Roche vs Novartis: la creativa 'batalla' arquitectónica entre dos multinacionales

Para los turistas valen las dos opciones, e incluso pueden complementarse. Una forma de ver cómo éramos, cómo somos. Desde el mirador, a la derecha, al otro lado del río, se alzan los dos rascacielos ya construidos y otro en obras de la ‘ciudad Roche’ , una creación de Jacques Herzog y Pierre de Meuron , amigos y nacidos los dos en Basilea, autores de al menos una treintena de edificios en ‘su’ ciudad, entre ellos este desarrollo que comenzó a planearse en 2014 y que ahora llega a su recta final. La primera torre mide 178 m; la segunda, 205; la tercera estará terminada probablemente en 2023.

Siguiendo el curso del río, pero a la izquierda se intuye otro centro de negocio y de arquitectura de primera división. Novartis , la competencia de Roche, construye allí desde hace años una ciudad con un buen número de edificios firmados por los mejores arquitectos del mundo: , entre otros. Y la guinda a ese despliegue se pondrá dentro de unos meses, cuando concluyan las obras del Centro de Visitantes y el Museo de las Maravillas de la Medicina , obra de Michele De Lucchi, que estará abierto al público en el otoño de 2022.

Más allá de Roche y Novartis, en Basilea y los alrededores hay decenas de edificios de interés. Dicen que la mitad de los premios Pritker tienen obra aquí. Para empezar, la conocida Fundación Beyeler , de Renzo Piano, donde ahora puede verse una exposición con más de setenta cuadros de Goya. A cinco kilómetros, en Alemania, está Vitra , un templo del diseño moderno y un parque arquitectónico, que nació en 1989 con el museo creado por Frank O. Gehry, y que ahora tiene naves o edificios ideados por Zaha Hadid, Álvaro Siza o Tadao Ando.

Ya en la ciudad, habría que visitar la ampliación del Kunstmuseum , obra del estudio de Christ & Gantenbein, o dar un paseo por el nuevo barrio Dreispitz, en la antigua zona aduanera, donde por ahora destaca el edificio Helsinki, de Herzog & de Meuron. Este espacio -aún por hacer- se antoja un paraíso para fotógrafos, diseñadores o arquitectos, con espacio y libertad para crear.

En realidad, esta lista de referencias arquitectónicas en Basilea podría ser infinita. Basta dar un paseo y mirar para quedarse con la boca abierta: el Banco de Pagos lo ideó Mario Botta; la reciente ampliación del auditorio, una joya para los melómanos, hay que atribuírsela a Herzog & de Meuron. Y el edificio del mercado (1929), con una imponente cúpula de hormigón, es hoy un restaurante con comida de treinta países, y un lugar de copas por la tarde-noche.

En Basilea, sí, el pasado y la vanguardia conviven sin aparente conflicto. Y, cuando lo hay, como ocurrió en la reforma del auditorio, se resuelve con un referéndum o con una solución de Herzog & de Meuron.

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