La ruta de la cerámica en la provincia española que es referencia en Europa
La industria de la cerámica en Castellón, con una larga historia y muchos puntos de interés, forma parte del grupo 'The European Route of Ceramics'
Una de las mejores cerámicas artísticas de Europa nació en esta fábrica española
César Justel
La cerámica tiene su origen en las antiguas culturas neolíticas y en sus recipientes de arcilla -alfarería- para los alimentos. Se han hallado piezas en La Cueva de Petrol (Cabanes) y en la Cueva de la Seda (Castellón). Ánforas de época romana en ... la costa castellonense, y cerámicas islámicas en los restos del Castell Vell, que era el Castellón antiguo (a 7 kilómetros) y fue árabe antes de que se abandonase para fundar el actual en La Plana. En época medieval, Manises, Alcora, Paterna y Onda trabajaban ya la cerámica vidriada y se hacían imágenes y paneles religiosos que hoy están en los museos. Por último, se empezó a emplear como decoración en la construcción, principalmente para revestir las casas.
El momento de esplendor fue en el siglo XVIII. En 1727, en Alcora (donde ya existía antigua tradición de alfares y que siempre fue 'tierra de olleros'), el IX Conde de Aranda montó la Real Fábrica de Loza Fina y porcelana, la primera fábrica industrial de cerámica de Castellón, con una clara influencia francesa que se hizo famosa en Europa. Cerró poco antes de la Guerra Civil y hoy día el edificio se ha rehabilitado. Dentro de cuatro años se celebrará su tercer centenario. Actualmente alberga un Museo de Cerámica de los más importantes de Europa, en el que destacan sus lápidas funerarias del XIX.
En Onda, a principios del XIX, se crearon las primeras fábricas para la producción de azulejos modernistas. En toda la provincia hay ahora muchos centros de producción de azulejos y baldosas, como en Almassora, Vila-Real o Nules. La comarca de La Plana e Italia son referencias europeas.
Este tipo de industria -que llegó a la península por el norte de África con los árabes- es una de las más antiguas de Europa. Una ruta hoy puede pasar por Faenza (Italia), con su Museo Internacional de Cerámica; Limoges (Francia), Delft (Países Bajos), Bolesławiec (Polonia), Gmunden (Austria), Iznik (Turquía), Selb y Höhr-Grenzhausen (Alemania), y Castellón, miembros de The European Route of Ceramics.
En España todo comenzó a finales del XVIII, cuando familias adineradas comenzaron a recubrir sus fachadas con mosaicos. Pero fue el Modernismo lo que propició el aumento de las fábricas de azulejos, sobre todo a final del XIX, el momento del máximo esplendor. La provincia de Castellón -en especial su capital- se colocó en cabeza en la primera década de los años veinte.
Ruta en Castellón
En Castellón, los azulejos más vistosos se destinaron en un principio a la Iglesia y las casas de la nobleza, pero acabaron al alcance del resto de la población. Se revestían no solo fachadas, sino también los patios interiores y las habitaciones, principalmente baños y cocinas. A ello contribuyó que además de vistosos eran baratos.
Hoy día es como si Castellón se hubiera cubierto con una piel cerámica que reluce bajo el sol. Están los espectaculares zócalos en la Capilla de la Sangre (calle Mayor), la llamada Casa de las Cuatro Esquinas (en la calle Enmedio), cuyos dueños eran de origen sevillano y eso se nota; el edificio de Correos (toda una manzana que se salvó milagrosamente de los bombardeos en la guerra); o la llamada Casa de las Cigüeñas (el edificio más modernista de todos, de 1912, cuyos pedestales son en realidad garzas reales).
Y luego están los trece bancos revestidos de azulejos del Parque Ribalta, entre los que destaca el llamado de Los Búhos. Son todos diferentes, aunque los de ahora son reproducciones porque los originales están en el Museo del Azulejo de Onda, fundado en 1968. Sin olvidar el curioso Juego de la Oca en la plaza Huertos Sogueros, junto a la estatua del rey Jaime I, la Casa del Barón de la Pobla (de principios del XVIII y de los más antiguos, el único palacete que se conserva), o el enorme mural histórico de la Plaza Na Violant, detrás de la iglesia de San Vicente, donde se cuenta la historia de la ciudad.
Pistas
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Comer. Tanto en Castellón como en El Grao destacan sus arroces. El restaurante Arre (calle de Antonio Maura, 31) tiene un horno del XVI especializado en carnes a la brasa, que se preparan en huecos en las mismas mesas.
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Dormir. NH Castellon Turcosa en El Grao, con vistas al Mediterráneo.
Habría que añadir a esta lista los numerosos frisos, como los azules de Casa Fabra, los situados en la parte de abajo de balcones, los rótulos que dan nombre a calles (calle Cazadores), vistosos anuncios (la antigua lechería de la calle Antonio Maura) o ladrillos esmaltados (plaza Tetuán).
Hay que destacar también los paneles de azulejos en la Basílica de Nuestra Señora de Lledó, que guarda la milagrosa imagen de la patrona de Castellón, ante la que las jóvenes venían a implorar: «Mare de Déu del Lledó, totes es casen menys jo».
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