (9.00-10.30 h – 10.30-12.00 h – 12.15-13-45 h – 14.00-15.30 h y 15,30-17h y 3 pases los domingos (12.00-13.30 h – 13.45-15.15 h y 15.30-17.00 h)

Precio: 9,5 libras (adultos).

Más información: www.rosslynchapel.org.uk / www.visitscotland.com/es