La bella ciudad de la Toscana que hay que visitar con música de Puccini

Giacomo Puccini dejó inacabada su más famosa composición, el Nessun Dorma de la ópera Turandot, que catapultara al éxito a Pavarotti durante la Copa del Mundo de fútbol de Italia en 1990. El piano donde creó esta aria está en su museo-casa natal (Corte de San Lorenzo, 9). Ese piano Steinway & Sons fue adquirido por Puccini en 1901 y se puede contemplar en la galería de retratos de familia junto al árbol genealógico donde se descubre también la vocación musical de otros parientes. Allí están además la partitura autógrafa del opus Preludio para Orquesta en Mi, compuesto a los 17 años en 1876, y la partitura de la Misa a Cuatro Voces con Orquesta, creados en esta casa donde el maestro residió los primeros 22 años de su vida. En el recorrido se visitan el estudio con el escritorio, el comedor y la cocina, con muebles originales, y la buhardilla con vista a los tejados de Lucca y al arcángel superior de la hermosa iglesia de San Michele in Foro, siempre con cartas, fotografías, partituras autografiadas, libretos, pinturas, bocetos, dibujos y documentos. También llama la atención la habitación con la cama de matrimonio donde nació el maestro, retratos del compositor y la sala de los triunfos, con muchos objetos que documentan el extraordinario éxito de Puccini. Por último, se accede a través del hall de entrada a la habitación Turandot, en la que se expone el traje más llamativo de su última ópera, diseño de Umberto Brunelleschi que utilizó María Jeritza en el estreno en Metropolitan Opera House de Nueva York en 1926.

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Ángel Gómez Fuentes | Corresponsal en Roma

El viaje a Lucca permite descubrir la personalidad del gran compositor de La Bohème, Tosca o Turandot porque bajo su aspecto elegante con sombrero y pitillo se escondía un hombre adelantado a su tiempo, medido en su trabajo y brillante. Puccini se crió en una familia rodeado de mujeres con cinco hermanas y un hermano mayor, lo que influyó en sus personajes femeninos operísticos, heroínas casi siempre vulnerables. El maestro era fumador, cazador, mujeriego con un ramillete de confidentes, amigas y amantes entre las que había importantes cantantes de ópera, y sentía pasión por los coches. Su colección superó los 25 vehículos y se cuenta que era tan feliz al volante que llevaba a su personal de servicio detrás porque él prefería conducir. En 1892 Puccini abandonó Milán y adquirió una casa en Torre del Lago, a 20 km de Lucca, donde vivió prácticamente hasta su muerte aunque al final falleció en una clínica de Bruselas a causa de un cáncer de garganta.

Lucca conmemora los cien años de la muerte de Puccini con una selección de eventos y exposiciones entre los que destaca 'Manifesto' (https://giacomopuccinimanifesto.it), una muestra que cuenta la relación entre el maestro y el cartel publicitario del 29 de noviembre al 2 de marzo en la excaballerizas de Lucca, y 'Los Días de Puccini', un festival musical en el Teatro del Giglio (www.teatrodelgiglio.it) con artistas de renombre en los días comprendidos entre el aniversario de su fallecimiento y el de su nacimiento, el 22 de diciembre. Por otra parte, en las calles del centro histórico se exhiben una docena de murales de la propuesta 'Mujeres de Puccini, Centinelas de Lucca', toda una galería de arte al aire libre dedicada a las protagonistas femeninas de 12 óperas de Puccini. Han sido realizados por estudiantes del Instituto de Arte Passaglia y por artistas callejeros.

Además de la 'ruta Puccini', en la que no falta su café favorito, el Caffe di Simo, ahora cerrado aunque reabrirá en 2025, la ciudad y sus habitantes se sienten orgullosos porque nunca fue conquistada por la familia Medici. La visita comienza por las murallas intactas, de 4.200 m de longitud, postuladas a incluirse en el Patrimonio Mundial de la Unesco. Aún permanecen en su perímetro seis puertas medievales y renacentistas y tres del siglo XIX que dan paso a un laberinto de callejuelas y plazas donde destacan la Piazza del Anfiteatro, que ocupa el espacio del antiguo anfiteatro romano; la Piazza Napoleone, presidida por el Palacio Ducal, escenario anual del Festival de Comics y Juegos, la feria más importante de Europa dedicada al cómic, la animación, los juegos de mesa y los juegos del rol que reúne a medio millón de visitantes, y la Vía Fillungo, la calle más comercial con sus tiendas elegantes y la Torre Cívica delle Ore, otro símbolo de Lucca. Desde 1471 allí está el reloj público más antiguo de la ciudad y es tan popular como la Torre Guinigi cuya terraza superior exhibe un jardín colgante con siete encinas.

En la almendra medieval de Lucca hay decenas de templos. No en vano fue denominada 'la ciudad de las cien iglesias'. Una de las más antiguas es la Basílica de San Frediano (s.XII) que muestra en su fachada un impresionante mosaico de estilo bizantino realizado por el taller de los Berlinghieri. En el centro de la ciudad está San Michele in Foro, en el Foro Romano, construida a partir de la segunda mitad del siglo X por el impulso del Papa Alejandro II. Por último, el templo más relevante es la catedral de San Martino con su llamativa fachada decorada con columnas y un interior donde sobresale el sarcófago de Ilaria del Carreto, mujer de Paolo Guinigi, señor de Lucca en el siglo XV, quien falleció en 1405, con apenas veintisiete años. Para recordarla, su marido encargó a Jacopo della Quercia, el escultor más importante de la época, un sepulcro considerado hoy una de las obras más significativas de la escultura renacentista italiana. En la catedral está además el Volto Santo, crucifijo de madera de nogal que se convirtió en lugar de peregrinación en la Edad Media ya que miles de caminantes acudían a contemplar la estatua, que, según la leyenda de Leobino, fue esculpida por Nicodemo después de la resurrección y la ascensión de Jesucristo.