La aldea medieval que simboliza las guerras de Castilla y Portugal

En esta edición, que cada año congrega a miles de turistas portugueses y españoles, el protagonista de las recreaciones será el rey Alfonso IV El Bravo , monarca luso desde 1325 hasta su muerte en 1357.

Durante los tres días de fiesta, las calles empedradas y las murallas de Sortelha, en la comarca de Sabugal , acogerán diferentes escenarios medievales donde se revivirán mitos y leyendas propios del siglo XIV.

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También se recordarán conflictos bélicos en los que Alfonso IV, que casó con Beatriz de Castilla (hija de Sancho IV y María de Molina), se enfrentó a las tropas de Castilla.

Entre ellos, la invasión al reino de Castilla en 1336, cuando el ejército de Alfonso IV sitió Badajoz , aunque poco después fue derrotado por las tropas castellano-leonesas en la Batalla de Villanueva de Barcarrota , que se libró en 1336 y que obligó al repliegue portugués.

El cortejo de Alfonso IV desfilará mañana, tarde y noche por las murallas de Sortelha, acompañado de diferentes exhibiciones de cetrería , malabares de fuego o torneos de armas entre caballeros.

Además, también habrá un mercado medieval por todas las calles de esta «aldeia histórica», de apenas trescientos habitantes, situada en la antigua línea fronteriza hispanolusa y que cada año acoge a miles de turistas, ya que atesora un importante patrimonio arquitectónico.

El alcalde de Sabugal, Antonio Robalo, recordó hoy a EFE que este evento es «na de las fiestas más singulares de la frontera».

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Uno de los referentes de Sortelha es su castillo , desde donde se podía repeler cualquier posible invasión, motivo por el que fue mandado construir en el primer tercio del siglo XIII por el rey Sancho II . Posteriormente, el rey Dinís ordenó el levantamiento de sus murallas.

Su rico patrimonio permite que el visitante pueda descubrir dentro de las murallas un total de doce casas señoriales , que demuestran la gran relevancia estratégica que tuvo para las diferentes coronas de la península.

Además, su conjunto artístico se completa con el tradicional «pelourinho» portugués , del siglo XVI y de estilo manuelino, que es el poste de piedra que indicaba que una ciudad tenía foro propio y se convertía, por tanto, en lugar de ajusticiamiento.