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48 horas en Oporto, el fin de semana perfecto

La ciudad portuguesa, rodeada de cierta atmósfera decadente, vive ahora una etapa dorada

Mar de Alvear

Ya no es la ciudad que fue. Lejos quedó el aire de pobreza y, aunque perdura cierta atmósfera decadente, Oporto vive ahora una etapa dorada.

Son de visita obligada la catedral así como la Capilla de las Almas y las iglesias de las Carmelitas y ... de Carmo, separadas por la casa del cura, que ocupa tan solo 1,20 m. de fachada. También la Torre de los Clérigos y sus bonitas vistas, tras superar los 230 escalones. Y, por supuesto, la estación de Sao Bento y sus más de 20.000 azulejos que cuentan la historia del país, y el puente de Don Luis I.

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