Uno de los pueblos más bonitos de España está a 20 kilómetros de Benidorm
Guadalest, bajo un peñasco coronado por un castillo y junto a un embalse del mismo nombre, es uno de los pueblos más visitados de España
El pueblo de Alicante elegido como uno de los destinos costeros más atractivos de Europa
Un jardín secreto en Alicante que los turistas de sol y playa no conocen
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Iniciar sesiónLa carretera que va de la playa a la montaña -por ejemplo, de Altea o Benidorm hasta Guadalest- está llena de casas blancas, de pueblos en cuesta y de extranjeros en bermudas y sonrientes que comen a media mañana. Estamos en la comarca de ... La Marina Baixa, donde hay algunos pueblos con tanta historia como La Nucía, que se constituyó como municipio independiente en 1705. O Guadalest, con su castillo imponente, una de las excursiones más populares para los asiduos a esta costa.
Y es que detrás del triunfo global de Benidorm hay otro éxito enorme: dicen que Guadalest, con 258 habitantes (2022), es uno de los pueblos más visitados de España. Es difícil contar las personas que llegan hasta aquí por su cuenta o en autobús, en una excursión organizada, pero lo cierto es que son muchos, y que por lo tanto el mejor consejo para empezar es madrugar un poco. Un buen plan es llegar a eso de las nueve, aparcar con comodidad, y desayunar mientras abre el castillo, a las diez.
Hay dos Guadalest. El primero es más reciente, con casas construidas en las últimas décadas, cuando el tsunami turístico en Benidorm llegó aquí y se consolidó como una fuente de ingresos. El segundo Guadalest es el turístico, conjunto histórico-artístico desde 1974, el peñasco coronado por un castillo y abrazado en la base por lo que era el arrabal y hoy son casas, museos y tiendas conservadas con mimo, al contrario que en otros lugares de la costa, sin ningún estropicio evidente.
El arrabal tiene dos calles, la del Sol y la del Aire, que, a primera hora o fuera de temporada alta, son rincones apacibles, mientras se escucha el trajín de la apertura de los negocios. Un pequeño túnel bajo la montaña nos conduce a la parte con más historia de Guadalest, y a la entrada del castillo de San José, que fue conquistado a los musulmanes por Jaime I (1208-1276) y fortificado durante el reinado de Pedro IV, en el siglo XIV. Luego, fue (casi) destruido por los terremotos (1644) y la Guerra de Sucesión (1708), aunque aún quedan varios lienzos de muralla, la cisterna y la torre del homenaje.
Los turistas recorren la plaza del arrabal, fotografían el embalse (construido en 1971) que lleva el mismo nombre del pueblo, bellísimo, con un tono del agua de una luminosidad intensa. Y luego entran al castillo por la Casa Orduña, construida por esta familia vasca después del gran terremoto de 1644. Los Orduña actuaron durante casi trescientos años como alcaides de la fortaleza y gobernadores del marquesado. En el paseo por la casa hay lienzos y muebles de aquella época.
El castillo de San José tiene su origen en el siglo XI, aunque los restos que se conservan son del siglo XII. Una vez en su interior se entiende su aspecto más peculiar: la fortaleza alberga la villa entera, incluido el cementerio. Todo el pueblo formaba parte de su estructura, rodeada a su vez de montañas. En frente están los restos del Castillo de la Alcozaiba, también del siglo XI, un recinto que era prácticamente inexpugnable, con un complicado acceso (no se puede visitar) del que sólo queda una torre en ruinas.
Además de la visita histórica, en el pueblo se han abierto en los últimos años varios pequeños museos que podrían calificarse como curiosos. Entre ellos, el de miniaturas, con piezas como la Torre Eiffel dentro del ojo de una aguja o la Maja desnuda, de Goya, pintada en el ala de una mosca. Hay también un museo etnológico o una colección de casitas de muñecas. ¿Es éste el pueblo de los museos raros?
Nísperos y fuentes
De vuelta a la playa podemos tomar esta vez la carretera que pasa por Callosa d'en Sarrià y -tres kilómetros más allá- por las Fuentes del Algar. En pleno verano (julio y agosto) no es una idea aconsejable. Nos veremos arrastrados por un probable atasco y un difícil acceso a la ruta de 1,5 km de longitud a lo largo del cauce del río Algar y sus cascadas. Una vez pasado el frenesí de la temporada alta (oficialmente dura hasta el 12 de octubre) y mejor si no es en fin de semana, puede ser una buena opción tanto el paseo como el baño en las siete zonas habilitadas a tal efecto.
La carretera que pasa por Callosa d'en Sarrià depara otra sorpresa: los cultivos de nísperos, tapados por mallas para resguardarlos del viento. Unos kilómetros más allá vuelve el azul del mar y los reinos del verano en Alicante: Denia, Altea o Benidorm: siempre sus rascacielos en el horizonte.
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